Las frases de Eurípides hay que tomarlas con cierta gracia y contexto. Este poeta fue, junto a Sófocles y Esquilo, uno de los tres grandes poetas trágicos de la Grecia clásica. Por eso sus frases son tan intensas y hasta tristes y un poco patéticas: él ya era un poco así (mirad la cara de congoja que tiene en las estatuas… ¡seguro que en fondo le encantaba el drama!).
Las frases de Eurípides reflejan la sapiencia clásica de este escritor de la antigüedad, al que reconocerás de ser el autor de tragedias como Electra o tragicomedias como Helena (estas últimas las escribió durante los últimos veinte años de su vida, y, a pesar de que se las llamara tragicomedias, resulta raro pues tienen finales felices). A Eurípides, a pesar de ser uno de los tres grandes trágicos de la antigüedad, también se le criticaron ciertos aspectos de su obra, como que abusara del recurso del deus ex machina.
100 Frases de Eurípides, el griego patético
1. No desperdicies lágrimas frescas en dolores pasados.
2. Sentir respeto es sabiduría.
3. Todo cambia en este mundo, e inconstante es la vida humana, y sujeta a muchos errores.
4. Nadie es feliz durante toda su vida.
5. El tiempo revela todas las cosas: es un charlatán y habla hasta cuando no se le pregunta.
6. Cuando los dioses quieren destruir a un hombre, primero lo enloquecen.
7. Los muertos no tienen lágrimas y olvidan toda pesadumbre.
8. No hay nada más querido para un anciano padre que una hija.
9. Las ganancias mal logradas reportan pérdidas.
10. La fortuna, en verdad, ayuda a aquellos que tienen buen juicio.
11. Pero la felicidad es inconstante, y cuando la aflicción viene después de la dicha, la vida es intolerable al hombre.
12. Donde no hay vino no hay amor.
13. Si tienes palabras más fuertes que el silencio, habla. Si no las tienes, entonces guarda silencio.
14. No debe lamentarse la muerte, debe lamentarse la vida destinada a la lucha y a una vida miserable.
15. A los muertos no les importa cómo son sus funerales. Las exequias suntuosas sirven para satisfacer la vanidad de los vivos.
16. No dejar ninguna piedra sin remover.
17. El que habla a un necio, aunque sea prudente, parecerá también necio.
18. El hombre superior es el que siempre es fiel a la esperanza; no perseverar es de cobardes.
19. Los hombres más sabios siguen su propio rumbo.
20. Breve es la vida, y debemos pasarla lo más agradablemente que se pueda, y no con penas.
21. No es lo que el orador dice, sino quién es, lo que da peso a la elocuencia.
22. La juventud es la mejor época para ser rico, y la mejor época para ser pobre.
23. El que muere ni llora ni siente dolores.
24. Ahora que he llegado a la vejez, ¡cómo la detesto!
25. Los nobles padres tienen nobles hijos.
26. Cuestiona todo, aprende algo, pero no esperes ninguna respuesta.
27. Frente a una muchedumbre, los mediocres son los más elocuentes.
28. Junto con el éxito viene la reputación de sabiduría.
29. Rema en tu propio barco.
30. Es más fácil dar consejos que sufrir con fortaleza la adversidad.
31. Cuando hay un exceso de amor, el hombre pierde su honor y su valía.
32. El mejor profeta es aquel que mejor calcula.
33. Mucha falta hace a la familia el hombre que se muere; pero la mujer vale poco.
34. Es un dichoso infortunio el no tener hijos.
35. Cuando las calamidades caen sobre un Estado, se olvidan los dioses y nadie se preocupa de honrarlos.
36. ¿Quién quiere proponer al pueblo una decisión útil para la comunidad? El que quiere hacerlo se lleva la gloria, el que no se calla.
37. La vida no es verdadera vida, sino sólo dolor.
38. Ningún mortal es dichoso hasta el fin; ninguno ha habido ahora que no conozca el dolor.
39. De todos los seres que viven y piensan, las mujeres son las más desgraciadas… Un hombre, cuando está a disgusto en su casa, puede salir y librar su espíritu del hastío en el trato con sus amigos y los de su edad. Pero nosotras, las mujeres, no podemos mirar sino dentro de nuestro propio corazón.
40. El hombre que pide a los dioses la muerte es un loco: no hay en la muerte nada tan bueno como la miseria de la vida.
41. Mi lengua promete, pero mi mente no ha prometido.
42. El mejor adorno de una mujer lo constituyen el silencio y la modestia.
43. El rey debe tener presente tres cosas: que gobierna hombres, que debe gobernarles según la ley y que no gobernará siempre.
44. ¡Oh!, bálsamo precioso del sueño, alivio de los males, cómo te agradezco que acudas a mí en los momentos de necesidad.
45. Sostengo, pues, que los mortales que no conocen el himeneo ni las dulzuras de la paternidad, son más felices que los que tienen hijos.
