Escritor y filósofo Rumano, Emil Cioran fue uno de los mejores pensadores del siglo XX. Aficionado a los aforismos y los ensayos cortos, Cioran fue contundente en sus frases agridulces, las cuales han hecho a más de uno reflexionar sobre sus funciones y su lugar en el mundo. Después de todo, esto es precisamente lo que cuestiona el autor rumano en sus mejores textos: las circunstancias del accidente del nacimiento, la presencia o ausencia de Dios, de algún dios, y la soledad del hombre en tanto sabe reconocer la presencia de la muerte que, lenta pero inexorablemente, se aproxima. Sin duda, fue uno de los más grandes autores de su época y por eso en Frases de la Vida hemos querido recordarlo recopilando las mejores frases de Emil Cioran.

Sin que llegara a considerarse a sí mismo filósofo ni escritor, Cioran fue un provocador empedernido. En cada uno de sus textos se esforzó por causar controversia sobre los temas más variados y oscuros. La vida, la muerte, el nacimiento, el sufrimiento, el suicidio, el pecado original y el exilio fueron algunos de los temas a los que recurrió constantemente a lo largo de su obra. Con una prosa atormentada, comentarios dilapidarios e ideas controversiales, las frases de Emil Cioran te llevarán a reflexionar sobre los temas más esquivos de la vida y a cuestionarte lo más profundo de la existencia.

Sin lugar a dudas, Cioran ocupa en la actualidad un lugar entre los pensadores mas importantes del siglo pasado. Fue capaz de encontrar a través de sus ensayos y aforismos un lugar para desarrollar ideas que a veces nos aterran, pero que, sin duda, terminan por hacernos reflexionar profundamente sobre los temas más variados. Después de todo, siguiendo a Cioran, de eso se trata la vida, de una reflexión – sin basamento, muchas veces -, de un sinsentido al que terminamos atribuyendo el primer significado que se nos atraviese en nuestro camino. Develar eso no es nada sencillo, y es por eso que Cioran es considerado uno de los autores más relevantes entre los filósofos de la existencia.

¿Listo para conocer las mejores frases de Emil Cioran? ¡Acompáñanos en este viaje a través de sus mejores reflexiones!

Las mejores frases de Emil Cioran

1. Cuando me paseaba, tarde, por el camino bordeado de árboles, una castaña cayó a mis pies. El ruido que hizo al estallar, el eco que suscitó en mí, y un temblor desproporcionado con respecto a ese ínfimo incidente, me sumergieron en el milagro, en la embriaguez de lo definitivo, como si no hubiera ya más preguntas, sino respuestas. Me sentía ebrio de mil evidencias inesperadas con las que no sabía qué hacer…

2. Cuando se ha salido del círculo de errores y de ilusiones en el interior del cual se desarrollan los actos, tomar posición es casi imposible. Se necesita un mínimo de estupidez para todo, para afirmar e incluso para negar.

3. El paraíso no era un lugar soportable, de lo contrario el primer hombre se hubiera adaptado a él; este mundo tampoco lo es, ya que en él se añora el paraíso o se da otro por seguro. ¿Qué hacer? ¿Dónde ir? No hagamos nada, no vayamos a ningún sitio, así, sin más.

4. Hay noches que ni el más ingenuo torturador podría haber inventado. Sale uno deshecho, estupidizado, perdido. Sin recuerdos ni presentimientos, y sin saber siquiera quién se es. Y entonces es cuando el día parece inútil, y la luz perniciosa y más opresora aún que las tinieblas.

5. Más de una vez se me ha ocurrido salir de casa porque, de haberme quedado, no estaría seguro de poder resistir a alguna resolución súbita. La calle es más tranquilizadora porque se piensa menos en uno mismo, y porque en ella todo se debilita y se deteriora, empezando por las angustias.

6. No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos qué forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo.

7. Para medir bien el retroceso que representa el cristianismo en relación al paganismo, basta comparar las mezquindades que propalan los padres de la Iglesia sobre el suicidio, con las opiniones emitidas por Plinio, Séneca y Cicerón inclusive.

8. Los dolores imaginarios son, con mucho, los más reales ya que se les necesita constantemente y se inventan porque no es posible prescindir de ellos. De la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira. Ella es justamente ambos, pero mejorados.

9. A pesar de su cabello blanco continuaba en la prostitución. La encontraba a menudo en el Barrio Latino hacia las tres de la mañana, y no me gustaba regresar a casa sin antes haberle oído relatar algunas hazañas o anécdotas. Tanto las hazañas como las anécdotas se me han olvidado. Pero no puedo olvidar la rapidez con que, una noche en que me puse a despotricar contra todos esos «piojosos» que dormían, ella comentó, levantando el índice hacia el cielo: «¿Y qué dice usted del piojoso de allá arriba?».

