Escribir es una de las artes creativas más libres que puede experimentar el hombre. Dejar volar su imaginación a través de las épocas… saltar a un pasado remoto o imaginar un futuro lejano son posibilidades que en el papel se mueven con absoluta destreza. Lo mismo pasa con los personajes, que solo están limitados por la voluntad y los deseos de su creador. Escribir una novela no es tarea fácil. Requiere de gigantescas dosis de imaginación, de libertad de pensamiento, de constancia, disciplina y visión, e incluso de un poco de estructura. A continuación queremos presentarte los principales consejos que nos aporta Josep Cornadó sobre uno de los procesos más importantes de una novela: la elección del título.

Y es que si nos ponemos a pensar en la actitud del lector, coincidiremos todos en un aspecto: el título de la obra es determinante en su consideración. Es el primer elemento que nos llama la atención, que nos engancha, que nos despierta el deseo de saber más. Si bien hay excelentes obras con títulos insignificantes, si logras acertar con la selección del tuyo, ten por seguro que la visibilidad de tu novela aumentará. Veamos entonces estos consejos clave.

Los principales 5 consejos para acertar con el título de tu novela

1. El nombre del protagonista

El primero de los consejos que nos ofrece Josep Cornadó para titular tu novela, es el de considerar el propio nombre del protagonista. Por supuesto, esto solo aplica a aquellos textos que estén muy centrados en un personaje, más que en un contexto. Que lo que se narre sea fundamentalmente la existencia vital de esa persona. Entonces, a medida que el lector avance en las páginas, se irá consolidando su empatía con ese protagonista.

Algunos escritores a lo largo de la historia han utilizado los nombres directos de sus personajes, mientras que otros han incorporado ciertas variaciones. Algunos ejemplos de ello son novelas como David Copperfield, de Charles Dickens; Silas Marner, de George Eliot; Ethan Frome, de Edith Wharton. O incluso referencias como La señora Dalloway, de Virginia Woolf; Madame Bovary, de Gustave Flaubert, y Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos.

2. El lugar donde sucede la acción

Otro de los consejos para titular de Josep Cornadó, que podrían aplicar a tu novela, es el uso del lugar en el que se suceden la mayoría de las acciones. Se trata de una herramienta medianamente frecuente, que ayuda a conectar con el lector usando el contexto como puente. Si tu novela no se focaliza en un solo personaje o trama, sino que tiene múltiples visiones, personajes y argumentos internos diversos, titular con el lugar suele ser una buena idea. Algunos ejemplos de ello son obras como Middlemarch, de George Eliot; Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson; y Las crónicas de Cranford, de Elizabeth Gaskell.

3. Practica la sutilidad

Uno de los errores más comunes en los escritores que recién inician su carrera en el mundo de las letras, es ornamentar demasiado los textos. Pues debes saber que en la mayoría de las ocasiones, menos es más. Las personas que leen no buscan perderse en demasiados adjetivos y descripciones obvias. Más bien buscan historias reales, profundas, intensas y que generen impacto. Y esta premisa debe ser aplicada al título, que no es más que un abreboca, un anuncio de lo que está por venir en esas páginas. Así que apuesta a la sutileza y evita títulos demasiado explicativos y largos.

4. Título en una palabra

Josep Cornadó también sugiere, por supuesto, siempre que la obra lo permita, probar con la titulación en una sola palabra. Sin duda que es todo un reto, pues plantea condensar el concepto, la historia, la esencia de todo el libro en una única expresión. Sin embargo, si se logra bien, podrás haber dado con un título realmente excelente. ¿Algunos ejemplos? Nada, de Carmen Laforet; Hambre, de Knut Hamsun; Niebla, de Miguel Unamuno; Helada, de Thomas Bernhard. Recuerda que en todos los casos, parte fundamental del éxito en este proceso es hacer una lluvia de ideas, en la que consideres todas las opciones que se te ocurran, e incluso puedas debatirlas con tus amigos y personas más cercanas.

5. Usar canciones o refranes

Aunque no es una de las alternativas más comunes, hay obras para las cuales encaja a la perfección. El nombre de una canción famosa y fácil de identificar por la mayoría de tu público. O incluso un refrán popular que ilustre de manera directa lo que pasa en esas páginas. Se trata de un juego de asociaciones que puede funcionar muy bien, y que vemos en obras como La marcha Radetzky, de Joseph Roth. En Norwegian Wood (traducida al castellano como Tokio blues), de Haruki Murakami. Y también en La sonata a Kreutzer, de Lev Tolstói.

En definitiva, lo que Josep Cornadó concluye es que el título, al igual que la escritura de la novela en general, es un viaje creativo y libre, en el que el único límite es la imaginación.