En la Antigua Grecia, exactamente en la península de Peloponeso, se erigió una de las polis griegas más importantes de todos los tiempos. Cuna de una civilización que ha traspasado siglos, Esparta fue una cuidad especial. No contaba con murallas ni una Acrópolis. Surgió como una entidad política en el siglo X a.C. y hacia el año 650 a.C. ya era una potencia militar envidiable. Las frases de espartanos que recopilamos en este artículo son muestra del espíritu guerrero de este pueblo.

El ejército constituía el pilar fundamental del estado espartano. Los ciudadanos, sometidos a entrenamientos militares desde la infancia, se convirtieron en los más disciplinados, temidos y mejor entrenados en la historia de la Antigua Grecia. Incluso, en los momentos cumbre de Esparta, ocurridos entre los siglos VI y IV a.C., se aceptaba en toda Grecia el hecho de que «un soldado espartano valía lo que varios hombres de cualquier otro estado». Acompáñanos en Frases de la vida, a dar un recorrido por las más memorables frases de estos míticos guerreros.

90 Frases de espartanos, los guerreros de la historia

1. ¡Espartanos! ¡Hagan un buen desayuno, porque esta noche cenaremos en el infierno! – Rey Leónidas, alentando a sus hombre a una batalla a muerte.

2. A los 7 años, como es costumbre en Esparta, el niño fue arrebatado de su madre e introducido en un mundo de violencia. Un mundo construido por 300 años de una sociedad espartana guerrera para crear los mejores soldados conocidos. – Dilios.

3. La libertad no es libre para todos, ya que viene con el más alto de los precios. El precio de la sangre. – Reina Gorgo.

4. Los gritos de dolor del Capitán por la pérdida de su hijo son más aterradores para el enemigo que los tambores de batalla más profundos. – Dilios.

5. La batalla se acaba hasta que yo digo que se acaba. – Rey Leónidas.

6. Me arrodillaría, pero sabes, estar toda la mañana matando a tus hombres me ha provocado un calambre en la pierna. – Rey de Esparta.

7. Mientras más sudes aquí, menos sangrarás en batalla. – Leónidas.

8. Mi padre me enseño que el miedo es siempre constante, pero aceptarlo te hará más fuerte. – Leónidas.

9. Primero pelea con la cabeza. – Leónidas.

10. Peleamos como una sola e impenetrable unidad, esa es la fuente de nuestra fuerza. -Leónidas.

Todo sobre quiénes fueron los espartanos

Las frases de espartanos que preceden, nos dan una precisa idea de la esencia de este pueblo. Con la guerra como norte, futuro y motivo, los espartanos nacían preparados para la batalla. A lo largo de la historia han sido miles los estudios que se han hecho de este particular y antiguo pueblo. Se han descubierto curiosidades de espartanos que podrían quitarnos el aliento, como el mito de los bebés asesinados, que narraba que aquellos niños que naciesen con alguna deficiencia o debilidad, eran abandonados a su suerte en un desfiladero del monte Taigeto, evitando así el debilitamiento de la raza.

Cómo era la educación espartana

En el mundo moderno, la lección de no robar es de las primeras que se enseñan a los niños. En Esparta no sólo no se penalizaba, sino que se alentaba a los pequeños a robar alimentos, y si eran descubiertos se les castigaba, no por el hurto sino por la torpeza. Se les alimentaba pobremente, para acostumbrarlos a pasar penurias. Su educación se sustentaba principalmente en un estricto entrenamiento militar, brutalmente exigente, y que se iniciaba apenas a los siete años de edad. Las frases de espartanos que han pasado a la historia, refieren también a la dureza de la batalla y su importancia para el pueblo.

La formación en Esparta tenía un fin preciso: enseñar a los niños el arte de la guerra. Desde los siete años el estado agrupaba a los varones en instituciones públicas, conforme a su edad. Su supervisión estaba a cargo de irenos-jefes, jóvenes destacados que reportaban los avances o problemas de sus compañeros a los superiores. El intelecto quedaba relegado a un segundo plano. Lo fundamental era la preparación física.

