El término sadismo hace alusión a una determinada clase de conducta sexual que implicaría infligir sufrimiento físico o psicológico a otra persona bajo la finalidad de obtener placer sexual. Dicho concepto, aunque muchos no lo sepan, tuvo sus orígenes con Marqués de Sade, un filósofo y escritor francés que incurrió en las prácticas sádicas y que no dudó en trasladarlas de la manera más cruda y desbocada a su extensa obra literaria.

Nació en Francia el seno de una familia aristocrática el 2 de junio de 1740. Su afán por el mundo de las letras comenzó en tiempos tempranos, cuando acudía a la biblioteca en busca de libros de historia y crónicas de viajes que le permitían conocer toda la gama de posibilidades culturales a lo largo y ancho del globo. Fue alumno de la Escuela de Caballería y en 1759 se consolidó como Capitán del regimiento de Borgoña. Se casó solo a causa del mandato paterno y no demoró en revelarse contra sus deberes matrimoniales; recorrió una inmensa cantidad de prostíbulos y se hizo de numerosas amantes.

Pasó su vida entera entrando y saliendo de cárceles y manicomios. Cada vez que uno de sus manuscritos llegaba a manos del público se lo acusaba de libertinaje sexual, principalmente por los relatos en los cuales abundaban las violaciones, perversiones de toda índole, las parafilias e, incluso, el envenenamiento. Pero lo cierto es que, dada su condición socioeconómica, Marqués de Sade siempre conseguía salir de las prisiones en las que se lo arrastraba. Finalmente, y superando la intermitencia entre fugas e ingresos en diferentes instituciones, murió en el manicomio de Charenton el 2 de diciembre de 1814.

Frases de la vida te presenta un listado con las mejores frases de Marqués de Sade. ¡Acompáñanos a conocer un poco más acerca de este controversial personaje!

Las mejores frases de Marqués de Sade

1. La ley sólo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero.

Marqués de Sade expuso en sus textos todas las contradicciones de la moral de la época. Sería él mismo quien aprovecharía sus privilegios de clase para salir de cárceles y manicomios tantas veces como fuera necesario.

2. La verdadera sabiduría no consiste en reprimir los vicios, porque, siendo los vicios ca­si la única felicidad de nuestra vida, sería un verdugo de sí mismo el que quisiera reprimirlos; la sabiduría consiste en entregarse a ellos con tal misterio, con tan grandes precauciones, que nunca nos puedan sorprender.

Resultaba imposible para Sade reprimir sus impulsos. Su filosofía era la del egoísmo, la de la satisfacción inmediata de las necesidades más carnales y primitivas. No existía barrera moral capaz de introducir en él la culpa o el arrepentimiento.

3. Mi desgracia no es consecuencia de mi manera de pensar, sino de la de los demás.

La desgracia de Marqués de Sade tenía mucho (o todo) que ver con sus arrestos, con su constante condena y con el rechazo que suscitaban sus manuscritos a nivel social. Incluso Napoleón Bonaparte lo criticó fuertemente tras el desagrado que le produjo la lectura de uno de sus libros.

4. Amar es una cosa muy diferente a disfrutar; la prueba está en que se ama todos los días sin disfrutar, y con mayor frecuencia aún se disfruta sin amar.

Su matrimonio nada tuvo que ver con el amor. He hecho, únicamente accedió a casarse como respuesta a las incesantes demandas de su padre. Lo hizo con Renèe-Pélagie Cordier de Launay de Montreuil, una joven perteneciente a la nobleza francesa; «amando sin disfrutar» y «disfrutando sin amar» dentro de prostíbulos y teatros franceses.

5. Todo es bueno cuando es excesivo.

La reverencia de Sade ante los excesos se opone completamente al saber popular que tan a menudo nos advierte: ningún exceso es bueno. Este autor nunca se entregó a la cultura de los límites. Que el concepto de «sadismo» se mantenga en boga nos permite comprender la intensidad con que Marqués incurrió en estos ejercicios.

6. La idea de Dios es el único error por el cual no puedo perdonar a la humanidad.

Se dice que pocos días después de casarse contrató a una prostituta, llamada Jeanne Testard, con quien practicó actos violentos utilizando objetos religiosos para infligirle dolor.

7. Si la acción es descubierta y castigada, si pensamos bien, no es del mal ocasionado al prójimo de lo que nos arrepentimos, sino de la desgracia que nos ha producido el cometerla y el ser descubierta.