46. ¿Quién sabe si morir no será vivir y lo que los mortales llaman vida será la muerte?
47. Los nobles padres tienen nobles hijos.
48. Al sostener que existen los dioses, ¿no será que nos engañamos con mentiras y sueños irreales, siendo que sólo el azar y el cambio mismo controlan el mundo?
49. Jamás, entre los hombres, debería valer más la lengua que la acción.
50. Así como nuestro cuerpo es mortal, las iras no deben ser inmortales. Así hablan los sabios.
51. Dones, que vengan de un hombre malo, no traen provecho.
52. Hasta las desdichas han de sentirse con moderación.
53. Si dijeres mal de nosotros, muchas cosas malas y bien verdaderas oirás.
54. No aplaudo la envidia; pero me gustaría ser envidiado a causa de alguna buena acción.
55. Un hombre viejo no es más que una voz y una sombra.
56. Nunca es vergonzoso lo que es forzoso.
57. Cuando un hombre bueno está herido, todo el que se considere bueno debe sufrir con él.
58. Sed felices: ya no hay amigos cuando uno es desgraciado.
59. ¡Oh virtud, he seguido en pos de ti toda la vida, y al fin hallo que no eres más que una sombra!
60. Los ricos no pueden comprar el privilegio de morir viejos.
61. Una buena costumbre es más fuerte que una ley.
62. El hombre no vive de pan, sino de verdad.
63. La infelicidad es un mal sin solución.
64. Los que no tienen hijos se libran de muchos sufrimientos.
65. Un hombre noble se olvida de las pasadas injurias.
66. Una mujer debiera ser buena para todo dentro de casa e inútil para todo fuera de ella.
67. Dícese que los regalos persuaden aun a los dioses.
68. Cuéntese entre los dichosos aquel a quien durante todo el día no le haya sucedido nada malo.
69. En mudas circunstancias el buen amigo se manifiesta.
70. Convendría que los mortales procreasen hijos por otros medios, y que no hubiese mujeres, así se verían libres de todo mal.
71. No mires a lo lejos, descuidando lo que tienes cerca.
72. No llames jamás feliz a un mortal hasta que no hayas visto cómo, en su último día, desciende a la tumba.
73. Odio a la mujer docta. Ojalá no entre en mi casa mujer que sepa más de lo que una mujer debe saber.
74. Cuando un pueblo trabaja dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, Dios lo ama.
75. El oportunista que no sirve para nada siempre hechiza a la chusma.
76. Tú encontrarás muchas excusas, porque eres mujer.
77. ¿Qué mayor dolor puede haber para los mortales que ver muertos a sus hijos?
78. Todas las cosas nacen de la tierra, y todas las cosas las vuelve a tomar.
79. El genio convierte la excepción en regla.
80. La opulencia tiene su miseria: es cobarde y se apega a la vida.
81. El amor es el maestro más fecundo en recursos.
82. Es una carga demasiado pesada para un solo corazón sufrir por dos.
83. Llena de tormentos está la vida humana, y no hay descanso en nuestras penalidades; y si tan dulce es vivir, a lo mejor nos envuelven las tinieblas de la muerte.
84. La pobreza tiene este defecto: incita al hombre a cometer malas acciones.
85. En la bondad se encierran todos los géneros de la sabiduría.
86. Cuando la fortuna sonríe, ¿qué necesidad hay de amigos?
87. Es dañino para los hombres superiores el que un villano alcance prestigio por ser capaz de contener al pueblo con su lengua, alguien que antes no era nadie.
88. Un sólo hombre es más digno de ver la luz que infinitas mujeres.
89. No hay en el mundo nada peor que una mujer, excepto otra mujer.
90. Cuando la muerte se aproxima, los viejos encuentran que la vejez ya no es una carga.
91. Al hombre comedido le basta con lo suficiente.
92. Si pudiéramos ser jóvenes dos veces y dos veces viejos, corregiríamos todos nuestro errores.
93. La riqueza es la cosa que más honran los hombres y la fuente del más grande poder.
94. ¿Quién sabe si lo que llamamos muerte no es sino vida; y la muerte, en cambio lo que juzgamos que es vida?
95. El trabajo es el padre de la gloria y de la felicidad.
96. Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece.
97. ¡Qué mala es siempre por naturaleza la esclavitud, y cómo soporta lo que no debe, sometida por la fuerza!
98. No hay ningún hombre absolutamente libre. Es esclavo de la riqueza, o de la fortuna, o de las leyes, o bien el pueblo le impide obrar con arreglo a su exclusiva voluntad.
99. Más celos da a la maldad la virtud que el vicio.
100. La ley de la naturaleza del hombre es la igualdad.
Esperamos que te hayan gustado estas frases de Eurípides, el autor de tragedias de la Grecia clásica. ¿Has leído alguna de sus obras? ¿Eres más de sus tragedias o de sus tragicomedias? ¿Prefieres a algún otro autor griego clásico? ¡Cuéntanos lo que te apetezca dejándonos un comentario!