La literatura es sencillamente fascinante; así como el cine o la pintura, posee la capacidad de transportarnos a lugares lejanos, a contextos que no imaginábamos, a paraísos o infiernos perdidos, y lo logra sólo a través de las palabras. Es por ello que en Frases de la Vida somos unos apasionados empedernidos de la literatura, y, como tales, hemos querido dedicarle este artículo a una obra fundamental: Guerra y Paz, de León Tolstói. ¿Ya la has leído? Entonces estas frases de Guerra y Paz te recordarán lo mejor de esta novela, y, si todavía no lo has hecho, acompáñanos a conocer sus más memorables fragmentos para comenzar a sumergirte en su mundo.
Junto con Anna Karénina, Guerra y Paz es considerada la obra cumbre de Tolstói y una de las mejores novelas de la literatura rusa. Publicada en 1869, se ha convertido en una de las obras más relevantes de su tiempo, y fue una de las 100 novelas más vendidas del 2009. En ella se narran las historias de múltiples personajes en medio de una época conflictiva de la historia rusa, donde tiene lugar la invasión napoleónica. De este modo, la ficción y los datos históricos se entremezclarán maravillosamente.
¿Listo para conocer las mejores frases de Guerra y Paz? ¡Vamos a ello!
Las mejores frases de Guerra y Paz
1. La electricidad produce calor y el calor produce electricidad. Los átomos se atraen y se repelen. Al hablar de las más simples acciones del calor, de la electricidad o de los átomos, no podemos explicar el porqué de esos fenómenos y decimos que ocurre así porque tal es su naturaleza, porque ésa es su ley. Lo mismo sucede en los acontecimientos históricos. ¿Por qué se produce una guerra o una revolución? Lo ignoramos. Lo único que sabemos es que para llegar a ese o a otro hecho, los hombres se unen en determinadas agrupaciones en las cuales todos participan.
2. No es posible destruir las pasiones; hay que tratar de dirigirlas hacia un objetivo noble. Es necesario que cada uno pueda satisfacer sus propias pasiones dentro de los límites de la virtud, y que nuestra hermandad le proporcione los medios.
3. Cuando el hombre se mueve, siempre busca el objetivo de ese movimiento. Para recorrer mil kilómetros debe creer que hay algo bueno después de ese recorrido, y necesita el señuelo de una tierra prometida para tener fuerzas y poder moverse.
4. Si lo que se pretende conseguir con la comida es nutrir el cuerpo, quien come de una vez lo correspondiente a dos comidas obtiene tal vez un mayor placer, pero no cumple la finalidad perseguida, porque el estómago no puede digerir dos comidas al mismo tiempo.
5. Todos los historiadores están de acuerdo en admitir que la actividad exterior de los Estados y los pueblos, en sus colisiones mutuas, se manifiesta en las guerras; y que la fuerza política de esos Estados y pueblos aumenta o disminuye en razón directa a sus mayores o menores éxitos militares.
6. El ejército consigue una victoria e inmediatamente aumentan los derechos del país victorioso, en detrimento del vencido. Un ejército sufre una derrota y en seguida, según su importancia, el pueblo se ve desprovisto de ciertos derechos; y si la derrota es completa, la sumisión también lo es.
7. El buen general no necesita cualidades de genio, quizá sea mejor que no tenga las mejores cualidades que hay en el hombre: el amor, la poesía, la ternura, la duda filosófica y analítica. Un militar debe ser limitado, firmemente convencido de que es muy importante todo cuanto hace (de otra manera, no tendría paciencia), y sólo así será un jefe valeroso.
8. Mientras se siga escribiendo la historia de algunos personajes, sea la de César o Alejandro, la de Lutero o Voltaire, y no la historia de todos sin excepción, de todos los hombres que han participado en el hecho, es imposible no atribuir a determinados personajes las fuerzas que obligan a otras personas a dirigir sus actividades hacia una sola meta. Y el único concepto que conocen los historiadores es el poder.
9. La guerra no es un intercambio de cumplidos, sino la cosa más odiosa del mundo: hay que comprenderla bien, y no jugar a la guerra. Debe aceptarse severamente esa terrible necesidad. Todo se reduce a eso. Rechazando los engaños y las mentiras, la guerra entonces se llevará con todas sus consecuencias y no será un juego; de otra manera, se convierte en el pasatiempo favorito de gentes ociosas y frívolas…
10. Si el terreno del conocimiento humano se limitara al pensamiento abstracto, al analizar con espíritu crítico la explicación que la ciencia nos da sobre el poder, la humanidad llegaría a la conclusión de que el poder no es más que una palabra, y que en realidad no existe. Mas para conocer un fenómeno, además del razonamiento abstracto, el hombre posee otro medio: el experimento, que le permite comprobar los resultados del razonamiento. Y el experimento le dice que el poder no es una palabra, sino un hecho realmente existente.