Esta es una de las frases de Marqués de Sade capaz de expresar perfectamente su visión respecto del otro. Su tesis es la del egoísmo integral: el poder de decisión del partenaire sexual no es considerado cuando de satisfacer sus deseos se trata.

8. Por la pérdida de mis manuscritos he llorado lágrimas teñidas de sangre.

Escribió prácticamente todos sus textos dentro de prisiones y manicomios. Uno de los más reconocidos ejemplos es la obra «Los 20 días de Sodoma», que describe de manera extremadamente gráfica distintas perversiones sexuales consumadas con un grupo de adolescentes esclavizados. El escritor murió pensando que el manuscrito había sido quemado.

9. Nunca, repito, nunca pintaré el crimen bajo otros colores que los del infierno; quiero que se lo vea al desnudo, que se le tema, que se le deteste, y no conozco otra forma de lograrlo que mostrarlo con todo el horror que lo caracteriza.

Cuando se le reprochaban sus modos explícitos y escandalizadores, el autor respondía con esta frase o con declaraciones similares. No intentaría disfrazar el horror, porque incluso encontraba satisfacción dentro de él.

10. Predicar sin practicar es lo mismo que construir un barco y dejarlo en la orilla.

Esta décima frase del Marqués de Sade pone de manifiesto su principal filosofía de vida: predicar al tiempo que practicar. Muchos escritores pueden incluir sus fantasías privadas dentro de un relato sin la necesidad de trasladarlas a la realidad. No encontrarás a Sade entre ellos.

Más Frases del Marqués de Sade

11. Habrá que demostrar que la virtud no es el sentimiento habitual del hombre, que sólo es el sacrificio forzado, que la obligación de vivir en sociedad le obliga a tener en cuenta consideraciones cuya observancia podrá hacer refluir sobre él una dosis de felicidad que contrabalanceará las privaciones.

12. ¿Por qué se quejan de su suerte cuando la puedes cambiar tan fácilmente?

13. … un infierno habitado por los de nuestra misma especie, a pesar de todas las torturas, es mucho más deseable que un cielo ocupado por las criaturas monótonas a quienes se nos presenta como modelo de virtud.

14. Todas las cosas no son más que costumbre, señora, no hay nada a lo que uno no se habitúe, ¿no les gustaba a las damas romanas ver caer a los gladiadores a sus pies? ¿No llevaban ellas la ferocidad hasta querer que muriesen sólo en actitudes elegantes?

15. Hay algunos rastros de honradez en el alma de los malvados, y la virtud es de tal valor a los ojos de los hombres, que incluso los más corrompidos, están obligados a rendirle homenaje en mil ocasiones de su vida.

16. ¿Desprecias a nuestros libertinos por practicar tal o cual vicio? Pues bien, también ellos te desprecian por practicar tal o cual virtud.

17. Lancémonos a este mundo perverso, en el que los que engañan más son siempre los que triunfan; que ningún obstáculo me cohíba. Puesto que la sociedad únicamente está compuesta de cándidos y bribones, formemos parte de éstos: es más alagador engañar al prójimo que ser engañado por éste.

18. Hay muchísimas mujeres que piensan que con tal de no llegar hasta el fin con un amante, pueden al menos permitirse, sin ofender a su esposo, un cierto comercio de galantería, y a menudo esta forma de ver las cosas tiene consecuencias más peligrosas que si su caída hubiera sido completa.

19. Los placeres que se saborean a solas me resultan insípidos, sólo si puedo compartirlos me siento dichoso.

20. Como las ciudades en guerra, todas las mujeres tienen un flanco indefenso. Cuando se les descubre, la plaza se rinde inmediatamente.

21. ¡Me dais la muerte y queréis que yo viva! ¡Destruís mi esperanza y, al mismo tiempo, la reanimáis! No, no moriré…

22. ¡Santo cielo! Si los hombres supieran al entrar en la vida las penas que les esperan y si de ellos dependiese volver a la nada, no habría uno sólo que quisiera emprender esta carrera.

23. Las pinturas más audaces, las descripciones más osadas, las situaciones más extraordinarias, las máximas más espantosas, las pinceladas más enérgicas tienen el sólo objeto de obtener una de las más sublimes lecciones de moral que el hombre haya recibido nunca.

