Las letras latinoamericanas tienen vida propia. Son dueñas de un alma que lleva impregnados los dolores y dificultades de los pueblos americanos. La pluma de los latinoamericanos ha traspasado fronteras, llevando a regiones muy distantes, la esencia de estos pueblos conquistados una mil veces, por mil potencias distintas. Desde la colonización hasta las dictaduras militares más contemporáneas, el escritor americano es un reflejo de sus pueblos. Grandes nombres como el de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Jorge Luis Borges, han quedado marcados en la historia de las letras universales, originando miles de curiosidades sobre la literatura. En esta oportunidad hemos querido revelarte en las frases de Roberto Bolaño, la personalidad y genio de este chileno.

Hijo de un camionero y boxeador, y una maestra, Roberto Bolaño nació en Santiago de Chile en el año 1953. Pasó su infancia en Valparaiso, Viña del Mar y la provincia del Biobío, perteneciente a una clase social media baja, en la que no tuvo ningún acceso directo al mundo de las letras. En 1968, motivados por su madre, la familia se trasladó a México, donde Bolaño sería testigo de muchas vivencias que luego relataría en su obra. Es en el Distrito Federal mexicano donde empieza a gestarse su carrera de escritor. Algunas de las frases de Roberto Bolaño que veremos a continuación, nos revelan una personalidad de auténtica rebeldía, que lo llevó siempre por los caminos más intrincados.

A sus dieciséis años decidió romper con todo el orden estructural que había en su vida, desde su relación con sus padres hasta sus estudios secundarios. Bolaño, que ya era un lector voraz, se dedicó a leer y escribir a tiempo completo, devorando desde literatura mexicana y thriller policiales, hasta las obras más clásicas de Horacio. Durante esta época fue un asiduo visitante y colaborador de la Biblioteca Pública de la capital mexicana. Tuvo después, un breve regreso a Chile, en el que pretendió colaborar en el gobierno de Salvador Allende.

Fue en 1977 cuando tomó la decisión definitiva de emigrar a España, donde finalmente murió a la joven edad de 50 años, padeciendo cáncer hepático, el 15 de julio del 2003. En Frases de la vida queremos descubrir junto a ti las frases de Roberto Bolaño más emblemáticas, y en las que encontramos respuesta a por qué esta considerado uno de los grandes genios de la literatura latinoamericana.

70 frases inolvidables de Roberto Bolaño

1. «Escribir no es normal. Lo normal es leer y lo placentero es leer; incluso lo elegante es leer. Escribir es un ejercicio de masoquismo; leer a veces puede ser un ejercicio de sadismo, pero generalmente es una ocupación interesantísima.» En esta frase Bolaño revela que el ejercicio de la escritura no es lo común, y que en la mayoría de los casos resulta incluso doloroso.

2. «La literatura se parece mucho a las peleas de los samuráis, pero un samurái no pelea contra otro samurái; pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tiene el valor sabiendo previamente que va a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura.» Otra de las frases de Roberto Bolaño que nos refleja el simbolismo con el que entendía el oficio de escritor.

3. «Ser escritor no es agradable. No, agradable no es la palabra. Es una actividad que no carece de momentos muy divertidos, pero conozco otras actividades aun más divertidas. Ser atracador de bancos, por ejemplo. O director de cine. O gigoló. O ser niño otra vez y jugar en un equipo de fútbol más o menos apocalíptico. Desafortunadamente el niño crece, al atracador lo matan, el director se queda sin dinero y el gigoló enferma, y entonces ya no te queda más alternativa que escribir.» Para este chileno, escribir se transformó en un camino sin retorno, sin reversa y sin opción.

4. «Yo decidí ponerme a escribir a los 16 en México, y además en un instante de ruptura total, con la familia, con todo, como se hacen estas cosas.» Entre las frases de Roberto Bolaño, esta destaca, pues refleja el espíritu de rebeldía que lo llevó a hacer de la pluma su único camino para afrontar la vida.

5. «En Latinoamérica se piensa en los escritores como elementos subversivos o maricones, drogadictos y mentirosos. En el fondo, probablemente sea eso lo que somos.» Con un espíritu irreverente, osado y simpatizante con las tendencias de izquierda, Bolaño definía de esta forma a los intelectuales del continente, incluyéndose entre ellos.

6. «Chile es un país en donde ser escritor y ser cursi es casi lo mismo.» Una de las frases de Roberto Bolaño en la que expresa la idiosincrasia de su país, con respeto a la literatura y su ejercicio.