Los guerreros espartanos

Atenas y Esparta, si bien fueron las más grandes polis de la Antigua Grecia, llegaron a la grandeza por caminos muy distintos. Atenas fue la madre del concepto de democracia. Desarrolló el comercio y una amplísima cultura. Esparta en cambio, se enfocó en el poder de la guerra, y en hacer de los guerreros espartanos, un poder bélico casi invencible. Preparados desde la más tierna infancia, muchos hombres de Esparta, como el Rey Leónidas (autor de muchas de las más conocidas frases de espartanos) pasaron a ser leyenda por su ferocidad al mando de tropas y en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo en el campo de batalla.

Los 300 espartanos

Todo el pueblo espartano recibía especial preparación para la guerra, que se erigía como la razón de ser de esa sociedad. Sin embargo, hubo un pequeño grupo que recibía el nombre de hippeis, y era considerado la élite de del ejército. Los 300 espartanos eran pues, este grupo de mayor prestigio. Estos hombres eran los más valientes y experimentados guerreros, y luchaban en las batallas a la derecha del monarca. De ellos surgieron muchas de las frases de espartanos que luego se hicieron leyenda. El ejército de Esparta se dividía en moras, cada una con una sexta parte del número total de soldados. El grupo de los 300 era el que recibía el título de Primera Mora.

Más Frases de Espartanos.

11. No desees lo que es imposible. – Quilón de Esparta

12. “Recuérdanos”. La orden más simple que un rey puede dar. “Recuerda por qué morimos”. Ya que él no deseaba tributo, ni una canción, ni monumentos, ni poemas de guerra y valor. Su deseo era simple. “Recuérdanos”, me dijo. – Dilios

13. Esto no se acabará rápido. No disfrutarás esto. ¡Yo no soy tu reina! – Reina Gorgo

14. Traes las coronas y las cabezas de los reyes conquistados a mi ciudad. Insultas a mi reina. ¡Amenazas a mi gente con esclavitud y muerte! Yo he escogido mis palabras cuidadosamente, persa. Tal vez debas de hacer lo mismo. – Rey Leónidas

15. ¡Espartanos! ¿Cuál es su profesión? – Rey Leónidas

16. Los Inmortales fallan la prueba de nuestro rey. Un hombre que se cree un dios siente que un escalofrío muy humano sube por su columna. – Dilios

17. No es el látigo al que temen, sino a mi poder divino. Pero soy un dios generoso. Te puedo enriquecer más allá de lo imaginable. Te nombraré jefe militar de toda Grecia. Cargarás mi estandarte por el corazón de Europa. – Jerjes

18. ¿Lo ves viejo amigo? ¡Traje más soldados que tú! – Rey Leónidas

19. No hables mal de los muertos. – Quilón de Esparta

20. No nos retiramos ni nos rendimos. Esa es ley espartana. Y por ella defenderemos nuestras posiciones, lucharemos y moriremos. ¡Una nueva era de libertad ha comenzado! Y todos sabrán de 300 espartanos dieron su último aliento para defenderla. – Rey Leónidas

21. Hay tres cosas difíciles: guardar un secreto, soportar un agravio y emplear bien el ocio. – Quilón de Esparta

22. Que los dioses no tengan piedad. – Stelios

23. ¡Estamos con usted, señor! ¡Por Esparta, por la libertad y hasta la muerte! – Stelios

24. Honra a los hombres ancianos. – Quilón de Esparta

25. ¡Demos gracias, hombres, a Leónidas y los valientes 300! ¡Hacia la victoria! – Dilios

26. Dilios, espero que ese “arañazo” no te haya hecho un inútil. – Rey Leónidas
-Difícilmente, mi señor, sólo es un ojo. Los dioses me consideraron apto para darme uno de repuesto. – Dilios