24. No hay cosa más mediocre en el mundo que la posesión de una mujer, amigo mío; quien ha tenido una, ha tenido ciento: la única forma de alejar la monotonía de esos triunfos insípidos, es deberlos sólo a la astucia y únicamente sobre los restos de un tropel de prejuicios vencidos pueden encontrarse algunos encantos.

25. No hay amante en el mundo que no prefiera ver muerta a su querida, a que le sea infiel.

26. Es tan injusto poseer exclusivamente a una mujer como poseer esclavos.

27. Ejemplo funesto, pasión cruelísima, ¡si pudierais dar a conocer mis errores a quienes se encuentran en la misma situación, si las penas que mis placeres criminales me han ocasionado pudieran al menos frenarles al borde del abismo, tras conocer mi lamentable historia.

28. El público, que no tiene tiempo de estudiar profundamente a las personas, juzga siempre por las apariencias. Y no es difícil lograr que éstas os favorezcan. Satisfaced, pues, a la gente, a fin de que os ayuden cuando lo necesitéis.

29. ¡Placeres crueles! ¡Cuántas lágrimas me habéis costado y cuántos remordimientos han de desgarrar todavía mi alma hasta el postrer instante de mi vida!

30. ¿Y qué necesidad hay de sentirse encadenado a otras sensaciones distintas a las del placer?

31. Pienso que si existiera un Dios, habría menos maldad en esta tierra. Creo que si el mal existe aquí abajo, entonces fue deseado así por Dios o está fuera de sus poderes evitarlo. Ahora, no puedo temer a un Dios que es o malicioso o débil. Lo reto sin miedo y me preocupan un comino sus rayos.

32. Digámoslo con toda claridad: la necesidad de joder no es menos importante que la de comer o beber, y todas ellas deben satisfacerse sin impedimiento alguno.

33. Sé filósofo, toma lo tuyo y permite que el prójimo escoja sus propias pasiones.

34. No es un amante lo que la mujer quiere en el esposo, sino una persona que la trate bien, y con ello hay bastante.

35. Es casi siempre por un amor excesivo…, casi siempre por ceder demasiado pronto, por lo que perdemos el afecto de nuestros amantes…

36. No creo en los hechos sobrenaturales…; no hay causa sin efecto, y lo primero que hago cuando me ocurre algo extraño es buscar la causa.

37. Los hombres tienden a desear una mujer con cuerpo de virgen pero mentalidad de puta.

38. No hay más infierno para el hombre que la estupidez y la maldad de sus semejantes.

39. Cuando se ama de verdad -decían nuestros antiguos trovadores-, se oiga lo que se oiga, se vea lo que se vea en contra de la amada, no se debe dar crédito ni a los oídos ni a los ojos; hay que escuchar únicamente al corazón.

40. Mi opinión en lo que se refiere al placer es que hay que emplear todos los sentidos.

41. Pero qué nos importa la opinión de la gente fría siempre que nuestras almas, más ardientes y más nobles que las suyas, sepan disfrutar de lo que ellos no perciben.

42. Una mujer verdaderamente honrada no sólo no debe cometer el mal, sino que tampoco debe levantar sospechas de que lo comete.

43. Imperioso, colérico, irascible, extremo en todo, con una imaginación disoluta como nunca se ha visto, ateo al punto del fanatismo, ahí me tenéis en una cáscara de nuez… Mátenme de nuevo o tómenme como soy, porque no cambiaré.

44. Lo que hace celoso al amante no es el afecto que siente por ella sino el miedo a la humillación pública si su querida cambiara de sentimientos hacia él.

45. Somos seres de perversidad inmensa cada uno de nostros; villanos para quienes no existe más Dios que sus deseos, más leyes que los límites de su resistencia, más cuidados que sus placeres; sin principios, desenfrenados, disolutos, ateos. Indudablemente existen muy pocos excesos que no cometamos.

46. Dos seres de sexo diferente, que el instinto del placer los acerca, deben, pues, entregarse a gozar del placer en toda la extensión de que sean capaces, buscando la forma de hacerlo más intenso y mejor, y reírse de lo que se llama las consecuencias, porque estas consecuencias no son en absoluto necesarias.

47. Creer en la inmortalidad del alma, es decir, estar persuadidos de la existencia de algo de lo cual es imposible formarse alguna noción real, es creer en palabras sin poderlas relacionar con algún sentido; afirmar que una cosa es tal y como la decimos es el colmo de la locura y de la vanidad.