7. «A un aspirante a escritor le daría el consejo que nos dábamos los jóvenes infrarrealistas en México. Cuando teníamos 20, 21 años, teníamos un grupo poético, y éramos jóvenes, maleducados y valientes. Nos decíamos: vivir mucho, leer mucho y follar mucho.» Déjenlo todo, nuevamente láncese a los caminos, era el manifiesto del movimiento poético infrarrealista, que el chileno fundó junto a otros poetas mexicanos. Esta frase nos revela su base estructural.

8. «El humor es algo parecido a la felicidad, a la revolución y al amor.» Una de las frases de Roberto Bolaño que revela su carácter y personalidad.

9. «En el fondo, la parodia, sólo disfraza el deseo enorme de ponerse a llorar.» Cargada de profunda filosofía y sensibilidad, esta es de las frases de Roberto Bolaño que más sensibiliza a los lectores.

10. «Yo no me siento el mejor narrador chileno, ni siquiera me preocupa eso. A mi lo único que me interesa en el momento de escribir es hacerlo con una mínima decencia, que no me avergüence al cabo de un tiempo de lo que he escrito, no lanzar palabras al vacío.» Una de sus frases más geniales, nos refleja la auténtica personalidad de un genio que, precisamente por no aspirar a serlo, termina convirtiéndose en uno de los más grandes de las letras del continente.

Más Frases de Roberto Bolaño

11. En una palabra: lo mejor es la experiencia. No le diré que la experiencia no se obtenga en el trato constante con una biblioteca, pero por encima de la biblioteca prevalece la experiencia.

12. ¿Qué somos? Me preguntaste una semana o un año después, ¿Hormigas, abejas, cifras equivocadas en la gran sopa podrida del azar? Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros, héroes públicos y secretos.

13. Me subo a la moto y atravieso las calles en donde gente más extraña que tú y que yo se prepara para pasar un sábado divertido, un sábado a la altura de sus expectativas, es decir un sábado triste y que no llegará jamás a encarnarse en lo que fue soñado, planeado con minuciosidad, un sábado como cualquier otro, es decir un sábado peleón y agradecido, bajito de estatura y amable, vicioso y triste.

14. Dijo que existían serpientes que se mordían la cola. Dijo que incluso había serpientes que se tragaban enteras y que si uno veía a una serpiente en el acto de autotragarse más valía salir corriendo pues al final siempre ocurría algo malo, como una explosión de la realidad.

15. Y eso que era un cabrón confiado. A los quince años todos somos confiados. -Yo no confiaba ni en mi madre. – ¿Cómo que no confiabas ni en tu madre? Con la madre no se juega. -Precisamente por eso.

16. ¿Cómo reconocer una obra de arte? ¿Cómo separarla, aunque sólo sea un momento, de su aparato crítico, de sus exégetas, de sus incansables plagiarios, de sus ninguneadores, de su final destino de soledad? Es fácil. Hay que traducirla.

17. Todo político con poder, en materia de arte es como una perdiz monstruosa, gigantesca, capaz de aplastar montañas con sus saltitos, mientras que todo político sin poder es sólo como un cura de pueblo, una perdiz de tamaño natural.

18. ¿Qué le hubiera gustado ser si no hubiera sido escritor? -Me hubiera gustado ser detective de homicidios, mucho más que ser escritor. De eso estoy absolutamente seguro. Un tira de homicidios, alguien que puede volver solo, de noche, a la escena del crimen, y no asustarse de los fantasmas.

19. La soledad sí que es capaz de generar deseos que no se corresponden con el sentido común o con la realidad.

20. Sólo intento contar una historia y tal vez comprender los resortes ocultos de esta, aquellos que en su momento no vi y que ahora me pesan.

21. Siempre quise ser un escritor político, de izquierda, claro está, pero los escritores políticos de izquierda me parecían infames.

22. Si hubiera podido escoger, probablemente ahora sería un caballero rural belga, de salud de hierro, solterón, asiduo a burdeles de Bruselas, lector de novelas policiales, y que derrocharía, con sentido común una riqueza acumulada durante generaciones.

23. De un escritor como Günter Grass uno puede esperar una obra maestra hasta en el lecho de muerte, aunque por ahora todo parece indicarnos que Mi Siglo (Alfaguara) será el penúltimo de sus grandes libros.

24. A la hora de la verdad todo esta escrito. A eso los pinches griegos lo llamaban destino.

25. También, como Bukowski, sus novelas son notablemente inferiores a sus cuentos.

26. No tengo claro hasta qué punto Enrique Lihn es reconocido en Chile. Lo que sí tengo clarísimo es que Lihn es un poeta mayor del siglo XX en nuestra lengua.

