Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida (1836-1870), más conocido por el nombre Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta nacido en Sevilla, España. Por su estilo literario es considerado un romántico tardío y sus obras más populares, Rimas y Leyendas, continúan cautivando a los lectores contemporáneos. Por ello, en Frases de la Vida hemos seleccionado las más bellas frases de Bécquer.

Las primeras composiciones que aparecieron en Rimas estuvieron inspiradas por la musa que enamoró al poeta: Julia Espín, una cantante de ópera con quien no pudo concretar una relación, pues ella tenía mayores aspiraciones que compartir la vida bohemia de Bécquer. Por lo que respecta a su vida amorosa, se conoce que en Valladolid volvió a enamorarse de una mujer de identidad anónima, cuyo abandono lo deprimió. En 1861 se casaría con Casta Esteban y Navarro, con quien tendría tres hijos.

La poesía de Bécquer ganó todavía más popularidad tras su muerte y fue determinante para el desarrollo posterior de la literatura en español; tuvo influencia en movimientos como el simbolismo y el modernismo. En sus propias palabras, su poesía resuena como «un acorde que se arranca de un arpa, y se quedan las cuerdas vibrando con un zumbido armonioso… es la centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la pasión». ¿Nos acompañas a descubrir más sobre sus pensamientos con las frases de Bécquer que te compartimos a continuación? 🙂

90 Frases de Bécquer | El poeta más prolífico del romanticismo español

1. Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena del mundo.

2. Dices que tienes corazón, y sólo lo dices porque sientes sus latidos; eso no es corazón… Es una máquina que al compás que se mueve hace ruido.

3. «¿Qué es poesía?», dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía… Eres tú.

4. De lo poco de vida que me resta diera con gusto los mejores años, por saber lo que a otros de mí has hablado.

5. Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso… ¡yo no sé qué te diera por un beso!

6. Yo voy por un camino, ella por otro; pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: «¿Por qué callé aquel día?». Y ella dirá: «¿Por qué no lloré yo?».

7. Es un sueño la vida, pero un sueño febril que dura un punto. Cuando de él se despierta, se ve que todo es vanidad y humo… ¡Ojalá fuera un sueño muy largo y muy profundo, un sueño que durara hasta la muerte!… Yo soñaría con mi amor y el tuyo.

8. Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar, tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará. Pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido…, desengáñate, ¡así no te querrán!

9. Sabe, si alguna vez tus labios rojos quema invisible atmósfera abrasada, que el alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada.

10. Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida, y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista; mientras la humanidad, siempre avanzando no sepa a do camina; mientras haya un misterio para el hombre, ¡habrá poesía!

11. Sacudimiento extraño que agita las ideas, como huracán que empuja las olas en tropel. Murmullo que en el alma se eleva y va creciendo como volcán que sordo anuncia que va a arder.

12. Iluminada por el rojizo resplandor de la hoguera y a través del confuso velo que la embriaguez había puesto delante de su vista, parecíale que la marmórea imagen se transformaba a veces en una mujer real; parecíale que entreabría los labios como murmurando una oración.

13. Del salón en el angulo oscuro de su dueño tal vez olvidada silenciosa y cubierta de polvo veiase el arpa ¡Cuanta nota dormia en sus cuerdas como el pájaro duerme en las ramas esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas.

14. ¡Llora! No te avergüences de confesar que me has querido un poco.

15. Mi existencia, reducida al momento presente, flota en el océano de las cosas creadas como uno de esos átomos luminosos que nadan en el rayo del sol.

16. Luz que en cercos temblorosos brilla, próxima a expirar, y que no se sabe de ellos cuál el último será; eso soy yo, que al acaso cruzo el mundo sin pensar de dónde vengo ni a dónde mis pasos me llevarán.

17. … era poeta, tanto que nunca le habían satisfecho las formas en que pudiera encerrar sus pensamientos, y nunca los había encerrado al escribirlos.

18. Asomaba a sus ojos una lágrima, y a mi labio una frase de perdón, habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró. 

19. Tú sabes y yo sé que en esta vida con genio es muy contado el que la escribe, y con oro cualquiera hace poesía.

20. Necesito descansar; necesito, del mismo modo que se sangra el cuerpo por cuyas henchidas venas se precipita la sangre con pletórico empuje, desahogar el cerebro, insuficiente a contener tantos absurdos.

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21. El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo.

22. Podrá nublarse el sol eternamente, podrá secarse por un instante el mar, podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal… ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón, pero jamás podrá apagarse en mi la llama de tu amor.

23. En el majestuoso conjunto de la creación, nada hay que me conmueva tan hondamente, que acaricie mi espíritu y dé vuelo desusado a mi fantasía como la luz apacible y desmayada de la luna.

24. Deformes siluetas de seres imposibles; paisajes que aparecen como al través de un tul. Colores que fundiéndose remedan en el aire los átomos del iris que nadan en la luz. Ideas sin palabras, palabras sin sentido; cadencias que no tienen ni ritmo ni compás.

