Los poemas de amor de Sor Juana Inés de la Cruz nos presentan el alma desnuda de una mujer que supo poner sentimientos sobre el papel de una forma estremecedora. Poeta, escritora y filósofa en un México antiguo, su pluma supo abrirse paso hacia la inmortalidad. A continuación te compartimos cinco preciosos ejemplos que condensan lo más lindo de la poesía amorosa de Sor Juana Inés de la Cruz. ¿Nos acompañas? Pues, ¡Empecemos!
¿Quién fue Sor Juana Inés de la Cruz?
Antes de hablar de los poemas de amor de Sor Juana Inés de la Cruz, es necesario conocer un poco más sobre su perfil. Sor Juana Inés de la Cruz, también conocida como la Décima Musa, fue una destacada poeta, escritora y filósofa del siglo XVII en México. Nació el 12 de noviembre de 1651 en San Miguel Nepantla, una pequeña localidad cercana a la Ciudad de México. Desde una edad temprana, apareció un enorme talento y una pasión por el conocimiento, lo que la llevó a buscar la educación en un entorno dominado por hombres.
Sor Juana Inés de la Cruz ingresó a la vida religiosa a la edad de 16 años y se convirtió en monja en el convento de las Carmelitas Descalzas de San José en la Ciudad de México. Fue en este ambiente donde encontró la libertad intelectual para desarrollar su amplio conocimiento en diversas áreas, desde poesía y retórica hasta música y ciencias naturales. Los poemas de Sor Juana Inés de la Cruz y sus obras literarias en general, abordaron temas como el amor, la identidad, la religión y la condición de la mujer, desafiando las normas sociales y explorando cuestiones filosóficas y teológicas. A continuación podrás leer algunos de los más lindos poemas de amor de Sor Juana Inés de la Cruz.
La más linda poesía amorosa de Sor Juana Inés de la Cruz
1. Amor empieza por desasosiego
El primero de los poemas de amor de Sor Juana Inés de la Cruz que queremos compartirte, es esta profunda visión sobre el amor, la pasión y sus propios demonios.
«Amor empieza por desasosiego,
solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos;
susténtase de llantos y de ruego.
Doctrínanle tibiezas y despego,
conserva el ser entre engañosos velos,
hasta que con agravios o con celos
apaga con sus lágrimas su fuego.
Su principio, su medio y fin es éste:
¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío
de Celia, que otro tiempo bien te quiso?
¿Qué razón hay de que dolor te cueste?
Pues no te engañó amor, Alcino mío,
sino que llegó el término preciso.»
2. Hombres necios que acusáis
He acá un genial ejemplo de la poesía amorosa de Sor Juana Inés de la Cruz, que marca su actitud disruptiva y desafiante a los convencionalismos sociales de la época.
«Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.»
3. Con el dolor de la mortal herida
Uno de los mejores poemas de amor de Sor Juana Inés de la Cruz es Con el dolor de la herida mortal. Se trata de un ejemplo de la poesía amorosa de Sor Juana Inés de la Cruz que revela el dolor, la intensidad y la pena que puede llegar a sentir un corazón enamorado.
«Con el dolor de la mortal herida,
de un agravio de amor me lamentaba,
y por ver si la muerte se llegaba
procuraba que fuese más crecida.
Toda en el mal el alma divertida,
pena por pena su dolor sumaba,
y en cada circunstancia ponderaba
que sobraban mil muertes a una vida.
Y cuando, al golpe de uno y otro tiro
rendido el corazón, daba penoso
señas de dar el último suspiro,
No sé con qué destino prodigioso
volví a mi acuerdo y dije: qué me admiro?
Quién en amor ha sido más dichoso?»
4. En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
Avanzamos en los mejores poemas de amor de Sor Juana Inés de la Cruz con estas palabras que resultan intensas, provocativas y originales.
«En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.»
5. Éste que ves, engaño colorido
Esta propuesta que te traemos se cuenta entre nuestros favoritos de los poemas de amor de Sor Juana Inés de la Cruz. Es un poema cargado de filosofía y de la forma particcular de la autora de ver la vida.
«Éste que ves, engaño colorido,
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.»
Los poemas de amor de Sor Juana Inés de la Cruz la confirman como una de las voces más importantes de la literatura en lengua española y su legado continúa inspirando a generaciones de escritores y pensadores hasta el día de hoy. Si te gusta el universo de la literatura, te invitamos a que no te pierdas estos libros situados en países hispanos. ¡Seguro encontrarás tu favorito!