Max Scheler nació en Alemania en 1874 y se convirtió en un filósofo sobresaliente en el siglo XX por sus contribuciones al desarrollo de la fenomenología, la antropología filosófica, la ética y la filosofía de la religión. Scheler fue un pensador original, y, como bien puede observarse en su currículum, multifacético a nivel de sus investigaciones. Su búsqueda filosófica estuvo guiada permanentemente por un deseo de salvación que lo condujo a analizar, principalmente, el orden de los valores y la naturaleza de las personas. En este nuevo artículo de Frases de la Vida hemos elaborado una selección de frases de Max Scheler que revela la sabiduría práctica de la doctrina de este filósofo.

En su producción filosófica temprana observaremos un fuerte arraigo al catolicismo. Del mismo modo, durante su periodo idealista, realizó notables contribuciones a la doctrina de la filosofía cristiana católica. Posteriormente, su idea de Dios adquiere otros matices que lo alejan de sus inicios, aunque ello no lo apartará de su postura de referente para el pensamiento religioso, influyendo así en autores como Romano Guardini, Dietrich von Hildebrand y Karol Wojtyla, quien pasó a la historia como el papa Juan Pablo II. Scheler fue el filósofo que cautivó a este tan querido representante de Dios en la tierra, que, por cierto, se doctoró con una tesis sobre Max Scheler y la ética cristiana.

La ética de Scheler es un proyecto para la humanidad basado en el amor y en la perfección de la persona. En obras como Arrepentimiento y nuevo nacimiento, Esencia y formas de la simpatía, El puesto del hombre en el cosmos y Ordo amoris se presentan sus reflexiones acerca de los valores que contribuyen a lograr tal proyecto. Para este filósofo alemán, los valores eran eternos e invariables, y ello era justamente lo que los distinguía de los bienes materiales. Asimismo, indicó que los valores se presentan a las personas de manera directa y objetiva, sin anunciarse previamente a la consciencia. Ellos serían, más bien, un contenido de la ética, y por ello resultaba tan importante su estudio para el avance de la humanidad en estos términos.

Sin dudas, un hombre que legó a la filosofía grandes ideas. ¿Qué dices si nos sumergimos en las mejores frases de Max Scheler? ¡Acompáñanos!

Grandes frases de Max Scheler

1. El hombre se ha hecho plena, íntegramente problemático; ya no sabe lo que es, pero sabe que no lo sabe.

2. El amor es un movimiento del ánimo y un acto espiritual.

3. Ama a todos, en la medida en que son portadores de valores… y a los malos incluso en medida especial.

4. La venganza en sí es una vivencia que se basa en otra vivencia de impotencia; siempre, por tanto, cosa del débil en algún punto.

5. El amor debe mostrarse justamente en el hecho de que lo noble se rebaje y descienda hasta lo innoble, el sano hasta el enfermo, el rico hasta el pobre, el hermoso hasta el feo, el bueno y santo hasta el malo y vulgar, el Mesías hasta los publicanos y pecadores… con la convicción piadosa de conseguir lo más alto en la realización de este acto de humillación, en este rebajarse a sí mismo, en este perderse a sí mismo, con la convicción de hacerse igual a Dios.

6. El ánimo amistoso u hostil de alguien para mí lo aprehendo en la unidad de su expresión de la mirada, mucho antes que yo pueda indicar los colores o el tamaño de sus ojos.

7. Los dolores y sufrimientos de la vida dirigen nuestra mirada espiritual más y más a los bienes centrales de la vida y a los bienes de salvación, a aquellos bienes que, de acuerdo con la fe cristiana, nos han sido ofrecidos en gracia y redención conferidas por Cristo.

8. El arrepentimiento es, considerado ya desde el punto de vista moral, una forma de autosalvación del alma; el único como para recobrar sus fuerzas perdidas. Y desde el punto de vista religioso es todavía mucho más: el acto natural que Dios otorgó al alma para retornar a él cuando ella de Él se alejó.

9. Es siempre el amor lo que nos despierta para conocer y querer, más aún, la madre del espíritu y de la razón.

10. Todo lo que podemos conocer de moralmente valioso en un hombre tiene que reducirse de una manera especial de organización de sus actos de amor.

11. La crítica resentida se caracteriza por no querer en serio lo que pretende querer; no critica por remediar el mal, sino que utiliza el mal como pretexto para desahogarse.

12. Nada contribuye tan decisivamente a la bondad humana como la contemplación inmediata de la bondad en otro ser humano.

13. La multitud siempre creciente de ciencias especiales que se ocupan del hombre, ocultan la esencia de éste mucho más de lo que la iluminan, por valiosas que sean. Si se considera, además, que los tres citados círculos de ideas tradicionales están hoy fuertemente quebrantados, y de un modo muy especial la solución darwinista al problema del origen del hombre, cabe decir que en ninguna época de la historia ha resultado el hombre tan problemático para sí mismo como en la actualidad.