11. Hay que creer en la posibilidad de la felicidad para ser feliz.
12. Toda la variedad, todo el encanto y toda la belleza que existe en este mundo está hecha de luces y sombras.
13. En los asuntos indecisos, siempre sale victorioso el que es más tenaz.
14. La palabra dicha es plata; la no pronunciada, oro.
15. ¿Cómo es posible vivir para uno sólo?
16. Solamente los tontos o los depravados se encuentran mal.
17. Dejemos que los muertos entierren a sus muertos; mientras se vive, hay que vivir y ser feliz.
18. Los hombres no pueden saber lo que es justo ni lo que es injusto. Los hombres están perdidos y lo estarán siempre; sobre todo en aquello que consideran como lo justo y lo injusto.
19. Sostenía que los vicios humanos no tienen sino dos puentes: la ociosidad y la superstición, y solamente dos virtudes: la actividad y la inteligencia.
20. Nunca se ha quejado nadie porque lo quieran demasiado.
21. Cuanto más se acercaba, con más y más fuerza- como si el sentido moral estuviera sometido a la ley de la velocidad de caída de los cuerpos – pensaba en su casa.
22. Vence en la batalla quien está firmemente decidido a ganarla.
23. Es muy fácil escribir leyes, pero gobernar es difícil.
24. No hay grandeza donde faltan la sencillez, la bondad y la verdad.
25. Cuanto más la apreciaba menos capaz se sentía de amarla.
26. (…) Prefería huir de esa realidad y refugiarse en el mundo de la locura.
27. De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso.
28. El éxito de una acción militar no depende de ellos, sino del hombre que grita entre las filas «¡Estamos perdidos!» O «¡Hurra!». Sólo en esas filas puede sentirse con certeza que se es útil.
29. En la guerra, un batallón resulta a veces más fuerte que una división entera y otras más débil que una compañía. Nadie puede conocer la fuerza relativa de las tropas.
30. El éxito en una batalla no ha dependido ni dependerá nunca de las posiciones, del armamento, del número; menos que nada, de las posiciones…- Entonces, ¿De qué? – Del sentimiento que hay en mí, en él y en cualquier soldado.
31. La guerra de Rusia debió de ser la más popular de los tiempos modernos; era la guerra del buen sentido y de los intereses verdaderos, del descanso y de la tranquilidad de todos: una guerra puramente pacífica y conservadora.
32. Basta con ahondar en cada acontecimiento histórico -es decir, en la actuación de toda la masa humana que participa en él- para convencerse de que la voluntad de los héroes, lejos de dirigir las acciones de la masa, es casi siempre dirigida.
34. Si los animales que van a la cabeza del rebaño cambian de dirección, eso significa que la suma de voluntades de todos los animales pasa de un jefe a otro, siempre que ese animal siga la dirección escogida por todo el rebaño.
35. Sí, se me ha revelado una nueva dicha inalienable del ser humano -pensaba en medio de aquella penumbra apacible de la isba con los ojos dilatados, enfebrecidos y fijos-, una felicidad que está más allá de las fuerzas materiales, fuera de toda influencia exterior: la felicidad pura del alma, la dicha del amor.
36. La regla táctica, según la cual se debe actuar con las masas para el ataque y en orden disperso para la retirada, confirma, sin querer, la verdad de que la fuerza de un ejército depende de su moral. Para llevar a unos hombres bajo las balas se necesita mayor disciplina que para defenderse de un ataque, disciplina que siempre es el resultado de un movimiento de masas.
37. Si los animales que van a la cabeza son relevados constantemente, la dirección de todo el rebaño varía sin cesar; la causa de ello es que, para conseguir la dirección conocida por nosotros, los animales transmiten su voluntad a los más destacados; por eso, para estudiar el movimiento del rebaño hay que observar a todos los animales que se destacan del conjunto y avanzan desde todas partes.
38. Resulta que ellos tienen más miedo que nosotros. Entonces ¿Es a eso tan sólo, y nada más que eso, a lo que se califica de heroísmo? ¿Lo hice acaso por la patria? ¿Y qué culpa tiene ese hombre con sus ojos azules y su hoyuelo en la barbilla? ¡Qué miedo tenía! ¡Creyó que lo iba a matar! ¿Por qué iba a matarlo? La mano me tembló. ¡Y me han dado la cruz de San Jorge! No comprendo nada, nada.