10. Se debería establecer el grado de verdad de una religión a partir de la importancia que ésta le otorga al Demonio; mientras más le dé un sitio prominente, más atestigua que se preocupa por lo real, rechaza las supercherías y la mentira, afirma su saciedad y le importa más comprobar que divagar, que consolar.

11. Tal y como la Nada se vuelve Dios mediante la oración, de igual forma la apariencia se torna naturaleza gracias a la expresión.

12. Dios es una desesperanza que empieza donde terminan las otras.

13. Si no poseo el gusto del misterio es porque todo me parece inexplicable, o mejor dicho, porque lo inexplicable es mi único sustento y estoy harto de él.

14. A los últimos a quienes perdonamos su infidelidad es a aquellos a quienes hemos decepcionado.

15. Mientras más se alejan los hombres de Dios, más avanzan en el conocimiento de las religiones.

16. Fuera de la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira. Ella es justamente ambos, pero mejorados.

17. Lo que sé a los sesenta años, ya lo sabía a los veinte. Cuarenta años de un largo, superfluo trabajo de comprobación.

18. La razón es una puta que sobrevive mediante la simulación, la versatilidad y la desvergüenza.

19. Sólo los espíritus superficiales abordan las ideas con delicadeza.

20. Los días no adquieren sabor hasta que uno escapa a la obligación de tener un destino.

21. No tengo nacionalidad… el mejor estatus posible para un intelectual.

22. Desconfíen del rencor de los solitarios que dan la espalda al amor, a la ambición, a la sociedad. Se vengarán un día de haber renunciado a todo eso.

23. Algunos tienen desgracias; otros, obsesiones. ¿Quienes son más dignos de lástima?

24. Dios ha explotado todos nuestros complejos de inferioridad, comenzando por nuestra incapacidad de creer en nuestra propia divinidad.

25. Qué orgullo descubrir que nada te pertenece: qué revelación.

26. Escriba libros sólo si lo que va a decir en ellos usted nunca se lo confiaría a nadie.

27. El crimen en plena gloria consolida la autoridad por el miedo sagrado que inspira.

28. Cada ser es un himno destruido.

29. Hay un dios al principio, cuando no al cabo de toda alegría.

30. Existe en la estupidez una gravedad que, mejor orientada, podría multiplicar el número de obras maestras.

31. Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos.

32. La sociedad no es una enfermedad, sino un desastre. Es un milagro estúpido que consigamos vivir en ella.

33. El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad.

34. Si alguna vez has estado triste sin motivo, es que lo has estado toda tu vida sin saberlo.

35. Un instante de lucidez, sólo uno; y las redes de lo real vulgar se habrán roto para que podamos ver lo que somos: ilusiones de nuestro propio pensamiento.

36. El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El primero dura un instante; el segundo una vida.

37. Soy un simple accidente; ¿Por qué tomármelo todo tan en serio? (su madre le dijo que si hubiera sabido que iba a ser tan infeliz hubiera abortado).

38. Siempre tenemos la impresión de que podríamos hacer mejor lo que los otros hacen. Desgraciadamente, no tenemos el mismo sentimiento hacia lo que nosotros mismos hacemos.

39. ¿Es imaginable un ciudadano que no posea un alma de asesino?

40. No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas lo cual vale más que tratar de llenarlas.

41. Se puede soportar cualquier verdad, por muy destructiva que sea, a condición de que sea total, que lleve en sí tanta vitalidad como la esperanza a la que ha sustituido.

42. El problema es que nunca he llorado, pues mis lágrimas se han transformado en pensamientos tan amargos como ellas.

43. Elevemos lo que se ve al rango de alucinación, lo que se oye, al nivel de la música.

44. Las religiones me enseñaron la senda de la felicidad, a costa mía. Pero la ilusión de estar aquí es más estimulante que la serenidad de no estar en ninguna parte, de estar en los cielos.

45. Siempre que el cristianismo suscita mis dudas, una adversidad dolorosa ocupa el lugar del fasto escéptico y de los armas embriagadores. Me impide respirar. Huele a viejo. Me sofoco.

46. Sé que mi nacimiento es una casualidad, un accidente risible, y, no obstante, apenas me descuido me comporta como si se tratara de un acontecimiento capital, indispensable para la marcha y el equilibrio del mundo.

47. El nirvana estético del mundo: alcanzar lo supremo en medio de supremas apariencias. Ser nada y todo en la espuma de lo inmediato.

48. No hay obra que no se vuelva contra su autor: el poema aplastará al poeta, el sistema al filósofo, el acontecimiento al hombre de acción.