25. El pensamiento es necesario ejercitarlo, se debe cada día y de nuevo y de nuevo pensar, para conservar la vida del pensamiento.

26. El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo.

27. Francamente hablando: hay en este mundo desigualdades que asustan.

28. ¡Ay! – pensé -.¡Cuantas veces el genio así duerme en el fondo del alma,, como Lázaro, espera que le diga:»¡Levántate y anda!» y una voz.

29. El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo.

30. Saeta que voladora cruza, arrojada al azar, y que no se sabe dónde temblando se clavará; hoja que del árbol seca arrebata el vendaval, sin que nadie acierte el surco donde al polvo volverá; gigante ola que el viento riza y empuja en el mar, y rueda y pasa, y se ignora qué playa buscando va.

31. Yo tengo fe en el porvenir.

32. Cantigas…, mujeres…, glorias…, felicidad…, mentiras todo, fantasmas vanos que formamos en nuestra imaginación y vestimos a nuestro antojo, y los amamos y corremos tras ellos, ¿para qué?, ¿para qué? Para encontrar un rayo de luna.

33. Fecunda, como el lecho de amor de la Miseria y parecida a esos padres que engendran más hijos de los que pueden alimentar, mi Musa concibe y pare en el misterioso santuario de la cabeza, poblándola de creaciones sin número a las cuales ni mi actividad ni todos los años que me restan de vida serían suficientes a dar forma.

34. Los imitadores olvidan el ser o no ser del trágico eminente, y al hacerlo caen en ese abismo sin fondo de que nos habla el creador de Hamlet: ¡Palabras, palabras, palabras!

35. Me cuesta trabajo saber qué cosas he soñado y cuáles me han sucedido. Mis afectos se reparten entre fantasmas de la imaginación y personajes reales.

36. Memorias y deseos de cosas que no existen; accesos de alegría, impulsos de llorar. Actividad nerviosa que no halla en qué emplearse; sin riendas que le guíen, caballo volador.

37. Yo quisiera forjar para cada uno de vosotros una maravillosa estrofa tejida de frases exquisitas, en la que os pudiérais envolver con orgullo, como en un manto de púrpura. Yo quisiera poder cincelar la forma que ha de conteneros, como se cincela el vaso de oro que ha de guardar un preciado perfume.

38. Dios, aunque invisible, tiene siempre una mano tendida para levantar por un extremo la carga que abruma al pobre.

39. No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira; podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía.

40. Y aquí dentro, desnudos y deformes, revueltos y barajados en indescriptible confusión, los siento a veces agitarse y vivir con una vida oscura y extraña, semejante a la de esas miríadas de gérmenes que hierven y se estremecen en una eterna incubación dentro de las entrañas de la tierra, sin encontrar fuerzas bastantes para salir a la superficie y convertirse al beso del sol en flores y frutos.

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41. Hilo de luz que en haces los pensamientos ata; sol que las nubes rompe y toca en el zenít. Inteligente mano que en un collar de perlas consigue las indóciles palabras reunir.

42. Locura que el espíritu exalta y desfallece, embriaguez divina del genio creador… Tal es la inspiración. Gigante voz que el caos ordena en el cerebro y entre las sombras hace la luz aparecer. Brillante rienda de oro que poderosa enfrena de la exaltada mente el volador corcel.

43. Necesario es abrir paso a las aguas profundas, que acabarán por romper el dique, diariamente aumentadas por un manantial vivo.

44. Atmósfera en que giran con orden las ideas, cual átomos que agrupa recóndita atracción. 

45. Hay deseos que se ahogan en nuestra alma de mujer, sin que los revele más que un suspiro; ideas locas que cruzan por nuestra imaginación, sin que ose formularlas el labio, fenómenos incomprensibles de nuestra naturaleza misteriosa, que el hombre no puede ni aun concebir.

46. Nosotros esperaremos regularmente a que se haya borrado la última huella para empezar a buscarla.

47. Si se turba medroso en la alta noche tu corazón, al sentir en tus labios un aliento abrasador, sabe que, aunque invisible, al lado tuyo, respiro yo.

48. La imaginación de los muchachos es un corcel, y la curiosidad la espuela que lo aguijonea y lo arrastra a través de los proyectos más imposibles. 

49. ¡Oh!, si las flores duermen, qué dulcísimo sueño!

50. ¡Los suspiros son aire y van al aire! ¡Las lágrimas son agua y van al mar! Dime, mujer, cuando el amor se olvida ¿sabes tú adónde va?

51. El espectáculo de lo que es bello, en cualquier forma que sea presentado, eleva la mente a nobles aspiraciones.

52. Inmóvil, absorto en una contemplación muda, yo permanecía aún con los ojos fijos en la figura de aquella mujer, cuya especial belleza había herido mi imaginación de un modo tan extraordinario.