39. Nada hay más necesario para un joven que la compañía de mujeres inteligentes.
40. La inteligencia y la conciencia de aquel hombre se vieron entenebrecidas -no sólo en aquella hora y día- mucho más que las de todos los demás actores del drama; pero jamás, hasta el fin de su vida, pudo comprender ni el bien, ni la belleza, ni la verdad, ni el significado de sus actos, demasiado contrarios al bien y a la verdad, demasiado apartados de todo sentimiento humano para poder entender su sentido. No podía renegar de sus actos, ensalzados por medio mundo, y por eso debía renunciar a la verdad, al bien y a todo lo humano.
41. Sólo las personas que son capaces de amar con fuerza pueden también sufrir grandes dolores.
42. Una ciudad ocupada por el enemigo es como una doncella que ha perdido su honor.
43. El hombre que representa su papel en los sucesos históricos no comprende nunca su importancia.
44. Es muy fácil juzgar al caído en desgracia y achacarle todos los errores ajenos.
45. El gran número de iglesias y monasterios es siempre índice del atraso de un pueblo.
46. Lo más difícil consiste en saber unir en uno mismo el significado de todo.
47. Para nosotros, que poseemos la medida del bien y del mal dada por Cristo, nada hay inconmensurable.
48. Créeme, querido: no hay nadie más fuerte que esos dos guerreros: la paciencia y el tiempo.
49. Sólo conozco dos males bien reales en la vida: el remordimiento y la enfermedad. Sólo en la ausencia de esos males está el bien.
50. Si la finalidad del matrimonio es la familia, quien desee tener mujeres o maridos conseguirá tal vez mayor placer, pero en ningún caso tendrá familia.
51. Le gustaba comer y beber bien, y aunque le pareciera inmoral, y hasta humillante, no podía abstenerse de los placeres a que se entregaban los solteros.
52. Y nadie piensa que el hecho de considerar la grandeza como la medida del bien y del mal es la confesión de su nulidad, de su infinita pequeñez.
53. En batallas precedentes no había pensado más que en la posibilidad del éxito; mas ahora imaginaba numerosas probabilidades desgraciadas y no podía por menos de esperarlas todas.
54. Desde el punto de vista de la experiencia, el poder no es sino la dependencia entre la voluntad manifestada por el personaje y el cumplimiento de esa voluntad por otros.
55. La salvación de Rusia está en su ejército. ¿Conviene arriesgar la pérdida del ejército y de Moscú aceptando el combate o es mejor entregar Moscú sin luchar?
56. En las mejores relaciones, aun las más amistosas y sencillas, el halago y la alabanza son tan necesarios como la grasa en el eje de las ruedas para que giren.
57. Sonrió como diciendo: Tiene perfecto derecho a no creerme, y me es lo mismo que me crea o no; pero no tiene motivo alguno para decírmelo, y esto es lo importante.
58. En los hechos históricos, los llamados grandes hombres son como etiquetas que denominan el acontecimiento; y como sucede con las etiquetas, son quienes menos están relacionados con el hecho mismo.
59. Cada historiador, de acuerdo con su propia opinión sobre el objetivo que persiguen los pueblos, lo ve en la grandeza, en la riqueza, en la libertad, en la instrucción de los ciudadanos…
60. Los dos guerreros más poderosos con los que se puede contar son la paciencia y el tiempo.
61. –Ahora lo juzgan y lo culpan todos aquellos que hace un mes lo ensalzaban y aquellos que no eran capaces de comprender sus fines…
62. Si buscas la perfección, jamás estarás satisfecho.
63. Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas cada una a su manera.
64. Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
65. Pensamos que todo está perdido cuando se nos hace salir de nuestro sendero habitual, pero es ahí precisamente donde empieza lo nuevo y lo bueno.
66. El respeto se inventó para llenar el vacío que debe completar el amor.
67. Si fuera verdad lo de la traición— decía con vehemencia y apresuradamente, —se encontrarían pruebas de sus relaciones secretas con Bonaparte y se harían públicas. Personalmente, no me gustaba ni me gusta Speranski, pero me gusta la justicia.
68. La fuente de la dicha no está fuera, sino dentro de nosotros.
69. Cuando tu amas a una persona, amas la persona que es, y no la que te gustaría que fuera.
70. Yo creo que, si bien es cierto que hay tantas mentes como cabezas, entonces hay tantas clases de amor como de corazones.
Sin lugar a dudas, Guerra y Paz fue una de las novelas más emblemáticas de León Tolstói, así como una de las obras más relevantes de su tiempo, y estas frases de Guerra y Paz nos ayudan a comprenderlo bien. Se trata de una novela, por lo demás, sensible y profunda, que todo el mundo debe darse la oportunidad de conocer. Y a ti, ¿qué te han parecido estas frases de Guerra y Paz? ¿Te gustaría leer esta maravillosa obra de la literatura rusa? O, si ya has tenido la oportunidad de hacerlo, ¿conoces otras frases de Guerra y Paz que debamos incluir en nuestra lista? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡estaremos deseando leerte!