27. Claramente no conoces a nuestras mujeres. Podría haberlas traído a marchar con nosotros aquí, a juzgar por lo que he visto. – Rey Leónidas

28. ¡Espartanos! ¡Bajen sus armas! -General persa -¡Persas! ¡Vengan y tómenlas! – Rey Leónidas

29. Han sido enseñados a nunca retirarse, a nunca rendirse. Han sido enseñados que la muerte en el campo de batalla al servicio de Esparta es la mayor gloria que pueden alcanzar. – Dilios

30. Podrás tener muchos esclavos, Jerjes, pero pocos guerreros. Y no tardarán mucho en temer a nuestras lanzas más que a tus látigos. – Rey Leónidas

31. Mi padre me entrenó para no sentir miedo de hacer de una lanza, un escudo y una espada tan parte de mí como mi propio corazón palpitante. – Efialtes

32. ¿Locura? ¡Esto es Esparta! – Rey Leónidas

33. No se trata de lo que un ciudadano espartano deba de hacer, ni un esposo, ni un rey. En vez de todo eso, pregúntate a ti mismo, mi querido amor, ¿qué es lo que un hombre libre debe de hacer? – Reina Gorgo

34. Cientos se van, un puñado se queda. Y sólo uno mira hacia atrás. – Dilios

35. No es el miedo el que se apodera de él. Sólo un sentido agudizado de las cosas. – Dilios

36. Huelo como una ardilla moribunda. – Capitán

37. ¡Pagarán por su barbarismo! – Emisario persa

38. Han servido a los oscuros reyes persas por quinientos años. Ojos oscuros como la noche, dientes afilados como colmillos, sin almas. El guardia personal del Rey Jerjes mismo, la élite guerrera persa. La fuerza de batalla más mortal de toda Asia… Los Inmortales. – Dilios

39. ¿No hay razón por la que no podamos ser civilizados, o sí? – Rey Leónidas

40. Nuestros ancestros construyeron este muro utilizando piedras antiguas del seno de Grecia. Y con muy poca ayuda espartana, tus exploradores persas suministraron el mortero. – Stelios

41. Oye tú ahí, Efialtes. Ojalá vivas para siempre. – Rey Leónidas

42. ¡No les den nada, pero quítenles todo! – Rey Leónidas

43. ¿Qué debe de hacer un rey para salvar su mundo cuando las mismas leyes que ha jurado proteger lo obligan a no hacer nada? – Rey Leónidas

44. Ustedes no serán esclavos. Sus mujeres serán esclavas. Sus hijos e hijas, sus ancianos serán esclavos, pero no ustedes. Para mañana a medio día serán todos hombres muertos. -Emisario persa

45. El mundo sabrá que los hombres libres le hicieron frente a un tirano, que unos cuantos enfrentaron a muchos, y antes de que se acabe esta batalla, incluso un dios rey puede sangrar. – Rey Leónidas

46. ¿Corazón? Tengo lleno el corazón de odio. – Capitán

47. Eres tan generoso como eres divino, oh, rey de reyes. Tal oferta, sólo un loco la rechazaría. Pero […] asesinar a tus hombres tuyos me ha dejado un terrible calambre en mi pierna, así que arrodillarme me será difícil. – Rey Leónidas

48. Aquí es donde los detenemos; aquí es donde luchamos, aquí es donde ellos mueren. – Rey Leónidas

49. Incluso ahora, eres desafiante, incluso de frente a la aniquilación y en la presencia de un dios. Así que no es sabio estar en contra mía, Leónidas. Imagina el destino horrible de mis enemigos. – Jerjes

50. Si confieres un beneficio, nunca lo recuerdes; si lo recibes, nunca lo olvides. – Quilón de Esparta

51. El dios rey tiene un error fatal: la soberbia. Es fácil de provocar, y fácil de engañar. […] Jerjes ha cogido el anzuelo. – Dilios

52. ¡Hicimos para lo que fuimos entrenados, lo que fuimos criados para hacer, y para lo que nacimos! – Dilios