48. …sólo me gustan las profesiones útiles: todo aquel que no tiene talento más que para fabricar dioses o para matar hombres, me ha parecido siempre un individuo consagrado a la indignación pública y al que se le debe ridiculizar u obligar a que trabaje a la fuerza.

49. El peor de todos es un cadalso; la espada es el arma de quien no tiene razón, es el recurso común de la ignorancia y de la estupidez; hace prosélitos, inflama el celo y no convence jamás.

50. Pienso que si existiera un Dios, habría menos maldad en esta tierra. Creo que si el mal existe aquí abajo, entonces fue deseado así por Dios o está fuera de sus poderes evitarlo. Ahora, no puedo temer a un Dios que es o malicioso o débil. Lo reto sin miedo y me preocupa un comino sus rayos.

51. … ¿cómo podemos pensar en la extravagancia de que una criatura femenina pueda tener mayor valor por tener una parte de su cuerpo poco más o poco menos abierta.

52. Si la naturaleza ha creado al hombre y a la mujer desnudos, es imposible que éstos sientan aversión entre sí o tengan vergüenza de aparecer uno ante el otro desnudos.

53. El pudor es una quimera, único resultado de las costumbres y de la educación. Es, lo que se dice, un hábito.

54. No se envilece lo que se ama.

55. ¡Gran Dios!, así es como han mancillado durante más de doscientos años tus altares; así es como seres razonables han creído deber honrarte; rociando tu templo con la sangre de tus criaturas, mancillándolo con horrores e infamias, con ferocidades dignas de los caníbales es como varias generaciones de hombres sobre la Tierra han creído cumplir tus deseos y agradar a tu justicia.

56. ¿Para qué serviría arrepentirse de una acción, de la naturaleza que ésta fuere, si nos ha producido una satisfacción y que no tiene ninguna consecuencia desagradable?

57. ¿Acaso pensáis que deseo una esposa para tener una amante legítima?

58. Si existe un Dios, ¿qué importa la forma en que los hombres le adoren?

59. Estoy de acuerdo con que no comprendemos la relación, la sucesión y la progresión de todas las causas; pero la ignorancia de algo no es jamás motivo suficiente para creer o determinar otro algo.

60. Solamente de nosostros depende nuestra felicidad; ésta no depende sino de nuestra conciencia, y puede ser que un poco de nuestras opiniones, sobre las cuales sólo deben actuar las más seguras inspiraciones de la conciencia.

61. ¡Ah!, no preveáis las desgracias del amor antes de haber gustado sus placeres.

62. No perded de vista jamás que no es la falta lo que pierde a una mujer, sino el escándalo, y que diez millones de crímenes ignorados son menos peligrosos que el más leve tropiezo que salta a los ojos de la gente.

63. ¡Ah, el pueblo; bromea cuando se muere de hambre y canta cuando le machacan!

64. ¿Imagináis como es el tiempo que transcurre lejos del ser amado? ¿En el que no se puede oír su voz, en el que no se puede gozar de su mirada? ¿No es pedir a un hombre que exista separado de su alma?

65. En el mundo no hay nada que el amor no haga olvidar.

66. ¿Qué es la razón? Es la facultad que me ha dado la naturaleza para aceptar un objeto y huir de otro en función del placer o del dolor que de ellos puedo recibir.

67. Respetemos eternamente el vicio y no combatamos sino la virtud.

68. La tolerancia es la virtud del débil.

69. … ¿no es cierto que cuanto más culto se es, más se saborean los placeres de la voluptuosidad?

70. Esa pizca de sal del adulterio aporta insospechados alicientes al placer.

71. El que se entrega al mal por el mal mismo no actúa por debilidad, sino por fuerza; y de ese modo no lamenta por la mañana los excesos cometidos la noche anterior, sino que se felicita por haberlos cometido. En esta dirección se halla la felicidad, no cabe la menor duda.

72. No es, pues, para nosotros para quien todo ha sido hecho, puesto que si nosotros no existiéramos, todo existiría igualmente. ¿Qué somos entonces ante los ojos de la naturaleza? ¿Por qué nos estimamos tanto?

73. La falsa virtud que llamamos castidad es seguramente el más ridículo de todos los prejuicios.

74. ¿No sería infinitamente más sencillo, en una acción tan absolutamente indiferente a la sociedad, tan conforme con Dios, y más útil a la naturaleza de lo que pueda creerse, que se dejara a cada cual obrar a su antojo?

