Santa Teresa de Jesús, también conocida como Santa Teresa de Ávila, fue una religiosa del siglo XVI que fundó la Orden de los Carmelitas Descalzos. Santa Teresa alcanzó la cumbre de la mística cristiana y por ello fue proclamada doctora de la iglesia católica, la primera mujer en ser reconocida de esta manera. Debido a su importancia histórica, en Frases de la Vida nos disponemos a compartir contigo un seguido de frases de Teresa de Jesús que revelan la profundidad de su pensamiento y la sabiduría alcanzada por la monja.
La juventud de Santa Teresa está marcada por una enfermedad que le hacía padecer desmayos y otras molestias, incluso llegó a tener convulsiones y permaneció en un estado de coma por cuatro días que la dejó paralítica por algunos años. A los 27 años, Jesucristo se le reveló, según su propio testimonio, y unos años más tarde se convirtió definitivamente al cristianismo. A los 43 años tuvo su primer rapto y una visión del infierno. Desde entonces, se dice que mantuvo comunicación con la divinidad, que le otorgó la gracia de conocer secretos del cielo y de presentir el porvenir.
Cabe señalar que aunque Santa Teresa fue y sigue siendo venerada por el misticismo que rodea su vida, su obra sigue siendo desconocida para un amplio público; su carácter transgresor queda perpetuado en sus escritos, de gran valor espiritual, menospreciados durante varios siglos debido a la censura que frenó el reconocimiento de los aportes de mujeres a la vida espiritual de la iglesia. Sin más dilación, te ofrecemos la recopilación de las mejores frases de Teresa de Jesús.
70 Frases de Teresa de Jesús | La patrona de los escritores
1. Está claro que hemos menester trabajar mucho, y ayuda mucho tener altos pensamientos para que nos esforcemos a que lo sean las obras.
2. Son gran cosa las letras para dar en todo luz. Será posible hallar lo uno y lo otro junto en algunas personas.
3. Vida, ¿qué puedo yo darle a mi Dios que vive en mí, si no es el perderte a ti, para merecer ganarle? Quiero muriendo alcanzarle, pues tanto a mi Amado quiero, que muero porque no muero.
4. Dichoso el corazón enamorado que en sólo Dios ha puesto el pensamiento; por él renuncia todo lo criado, y en él halla su gloria y su contento.
5. La vida terrena es continuo duelo: vida verdadera la hay sólo en el cielo.
6. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta.
7. Si en medio de las adversidades persevera el corazón con serenidad, con gozo y con paz, esto es amor.
8. Es para mí una alegría oír sonar el reloj: veo transcurrida una hora de mi vida y me creo un poco más cerca de Dios.
9. Procuro siempre hacer muchos actos de amor, porque encienden y enternecen el alma.
10. Si Satanás pudiera amar, dejaría de ser malvado.
11. Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda.
12. Lee y conducirás, no leas y serás conducido.
13. Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.
14. Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados… tener a todos por mejores que nosotros.
15. El amor perfecto tiene esta fuerza: que olvidamos nuestro contento para contentar a quienes amamos.
16. Vivir la vida de tal suerte que viva quede en la muerte.
17. De devociones absurdas y santos amargados, líbranos, Señor.
18. La vida es una mala noche en una mala posada.
19. Sólo el amor es el que da valor a todas las cosas.
20. He cometido el peor de los pecados, quise ser feliz.
21. Entendamos que Ssu Majestad es Él, él que está en el Santísimo Sacramento. Mas que le vean descubiertamente y comunicar sus grandezas y dar de sus tesoros, no quiere sino a los que entiende que mucho desean, porque estos son sus verdaderos amigos.
22. El verdadero amante en todas partes ama y siempre se acuerda del amado.
23. No hay que menester alas para ir a buscar a Dios, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí.
24. El amor mundano apega a esta vida; el amor divino por la otra suspira.
25. Tu deseo sea de ver a Dios; tu temor, si le has de perder; tu dolor, que no le gozas, y tu gozo, de lo que te puede llevar allá, y vivirás con gran paz.
26. La verdad padece, pero no perece.
27. Guíe su Majestad por donde quisiere. Ya no somos nuestros, sino suyos.
28. Si no hemos perdonado nosotros, demos sentencia contra nosotros, que no merecemos perdón.
29. Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces acertamos.