53. Los espartanos tienen una reputación que considerar. – Rey Leónidas

54. No habrá gloria en tu sacrificio. ¡Borraré el recuerdo de Esparta de la historia! Todo pergamino griego será quemado. A todo historiador y escriba griego se le quitará los ojos y la lengua. Incluso mencionar Esparta y Leónidas serán castigados con la muerte. – Jerjes

55. No existe espacio para la blandenguería… no en Esparta. No existe espacio para la debilidad. Sólo aquellos duros y fuertes pueden llamarse espartanos. – Dilios

56. ¿Qué le hace pensar a esta mujer que puede hablar entre los hombres? – Mensajero -¡Porque sólo las mujeres espartanas dan a luz a verdaderos hombres! – Reina Gorgo

57. No seas ni evasivo ni estúpido, persa. ¡No te puedes dar el lujo de ninguna en Esparta! – Reina Gorgo

58. ¡Recuerden este día, ya que será de ustedes por toda la vida! – Rey Leónidas

59. El que prefiera ser amado que temido, ejerza el poder con mansedumbre. – Quilón de Esparta

60. Dicen que los espartanos descendieron de Hércules mismo. El valiente Leónidas dio testamento de nuestro linaje. Su rugido fue largo y fuerte. – Capitán

61. Toma en consideración la hermosa tierra que defiendes tan vigorosamente. Imagínatela reducida a cenizas. ¡Considera el destino de sus mujeres! – Jerjes

62. Ustedes los griegos están orgullosos de su lógica. Les surgiero que la empleen. – Jerjes

63. Si están buscando sangre, sean bienveniddos. – Leónidas

64. Los arcadianos gritan y maldicen, apuñalando salvajemente, más matones que guerreros. Hacen un desastre impresionante de las cosas. Aficionados valientes… hacen su parte. – Dilios

65. Su casco era sofocante, estrechaba su visión. Y él debe ver lejos. Su escudo era pesado. Le hacía perder el equilibrio. Y su objetivo está muy lejos. – Dilios

66. Esto no terminará rápido. No disfrutarás esto. No soy tu reina. – Traidor, traidor. – Leónidas

67. Es un honor morir a tu lado. – Stelios

68. Vamos, Leónidas. Entremos en razón juntos. Sería un desperdicio lamentable, una locura si tú, valiente Rey y tus tropas valerosas perecieran, todo por un simple malentendido. – Jerjes

69. ¡Gánense esos escudos muchachos! – Capitán

70. El amor y el odio no son perpetuos; amad siempre como si hubiera de llegar día en que odiaseis y odiad siempre como si hubiera de llegar un día en que amaseis. – Quilón de Esparta

71. Al final, la verdadera fortaleza de un espartano es el guerrero junto a él. Así que dale tu respeto y tu honor a él, y te será devuelto. Primero, lucha con tu cabeza. Luego con tu corazón. – Rey Leónidas (a su hijo)

72. ¿Tus labios pueden terminar lo que tus dedos comenzaron?, ¿o es que la oráculo te robó también las ganas? – Reina Gorgo

73. ¿Gloria? ¿Te has vuelto loco? ¡No existe gloria por reclamar! ¡Sólo la retirada, la rendición o la muerte! – Daxos

74. ¡Espartano! Regresa con tu escudo, o en él. – Reina Gorgo – Sí, mi señora. – Rey Leónidas

75. Relájate, viejo amigo. si me asesinan, toda Esparta se irá a la guerra. Reza porque sean así de estúpidos. Reza porque tengamos así de suerte. – Rey Leónidas

76. Equilibra tus necesidades con tu riqueza y no serás pobre ni rico, sino simplemente afortunado. – Quilón de Esparta

77. Sólo las palabras de una mujer deben de afectar el humor de mi esposo. Y esas son las mías. – Reina Gorgo

78. Se necesitan más que las palabras de una chica adolescente ebria para despojarme de mis ganas por ti. – Rey Leónidas

79. Las personas afirman que su ejercito es de millones, espero por nuestro bien que exageren. – Leónidas

80. Mil naciones del imperio persa caerán sobre ti. Nuestras flechas taparán el sol. – Persa -Entonces lucharemos a sombras. – Stelios