75. …creedme, aprovechad vuestra libertad para pasarlo bien, que eso vale mucho más que un sólo amante…

76. En el amor, todas las cumbres son borrascosas.

77. El crimen es mi elemento, no viviría más que para volver a sumirme en él.

78. Ninguna religión vale una sola gota de sangre.

79. La primera ley que me indica la naturaleza es deleitarme a costa de quien sea.

80. ¡El honor! ¡Cómo es posible que otra persona pueda disponer de nuestro honor! ¿No será acaso esto del honor un medio que los hombres hayan empleado para encadenar a las mujeres más fuertemente a ellos?

81. ¡Cuántas variaciones! ¡Cuántas cosas! Me parece que el cielo sólo me ha dado un corazón sensible para ponerlo a prueba en los más rudos combates…

82. ¿Creéis que hay gran diferencia entre un banquero de una mesa de juego robándoos en el Palais-Royal, o Matasiete pidiéndoos la bolsa en el bosque de Bolonia? Es lo mismo, señora; y la única distancia real que puede establecerse entre uno y otro, es que el banquero os roba como cobarde, y el otro como hombre valiente.

83. La crueldad lejos de ser un vicio es el primer sentimiento que imprime en nosotros la naturaleza.

84. La gloria seduce la imaginación, mas no procura la menor voluptuosidad a los sentidos.

85. ¿Remordimientos? Esos impulsos, ¿son conocidos acaso por un corazón como el mío? Hace mucho tiempo que el hábito del mal los apagó en mi alma endurecida.

86. ¿De verdad os vais a casar? Cómo os compadezco…

87. No añadas el ultraje a la infidelidad.

88. No es en absoluto mi manera de pensar la que ha hecho mi desgracia; es la de los otros.

89. Nada más natural y más simple que creer que el hombre muerto no es nada; nada más extravagante que creer que el hombre muerto vive aún.

90. … veo que si el hombre prefiere el interés general y que, en consecuencia, es virtuoso, será infortunado toda su vida, y que si por el contrario, el interés particular se impone en él sobre el interés general, será perfectamente feliz si las leyes lo dejan en paz.

91. … la primera de las leyes de la amistad es la confianza…

92. ¿Qué influencia puede ejercer sobre mí esta opinión vulgar? Esta opinión no nos afecta sino en razón de nuestra sensibilidad; pero si a fuerza de sabiduría y reflexión, logramos ahogar esta sensibilidad hasta el punto de no sentir sus efectos, incluso en las cosas que nos conciernen más directamente, resultará imposible que la opinión buena o mala de los otros, pueda influir en nuestra felicidad.

93. ¿Conocéis tan mal el corazón de una mujer para ignorar lo que puede nacer de la gratitud?

94. Presidente – le gritaba el marqués desternillándose de risa -, sin duda esto es un designio de la providencia, es el talión, amigo mío, la ley del talión, la ley predilecta de vuestros tribunales, ¿por qué os quejáis de estar colgado así? ¿acaso no condenasteis a menudo al mismo suplicio a quienes no se lo merecian tanto como vos?

95. No, no, repito, la castidad no es una virtud, no es más que una convención que tuvo su origen en un refinamiento del libertinaje.

96. El que es celoso de su gloria sufre tantos tormentos como el que la olvida; el uno siempre teme perder este precioso bien; el otro tiembla por su propio descuido.

97. Únicamente el entusiasmo o la locura pueden determinar que se prefiera un sistema de conjeturas improbables que desesperan a aquel sistema evidente que tranquiliza.

98. No conoceríamos esos crímenes que son producto de monstruosos abusos, porque es la ley la que engendra los crímenes, y no existiendo leyes no habría crímenes.

99. Todos los sentimientos se depravan en las capitales: a medida que se respira el aire apestado, las virtudes se deterioran, y como la corrupción es general, hay que salir de ella o gangrenarse.

100. Esos colonos presidentes son auténticos rebanadores de cabezas; cortan una nuca con la misma facilidad que una corneja arroja nueces, sea justo o no sea justo, no se paran en mientes; el rigorismo lleva, como la propia Themis, una venda sobre los ojos puesta por la estupidez…

101. Todas las pasiones tienen dos sentidos, Julieta: uno, muy injusto, en relación con la víctima; el otro, singularmente justo en relación con quien las ejerce.

102. Mucho más lo creería si os viera hacer frente a alevosos ataques; la virtud de aquella esposa que no corre nunca el riesgo de ser seducida no es la que sale mejor parada, sino la de esa otra que tan segura se siente de sí misma que, sin temor alguno, se expone a cualquier cosa.