27. Nunca hay demasiados libros. Hay libros malos, malísimos, peores, etcétera, pero nunca demasiados.

27. Los que tienen el poder (aunque sea por poco tiempo) no saben nada de literatura, sólo les interesa el poder. Y yo puedo ser el payaso de mis lectores, si me da la real gana, pero nunca de los poderosos. Suena un poco melodramático. Suena a declaración de puta honrada. Pero, en fin, así es.

28. En París es distinto. La gente se aleja, la gente se va empequeñeciendo, y uno tiene tiempo, aunque no quiera, de decirle adiós. En África no, allí la gente habla, te cuenta sus problemas, y luego una nube de humo se los traga y desaparece, como desapareció Belano aquella noche, de golpe.

29. La situación era incómoda y sin embargo a los pocos segundos noté con espanto que mi naturaleza, divorciada de mi intelecto, de mi alma, incluso de mis peores deseos, endurecía mi verga hasta un límite imposible de disimular.

30. Nadie le exige a Balzac que sea Stendhal. A Balzac sólo se le exige que sea Dios.

31. No sé si se entenderá el término caer por su propio peso; imaginen una estatua hecha de mierda que se hunde lentamente en el desierto: bueno, eso es caer por su propio peso.

32. …algo razonable y visionario, un ejercicio de inteligencia, de aventura y tolerancia. Si la literatura no es esto más placer ¿qué demonios es?

33. ¿Cómo es el paraíso? -Como Venecia, espero, un lugar lleno de italianas e italianos. Un sitio que se usa y se desgasta y que sabe que nada perdura, ni el paraíso, y que eso al fin y al cabo no importa.

34. Pero el sol tiene su utilidad, eso a nadie con dos dedos de frente se le escapa, dijo Seaman. De cerca es el infierno, pero de lejos es útil y hermoso, sólo un vampiro sería incapaz de reconocerlo.

35. Mi única patria son mis dos hijos, Lautaro y Alexandra. Y tal vez, pero en segundo plano, algunos instantes, algunas calles, algunos rostros o escenas o libros que están dentro de mí y que algún día olvidaré, que es lo mejor que uno puede hacer con la patria.

36. La ambulancia está tardando, dijo uno de ellos. Ya mero llega, dijo el policía. Bueno, dijo uno de los ejecutivos, usted se encarga de todo, ¿Verdad? El policía dijo sí, cómo no, y se guardó el par de billetes que le tendió el otro en el bolsillo de su pantalón reglamentario.

37. Pocos son los escritores que renuncian. Jugamos a creernos inmortales. Nos equivocamos en el juicio de nuestras propias obras y en el juicio siempre impreciso de las obras de los demás. Nos vemos en el Nobel, dicen los escritores, como quien dice: nos vemos en el infierno.

38. Luego todo se convirtió en una sucesión de hechos concretos o de nombres propios o de verbos o de capitulos de un manual de anatomia deshojado como una flor, interrelacionados caoticamente entre si.

39. Viejo puto mamón de las almorranas de su puta madre, le vi la mala fe desde el principio, en sus ojillos de mono pálido y aburrido, y me dije este cabrón no va a dejar pasar la oportunidad de escupirme, hijo de su chingada madre.

40. Pero yo no le vi la cara, sólo su sombra que atravesaba el local. Una sombra sin metáforas, vacía de imágenes, una sombra que sólo era una sombra y que con eso tenía más que suficiente.

41. Me lo paso por los huevos el tabaco cubano, dijo Labarca, casi sin inmutarse. ¿Cómo dice, compañero?, dijo el inspector. Que me vale madres el tabaco cubano, donde arda un Delicados que se apaguen los demás.

42. 23 de diciembre Hoy no paso nada. Y si pasó algo es mejor callarlo, pues no lo entendí.

43. Es decir la literatura de Allende es mala, pero está viva, es anémica, como muchos latinoamericanos, pero está viva. No va a vivir mucho tiempo, como muchos enfermos, pero ahora está viva.

44. Todo el Realismo Visceral era una carta de amor, el pavoneo demencial de un pájaro idiota a la luz de la luna, algo bastante vulgar y sin importancia.

45. La libertad es como un número primo.

46. Belano, le dije, el meollo de la cuestión es saber si el mal (o el delito o el crimen o como usted quiera llamarle) es casual o causal. Si es causal, podemos luchar contra él, es difícil de derrotar pero hay una posibilidad, más o menos como dos boxeadores del mismo peso. Si es casual, por el contrario, estamos jodidos. Que Dios, si existe, nos pille confesados. Y a eso se resume todo.