81. El hombre valeroso debe ser siempre cortés y debe hacerse respetar antes que temer. – Quilón de Esparta

82. Todo lo que el dios rey Jerjes requiere es simple de tierra y agua. Una muestra de la sumisión de Esparta. – Mensajero

83. A diferencia del cruel Leónidas, que te ha ordenado pararte frente a él. Yo sólo requiero que te arrodilles ante mí. – Jerjes

84. Jerjes conquista y controla todo lo que tenga a su vista. Trae consigo un ejército tan grande que hacen temblar la tierra con su marcha. – Mensajero

85. Vuestros exploradores sirvieron como buena argamasa para nuestros muros. – Leónidas

86. Pero si llevamos compartiendo nuestra cultura con tus hombres toda la mañana. – Mensajero

87. Sólo puedo desear, con todos los guerreros del mundo reunidos en contra nuestra, que sea alguno de allá abajo que esté a la altura…– Leónidas

88. Acadio, peleé innumerables veces. Y nunca conocí un adversario que pudiera ofrecerme lo que los espartanos llamamos una muerte hermosa. – Leónidas

89. El oro se prueba por medio del fuego, la mujer por el oro, y el hombre por la mujer. -Quilón de Esparta

90. Al final la fuerza de un espartano es el guerrero que lo acompaña. – Leónidas

¿Y las mujeres espartanas?

Al hablar de las mujeres espartanas, llegamos a un punto muy interesante, que refleja parte de la esencia de esta cultura. Si analizamos el contexto temporal, las mujeres tenían en esta sociedad una libertad de movimiento importante, e incluso podían acceder a cuotas nada despreciables de poder económico. Las niñas tenían derecho a la educación. Aprendían a leer y escribir, al tiempo que podían practicar danza y música. Eran sometidas a entrenamientos físicos y prácticas deportivas, pero no en preparación para la guerra, sino para sobrellevar mejor los embarazos y partos.

Podían poseer bienes, heredar fortunas de sus maridos muertos en batallas, y disponer de ellas a su criterio. También podían tomar vino en público y moverse libremente. Usaban sensuales túnicas que dejaban los muslos al descubierto. Algunas, cuyos nombres pasaron a ser leyenda, como es el caso de la Reina Gorgo, participaban de las discusiones con sus maridos y otros hombres, planteando sus puntos de vista como iguales, y dejando por sentado su buen criterio político. Algunas frases de espartanos famosos, como la que reza «el oro se prueba por medio del fuego, la mujer por el oro y el hombre por la mujer», recogen la valía y el papel de la mujer en esta sociedad.

Si bien la rivalidad entre Atenas y Esparta hizo que ambas potencias de la Antigua Grecia pasaran a la historia como semejantes, la realidad es que cuando pensamos en grandes guerreros antiguos, sólo los espartanos tienen un sitial de honor. El valor y la disciplina absoluta que se les inculcaba desde la infancia, los inducía a guerrear como una ferocidad extrema, capaz de cualquier sacrificio, en la que la victoria era más importante que la vida.

Existe incluso una leyenda que cuenta que una madre espartana, recibiendo a su hijo que regresaba de una batalla, le pregunto: «¿Qué ha ocurrido?». El joven le contestó «todos los hombres han muerto». La mujer, indignada por la osadía que tuvo el joven de volver, dejando a sus compañeros en el campo de batalla, cogió un cuchillo y acabó con la vida de su propio hijo, pues el honor del guerrero estaba por encima de todo. En este hecho puede verse materializada toda la esencia de Esparta, una polis que supo hacer honor y gloria a la guerra. Esperamos hayas disfrutado de esta recopilación de las mejores frases de espartanos, los guerreros universales.