30. Hay que agotar todos los esfuerzos antes de quejarse.
31. Mire yo a mi Amado y mi Amado a mí; mire El por mis cosas y yo por las suyas.
32. No le parece que ha de haber cosa imposible a quien ama.
33. No me vendo, es el único lujo de los pobres.
34. No son buenos los extremos aunque sea en la virtud.
35. Pocos son los que se tienen por desgraciados, si no es comparándose con los más dichosos.
36. No contemples las faltas de los otros, sino sus virtudes, y piensa en tus propios defectos y debilidades.
37. Tristeza y melancolía no las quiero en casa mía.
38. La tierra que no es labrada llevará abrojos y espinas aunque sea fértil; así es el entendimiento del hombre.
39. Considero yo muchas veces, Cristo mío, cuan sabrosos y cuan deleitosos se muestran vuestros ojos a quien os ama, y vos, bien mío, queréis mirar con amor.
40. ¡Cuan triste es, Dios mío, la vida sin ti!
41. ¿Quién no temerá habiendo gastado parte de la vida en no amar a su Dios?
42. ¡Oh Señor y verdadero Dios mío! Quien no os conoce, no os ama.
43. El amor de Dios es el árbol de la vida en medio del paraíso terrenal.
44. El amor de Dios se adquiere resolviéndonos a trabajar y a sufrir por él.
45. El que quiere conseguir todo debe renunciar a todo.
46. El amor de Dios no ha de ser fabricado en nuestra imaginación, sino probado por obras.
47. En la cruz esta la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo.
48. Sin ti, Dios eterno, ¿Quien puede vivir?
49. Fuiste por amor criada hermosa, bella, y ansía en mis entrañas pintada, si te pierdes, mi amada, alma, buscarte has en mí.
50. Las cosas de este mundo son tan vanas que parecen juegos de niños.
51. Tener gran confianza… Quiere su majestad y es amigo de ánimas animosas, como vayan con humildad y ninguna confianza en sí.
52. Mira que el amor es fuerte, vida, no me seas molesta; mira que sólo te resta, para ganarte, perderte.
53. Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos; mas no se da a sí del todo hasta que nos damos del todo.
54. Parezcámonos en algo a nuestro Rey, que no tuvo casa, sino en el portal de Belén adonde nació y la cruz adonde murió.
55. Quienes de veras aman a Dios, todo lo bueno aman, todo lo bueno favorecen, todo lo bueno lo dan, con los buenos se juntan siempre y los favorecen y defienden.
56. Tengo experiencia en lo que son muchas mujeres juntas. ¡Dios nos libre!
57. Quien no amare al prójimo no os ama, Señor mío.
58. Es imposible… Tener ánimo para cosas grandes, quien no entiende que está favorecido de Dios.
59. La mejor manera de descubrir si tenemos el amor de Dios es ver si amamos a nuestro prójimo.
60. Harta misericordia nos hace a todos los que quiere Su Majestad.
61. Darse del todo al Todo, sin hacernos partes.
62. Siempre he visto en mi Dios harto mayores y más crecidas muestras de amor de lo que yo he sabido pedir ni desear.
63. En cuanto empecé a caer en la cuenta de la pérdida que había sufrido, comencé a entristecerme sobremanera; entonces me dirigí a una imagen de Nuestra Señora y le rogué con muchas lágrimas que me tomase por hija suya.
64. Quizás no sabemos qué es amar, y no me espantaré mucho; porque no está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear en todo a Dios y procurar en cuanto pudiéremos, no ofenderle.
65. La única razón que encuentro para vivir, es sufrir y eso es lo único que pido para mí.
66. Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que si no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos.
67. Es gran bien tener deseos, ya que no pueden ser grandes las obras.
68. La perfección verdadera es amor de Dios y del prójimo.
69. ¡Ay que larga es esta vida! ¡qué duros estos destierros! ¡esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida! Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, que me muero porque no muero.
70. Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero.
¿Conocías alguna de estas frases de Teresa de Jesús? ¿Conoces a otras mujeres que hayan enriquecido la vida espiritual de las personas? ¿Crees que las enseñanzas de Teresa de Ávila sobre el amor y la muerte pueden ser retomados por personas no religiosas? Recuerda pasar a la sección de comentarios, nos encantaría leer tus respuestas e impresiones.