53. Raudal en cuyas ondas su sed la fiebre apaga, oasis que al espíritu devuelve su vigor… Tal es nuestra razón. Con ambas siempre en lucha y de ambas vencedor, tan sólo al genio es dado a un yugo atar las dos.

54. Armonioso ritmo que con cadencia y número las fugitivas notas encierra en el compás. Cincel que el bloque muerde la estatua modelando, y la belleza plástica añade a la ideal.

55. La soledad es muy hermosa… cuando se tiene alguien a quien decírselo.

56. A la luz del farolillo, cuya dudosa claridad se perdía entre las espesas sombras.

57. Yo sé por qué sonríes y lloras a la vez: yo penetro en los senos misteriosos de tu alma de mujer. 

58. Si al mecer las azules campanillas de tu balcón, crees que suspirando pasa el viento murmurador, sabe que, oculto entre las verdes hojas, suspiro yo. Si al resonar confuso a tus espaldas vago rumor, crees que por tu nombre te ha llamado lejana voz, sabe que, entre las sombras que te cercan, te llamo yo. 

59.  El amor es un caos de luz y de tinieblas; la mujer, una amalgama de perjurios y ternura; el hombre, un abismo de grandeza y pequeñez; la vida, en fin, puede compararse a una larga cadena con eslabones de hierro y de oro.

60. Lo que ha sido no tiene razón de ser nuevamente y no será.

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61. Dijo otro- nos traes a conocer a una dama, y apenas si con mucha dificultad se ven los dedos de la mano.

62. A estas alturas y mientras dura el frío, la cocina es el estrado, el gabinete y el estudio.

63.  La soledad es el imperio de la conciencia.

64. Como en cuna de nacar que empuja el mar y que acaricia el cefiro, dormir parecia al blando arrullo de sus labios entreabiertos.

65. Mientras la viejas seguían contando historias, el viento zumbaba en las ventanas y las campanas sonaban a lo lejos.

66. ¡Lástima que el Amor un diccionario no tenga dónde hallarcuándo el orgullo es simplemente orgullo y cuándo es dignidad!

67. La gloria! La gloria es un rayo de luna.

68. El mundo es un absurdo animado que rueda en el vacio para asombro de sus habitantes.

69. Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba a todas las mujeres un instante: a ésta porque era rubia, a aquélla porque tenía los labios rojos…

70. Paseando por entre la indiferente multitud esta silenciosa tempestad de mi cabeza.

71. Ansia perpetua de algo mejor, eso soy yo.

72. ¿Quieres que conservemos una dulce memoria de este amor?, pues amémonos hoy mucho y mañana ¡digámonos, adiós!

73. Si dormir es morir, quiero dormir en paz en la noche de la muerte.

74. Dos rojas lenguas de fuego que a un mismo tronco enlazadas se aproximan, y al besarse forman una sola llama.

75. Ella tiene la luz, tiene el perfume, el color y la línea, la forma engendradora de deseos, la expresión, fuente eterna de poesía.

76. Para poder poner ante tus plantas la ofrenda de mi vida y de mi amor, con alma, sueños rotos, risas, lágrimas, hice mis versos yo.

77. Como en un libro abierto leo de tus pupilas en el fondo.

78. El amor es poesía; la religión es amor. Dos cosas semejantes a una tercera son iguales entre sí.

79. Los sueños son el espíritu de la realidad con las formas de la mentira.

80. Nuestra pasión fue un trágico sainete en cuya absurda fábula lo cómico y lo grave confundidos risas y llanto arrancan.

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81. Es cuestión de palabras y no obstante ni tú ni yo jamás, después de lo pasado, convendremos en quién la culpa está.

82. Si pudiera hacerse la disección de las almas, cuantas muertes misteriosas se explicarían.

83. Despierta ríes y al reír tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve.

84. Llevadme, por piedad, a donde el vértigo con la razón me arranque la memoria. ¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas!

85. Entreabro los soñolientos ojos, sacudo las plumas y héteme aquí calzado y vestido.

86. Mi cerebro es el caos, mis ojos la destrucción, mi esencia la nada.

87. Dimos formas reales a un fantasma, de la mente ridícula invención, y hecho el ídolo ya, sacrificamos en su altar nuestro amor.

88. La brilladora lumbre es la alegría; la temerosa sombra es el pesar: ¡Ay!, en la oscura noche de mi alma.

89. En donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba.

90. Cada mujer tiene su sonrisa propia y esa suave dilatación de los labios toma formas infinitas, perceptibles apenas, pero que les sirve de sello.

Esperamos que te haya gustado nuestra selección de frases de Bécquer, coméntanos cuál de ellas es tu favorita. ¿Crees que la poesía es la vía idónea para expresar con honestidad los sentimientos más intensos, como el amor, o a tiende a exagerarlos? ¿A qué otros autores románticos conoces? Nos encantaría leer tus opiniones, así que recuerda pasar a escribirnos en la sección de comentarios. ¡Ah! Y si quieres sugerirnos otras frases de Bécquer para que las incluyamos en nuestro listado, estamos abiertos a propuestas. 🙂