49. Sólo lo que se esconde es profundo y verdadero. De ahí la fuerza de los sentimientos viles.

50. Presta oídos al mundo que yace en algún rincón de ti mismo y que no precisa mostrarse para ser.

51. La lucidez es el único vicio que hace al hombre libre: libre en un desierto.

52. Amar apasionadamente la vida, y luego deambular implorándote compasión a ti mismo por la ausencia ilimitada nacida de tu vacío, infame jardinero de la nada, sembrador de violetas y de pus…

53. Podemos estar orgullosos de lo que hemos hecho, pero deberíamos estarlo mucho más de lo que no hemos hecho. Ese orgullo está por inventar.

54. Mi facultad de decepción sobrepasa el entendimiento. Ella es quien me hace comprender a Buda, pero también es ella quien me impide seguirlo.

55. No puede concebirse la fuerza sin la enfermedad. No en vano los hombres más peligrosos son los que tienen una salud precaria. El carro de la historia está guiado por hombres que se buscan constantemente el pulso.

56. Todo proyecto es una forma de esclavitud.

57. La única originalidad del amor es que hace la felicidad indistinta de la desdicha.

58. La obsesión del nacimiento, al transportarnos más acá de nuestro pasado, nos hace perder el gusto por el futuro, por el presente y hasta por el pasado.

59. La necesidad de convertir a los seres en eternos por medio de la adoración, la premura por elevarlos, por exceso de corazón, de su destrucción natural me parecía la única labor apreciable.

60. El talento es el medio más seguro de falsearlo todo, de deformar las cosas y de equivocarse acerca de uno mismo. Sólo poseen una existencia verdadera aquellos a quienes la naturaleza no ha abrumado con ningún don. Sería por ello difícil de imaginar un universo más falso que el universo literario, o un hombre más desprovisto de realidad que el hombre de letras.

61. Deja de vigilar a tu alma; ¡mírala cómo sale de estampida al cielo!… Al menor descuido, envuelta en llamas, se suelta y se va hacia otros mundos. ¿De dónde vendrá esa súbita llamarada que la arroja al destierro en parajes celestiales mientras tú te quedas aquí, como victima junto a un cuerpo abandonado?

62. ¿Quién abusaría de la sexualidad sin la esperanza de perder en ella la razón algo más de un segundo, para el resto de sus días?

63. El límite de cada dolor es un dolor mayor.

64. Mi misión es matar el tiempo, y la del tiempo es matarme en su turno a mí, Qué cómodo se encuentra uno entre asesinos.

65. Regla de oro: dejar una imagen incompleta de sí mismo.

66. Para usted que ya no la tiene, la libertad es todo. Para nosotros que sí, es meramente una ilusión.

67. Sin Dios todo es nada, y Dios no es más que la nada suprema.

68. Lo esencial surge con frecuencia al final de las conversaciones. Las grandes verdades se dicen en los vestíbulos.

69. No vale la pena molestarse en matarse porque uno siempre se mata demasiado tarde.

70. El deseo de morir era la único que me importaba; por ello he sacrificado todo, aún la muerte.

71. Es difícil de precisar la fecha en que las iglesias llegarán a ser simples monumentos y el día en que las cruces, purificadas del símbolo de la sangre judaica, sonreirán inútilmente a la curiosidad estética. Hasta entonces, no tendremos más remedio que soportar en los retornos del alma el soplo sofocante de la fe.

72. Imposible asistir más de un cuarto de hora sin impaciencia a la desesperación de alguien.

73. La mentira es una forma de talento.

74. El ser es un jamás absoluto.

75. ¿Quién se revela? ¿Quién se levanta en armas? El esclavo raramente, pero casi siempre el opresor convertido en esclavo.

76. Una civilización se destruye sólo cuando se destruyen sus dioses.

77. El deseo de morir era mi interés excluyente; a él le sacrifiqué todo, hasta la muerte.

78. La conciencia es la pesadilla de la naturaleza.

79. No hay negador que no esté sediento de algún catastrófico sí.

80. Desde que estoy en el mundo, ese desde me parece cargado de un significado tan espantoso, que se torna insoportable.

81. ..Arrancaré una nada embriagadora de todas las floraciones y me haré de las corolas de los campos un lecho donde dormir. Y ya no huiré a las estrellas ni me refugiaré en lejanías lunares.

82. Después de haber inventado mundos y haberlos perdido por los espacios, de pronto se da uno cuenta de que anhela algo que fuera (el Yo) una sombra de ser en medio de una ausencia general de existencia. 

83. El deseo de desaparecer, porque las cosas desaparecen, emponzoño tan atrozmente mi sed de ser que, en medio de los resplandores del tiempo, el aliento se apagaba y el ocaso de las naturaleza me envolvía con multitud de sombras. Y como veía el tiempo en todas las cosas, esperaba salvarlas del tiempo.