47. Me parece una mala escritora, simple y llanamente, y llamarla escritora es darle cancha. Ni siquiera creo que Isabel Allende sea una escritora, es una escribidora.

48. En este sentido una metáfora es como un salvavidas. Y no hay que olvidar que hay salvavidas que flotan y salvavidas que caen a plomo hacia el fondo. Eso conviene no olvidarlo jamás.

49. De la posibilidad de que cuando la novela despierte de su sueño de hierro, el cuento siga allí.

50. Hay suicidios que son obras maestras.

51. Los muertos son una mierda. – ¿Cómo que son una mierda? – Lo único que hacen es joderle la paciencia a los vivos.

52. Las mujeres son putas asesinas, Max, son monos ateridos de frío que contemplan el horizonte desde un árbol enfermo, son princesas que te buscan en la oscuridad, llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir. En el equivoco vivimos y planeamos nuestros ciclos de vida.

53. Lo brutal siempre es la muerte. Ahora y hace años y dentro de unos años: lo brutal siempre es la muerte.

54. Ay, las casualidades -dijo Quim respirando a pleno pulmón, como el titán de la calle Revillagigedo-, valen verga las casualidades.

55. Y que desde entonces no había hecho otra cosa sino caer, una de esas caídas interminables y mexicanas, es decir una caída pespunteada de tanto en tanto por una risa en sordina, por un disparo en sordina, por un quejido en sordina. ¿Una caída mexicana?

56. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.

57. Exagerar es una forma de admirar cortésmente.

58. Pero yo prefiero callar, decía, no tiene sentido añadir a este dolor más dolor o añadir al dolor tres enigmas diminutos. Como si el dolor no fuera suficiente enigma o como si el dolor no fuera la respuesta (enigmática) de todos los enigmas.

59. Asesino o detective: no hay otra elección para un hombre.

60. Supe entonces, con humildad, con perplejidad, en un arranque de mexicanidad absoluta, que estábamos gobernados por el azar y que en esa tormenta todos nos ahogaríamos, y supe que sólo los más astutos, no yo ciertamente, iban a mantenerse a flote un poco más de tiempo.

61. Las metáforas son nuestra manera de perdernos en las apariencias o de quedarnos inmóviles en el mar de las apariencias.

62. Me conmueven los lectores a secas, los que aún se atreven a leer el Diccionario filosófico de Voltaire, que es una de las obras más amenas y modernas que conozco. Me conmueven los jóvenes de hierro que leen a Cortázar y a Parra, tal como los leí yo y como intento seguir leyéndolos. Me conmueven los jóvenes que se duermen con un libro debajo de la cabeza. Un libro es la mejor almohada que existe.

63. En este país siempre hemos confundido lucidez con terquedad, ¿no le parece? Creemos ser lúcidos, pero en realidad somos tercos. En este sentido, Kelly era muy mexicana. Era terca y obstinada.

64. La miré sin comprender, aunque como un nadador solitario y exhausto la verdad poco a poco se fue abriendo paso en el mar negro de mi ignorancia.

65. Así que todo nos traiciona, incluida la curiosidad y la honestidad y lo que bien amamos. Sí, dijo la voz, pero consuélate, en el fondo es divertido.

66. ¿Y en quién confía usted?- le pregunto Morini. -En la gente que come cuando tiene hambre, supongo -dijo el desconocido.

67. Yo no creo en el exilio, sobre todo no creo en el exilio cuando esta palabra va junto a la palabra literatura.

68. Yo nunca llevo la contraria.

69. …en la naturaleza de la poesía borgeana hay inteligencia y también valentía y desesperanza, es decir lo único que incita a la reflexión y que mantiene viva una poesía.  

70. En realidad nunca dejamos de ser niños, niños monstruosos llenos de pupas y de varices y de tumores y de manchas en la piel, pero niños al fin y al cabo, es decir nunca dejamos de aferrarnos a la vida puesto que somos vida.

Roberto Bolaño fue un hombre que, de un entorno humilde y sin mayores posibilidades académicas, se forjó a si mismo como un autodidacta y uno de los escritores más grandes del siglo. Obras como Amuleto, Nocturno de Chile, Una novelita lumpen, La Literatura Nazi en América, Detectives Salvajes, obra que consolidó su carrera literaria, ganando el Premio Herralde de Novela en 1998, y el Premio Rómulo Gallegos en 1999, así como 2666, su más grande obra póstuma, son muestra del trabajo de un hombre de letras que trascendió fronteras, y que llegó a afirmar en una frase sublime, «Mi patria es mi hijo y mi biblioteca».