103. Si no viví más, fue por que no me dio tiempo.

104. La naturaleza inspira al fuerte para que robe al débil y se enriquezca, y al débil, para que robe al fuerte y se iguale a él.

105. Nada más simple que amar el envilecimiento y encontrar goces en el desprecio.

106. Resulta tan ridículo decir que la castidad es una virtud como afirmar que lo sería privarse de comer.

107. Así, la conciencia es pura y simplemente obra de los prejuicios que se nos han infundido, o de los principios que nosotros nos formamos.

108. Legisladores, haced vuestras mancillas menos frecuentes si queréis disminuir la masa de crímenes; una nación que supo hacer un dios del Honor puede derribar sus cadalsos cuando le queda para dirigir a los hombres el freno sagrado de tan hermosa quimera…

109. Las hermosas sacerdotisas de Venus, que acudían día tras día a quemar su incienso en los altares del amor, debieron llorar sin duda la demolición de su templo.

110. La igualdad prescrita por la revolución no es si no la venganza del débil sobre el fuerte; es lo que ocurría en otros tiempos en sentido inverso, pero esta reacción es justa, es necesario que a cada uno le llegue su oportunidad.

111. La prosperidad del crimen es como el rayo, cuyos engañosos fuegos sólo embellecen un instante la atmósfera para precipitar en los abismos de la muerte al infeliz a quien han deslumbrado.

112. El orden social a cambio de libertad es un mal trato.

113. …¿no es más desesperante la incertidumbre de no ser en el futuro, a la certidumbre de no haber sido en el pasado?

114. Si no viví más, es porque no me dio tiempo.

115. Si alguna vez, sin embargo, sois descubiertas hasta el punto de no poder negar vuestra conducta adúltera, jurad que sentís remordimientos y redoblar las atenciones y los mimos a vuestro marido.

116. Estad seguros de que el hombre sólo practica la virtud por el bien que desea obtener de ella o por el reconocimiento que espera.

117. Es, sobre una suma de absurdas conjeturas, donde se construye la idea maravillosa e inmortal del alma.

118. No os extrañe que el hombre se vuelva criminal cuando le degradan, aunque inocente; no os extrañe que prefiera el crimen a las cadenas cuando en una o en otra situación es alcanzado por el oprobio.

119. ¿No es un suplicio la vida cuando no se ve en torno sino errores y crímenes?

120. Despreciad todas las leyes que os tiranizan; estas leyes son obra de vuestros enemigos, si no es que vosotros mismos las habéis hecho.

121. Después de ejercer la justicia durante treinta años, ¿no es razonable que, al menos una vez en vuestra vida, seáis vos su víctima?

122. La ley que atenta contra la vida de un hombre (la pena capital) es impracticable, injusta, inadmisible. Nunca ha reprimido la delincuencia.

123. ¿Quién roba más que nuestros financieros?

124. El sentimiento de mi amor es tan vivo que incluso al perder a la que es su objeto, me resulta imposible truncar una vida que ella anima y que inflamará hasta el último momento… Haré mucho más que morir, viviré.

125. Los días, que en un matrimonio por conveniencia sólo traen consigo espinas, hubieran dejado que se abrieran rosas de primavera. Cómo hubiese recogido esos días que ahora aborrezco.

126. La virtud más depurada implica a veces algunos extravíos.

127. El remordimiento no es, pues, sino una desagradable reminiscencia resultado de las leyes y de las costumbres aceptadas, pero nunca dependiente de la clase de delito.

128. No cesaré de decírtelo: el sentimiento de la humanidad es quimérico; jamás podrá hacer frente a las pasiones, ni incluso a las necesidades, si contemplamos que durante siglos los hombres se devoran unos a otros.

129. Y digo yo: ¿qué valor puede tener para un hombre sensato un sentimiento siempre en contradicción con la naturaleza?

130. Las cadenas, las delaciones, las mentiras, las traiciones, los cadalsos hacen esclavos y producen crímenes; sólo a la tolerancia pertenece establecer y conquistar los corazones; sólo ella, ofreciéndole virtudes, las inspira y las hace adorar.

Esperamos que hayas disfrutado de nuestro listado de frases de Marqués de Sade. ¿Conocías su historia? ¿Qué te ha parecido? Nos encantaría leer tus impresiones en la sección de comentarios. ¡Nos vemos la próxima con muchas más frases!