84. La vida dura lo mismo que nuestros estremecimientos. Sin ellos, es polvo vital.

85. La lucidez: martirio permanente, inimaginable proeza.

86. El futuro sólo se vuelve temible en cuanto uno no está seguro de poder matarse en el momento deseado.

87. La pasión por la música es en sí misma una confesión. Sabemos más de un desconocido que la tiene que de alguien insensible a ella que frecuentamos a diario.

88. ¿El final de la historia, el fin del hombre?, ¿es serio pensar en ello? Son sucesos lejanos que la Ansiedad -ávida de desastres inminentes- desea a toda costa precipitar.

89. El hombre despide un olor particular: de entre todos los animales sólo él apesta a cadáver.

90. En algunos, todo, absolutamente todo, tiene que ver con la fisiología: su cuerpo es su pensamiento, su pensamiento es su cuerpo.

91. Nada delata tanto al vulgar como su temor a ser decepcionado.

92. Basta con que escuches en silencio y lo oirás todo. No existen ni verdad ni error, ni objeto ni figuración.

93. ¿Qué sería de nuestras tragedias si un insecto nos presentara las suyas?

94. Frívolo y disperso, aficionado en todos los campos, no habré conocido a fondo más que el inconveniente de haber nacido.

95. Pero en el espíritu, al que lo infinito dotó de alas, el sueño es más real que todas las verdades. El mundo no es; se crea cada vez que el estremecimiento de un principio atiza las ascuas de nuestra alma. El yo es un promontorio en la nada que sueña con un espectáculo de realidad.

96. Me gustaría ser libre, inimaginablemente libre. Libre como un ser abortado.

97. Sin que nosotros podamos impedirlo, el velo que recubre ese espectáculo llamado vida se desgarra en miríadas de copos ilusorios y, de todo cuanto se desarrollaba ante nuestros ojos, no quedan ya ni tan siquiera las sombras de una quimérica realidad.

98. Podemos imaginarlo todo, predecirlo todo, salvo hasta dónde podemos hundirnos.

99. La naturaleza, buscando una fórmula que pudiera satisfacer a todo el mundo, escogió finalmente la muerte, la cual, como era de esperar, no ha satisfecho a nadie.

100. Los dolores imaginarios son, con mucho, los más, reales ya que se les necesita constantemente y se inventan porque no es posible prescindir de ellos.

101. Por todas las evidencias estamos en el mundo para no hacer nada.

102. El budismo llama mácula del espíritu, a la cólera; el maniqueísmo, raíz del árbol de muerte. Lo sé. ¿Y de qué me sirve?

103. La vida es un subterfugio de la locura y el que cae en sus redes marcha por un camino abierto por su propia sangre.

104. Un pueblo no representa tanto una acumulación de ideas y teorías como de obsesiones.

105. Concebir un pensamiento, un sólo y único pensamiento, pero que hiciese pedazos el universo.

106. Hubo un tiempo en que el tiempo no existía… El rechazo del nacimiento no es otra cosa que la nostalgia de ese tiempo anterior al tiempo.

107. Ser objetivo es tratar al prójimo como se trata a un objeto, a un muerto, es comportarse con él como un sepulturero.

108. Nunca estoy a gusto en lo inmediato, sólo me seduce lo que me precede, lo que me aleja de aquí, los innúmeros instantes en que yo no fui: lo no nato, en suma.

109. No puedo reconciliarme conmigo mismo, con los otros, con las cosas. Ni siquiera con Dios. Con él de ninguna manera.

110. El escepticismo es la embriaguez del atolladero.

111. Un libro es un suicidio aplazado.

112. Es increíble que la perspectiva de tener un biógrafo no haya hecho desistir a nadie de tener una vida.

113. La imposibilidad de encontrar un sólo pueblo, una sola tribu donde el nacimiento provoque duelo y lamentación, prueba hasta qué punto la Humanidad se encuentra en estado de regresión.

114. No soporto otro absoluto salvo mi accidente. Dado que soy, la ilusión de mi existencia me parece mi sentido supremo. No voy a enmendar nada de este acontecimiento.

115. Sin embargo, tú sigue tu camino y, como un sol escéptico, ilumínalo con los rayos de tu cólera pensadora.

116. Amor es ese afecto desengañado que sobrevive tras un instante de baba.

117. El insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraiso en un lugar de tortura.

118. En este gran dormitorio, como llama un texto taoísta al universo, la pesadilla es la única forma de lucidez.

119. He servido en mi vida a muchos amos y he esculpido mi imagen de cada momento. Si las cosas extintas supiesen cuánto las he amado se procurarían un alma sólo para llorarme. 

120. Cuanto más aprendo a deleitarme en una ausencia de razones de ser o a actuar sin ninguna utilidad como no sea hacer más llevadero el tedio, más hombre soy. Labrador en el Sahara, ésa es su dignidad. Un animal que puede sufrir por lo que no es. He ahí al hombre.

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