14. Cuando no podemos obtener algo, nos tranquilizamos pensando que no merecía tanto como creíamos.

15. Si se pregunta a un europeo culto lo que piensa al oír la palabra hombre, casi siempre empezarán a rivalizar en su cabeza tres círculos de ideas, totalmente inconciliables entre sí. Primero, el círculo de ideas de la tradición judeocristiana: Adán y Eva, la creación, el Paraíso, la caída. Segundo, el círculo de ideas de la antigüedad clásica; aquí la conciencia que el hombre tiene de sí mismo se elevó por primera vez en el mundo a un concepto de su posición singular mediante la tesis de que el hombre es hombre porque posee “razón”, logos, fronesis, ratio, mens, etc., donde logos significa tanto la palabra como la facultad de apresar el “qué” de todas las cosas.

16. Ya el término y el concepto de hombre encierran una pérfida anfibología, sin aclarar la cual ni siquiera se puede acometer la cuestión del singular puesto del hombre. La palabra hombre indica en primer lugar los caracteres morfológicos distintivos que posee el hombre como subgrupo de los vertebrados y de los mamíferos.

17.  La última meta del ambicioso no es adquirir una cosa de valor, sino ser más estimado que otros.

18. El ambicioso usa la «cosa» como una ocasión para superar el sentimiento de inferioridad como resultado de estar comparándose constantemente.

19. El ser vivo llamado hombre, no sólo está  subordinado al concepto de animal, sino constituye también una provincia relativamente muy pequeña del reino animal. Así continúa siendo el caso, aun cuando, con Linneo, llamemos al hombre el “ápice de la serie de los vertebrados mamíferos” —lo que, por lo demás, es muy discutible objetiva y conceptualmente—; pues también este ápice, como todo ápice de una cosa, sigue perteneciendo a la cosa de que es ápice.

20. El puesto singular del hombre nos aparece claro cuando dirigimos nuestra atención a la estructura total del mundo biopsíquico. A este fin voy a partir de una serie gradual de las fuerzas y facultades psíquicas, en la forma en que la ciencia la ha ido estableciendo paulatina-mente. Por lo que se refiere al límite de lo psíquico, coincide con el límite de la vida en general.

21. La dirección esencial de la vida, que designa la palabra vegetativo —los muchos fenómenos de transición entre la planta y el animal, ya conocidos por Aristóteles, prueban que los conceptos de que nos ocupamos aquí no son conceptos empíricos— es un impulso dirigido íntegramente hacia fuera.

22. El grado ínfimo de lo psíquico, o sea, de lo que se presenta objetivamente (o por fuera) como “ser vivo” y subjetivamente (o por dentro) como “alma”, y a la vez el vapor que lo mueve todo, hasta las alturas luminosas de las actividades espirituales, suministrando la energía a los actos más puros de pensamiento y a los actos más tiernos de radiante bondad es el impulso afectivo sin conciencia, ni sensación, ni representación.

23. Las representaciones y el pensamiento mediato nos indican solamente el modo de ser y el diferente ser de esa realidad; pero ella misma, como “realidad” de lo real, nos es dada en una resistencia universal, acompañada de angustia, o en una sensación de resistencia.

24. Como la misma palabra “impulso” indica, en él no se distinguen todavía el “sentimiento” y el “instinto” que, como tal, tiene siempre una orientación y finalidad específica “hacia” algo, por ejemplo, hacia el alimento, hacia la satisfacción sexual, etc. Una mera “dirección hacia” y “desviación de” (por ejemplo, de la luz), un placer y un padecer sin objeto, son los dos únicos estados del impulso afectivo. Pero este impulso se distingue ya netamente de los centros y campos de fuerza, que están en la base de las imágenes trasconscientes llamadas cuerpos inorgánicos. En ningún sentido puede atribuirse a éstos un ser íntimo.

25. La palabra hombre designa, en efecto, asimismo un conjunto de cosas que se oponen del modo más riguroso al concepto de “animal en general” y, por lo tanto, también a todos los mamíferos y vertebrados y a éstos, en el mismo sentido que, por ejemplo, al infusorio Stentor, aunque no es discutible que el ser vivo llamado hombre es, desde el punto de vista morfológico, fisiológico y psicológico, incomparablemente más parecido a un chimpancé que el hombre y el chimpancé a un infusorio.

26. El hombre contiene todos los grados esenciales de la existencia, y en particular de la vida; y en él llega la naturaleza entera (al menos en las regiones esencia-les) a la más concentrada unidad de su ser. No hay sensación, ni percepción, por simple que sea, ni
representación, tras de la cual no esté ese oscuro impulso, el cual alimenta la sensación con ése su fuego, constante cesura entre los períodos de vigilia y de sueño.

27. Preguntémonos ahora cuál es el concepto más general de la sensación. En los animales superiores, los estímulos ejercidos sobre el cerebro por las glándulas sanguíneas, representa-rían las “sensaciones” más primitivas y constituirían la base tanto de las sensaciones orgánicas como de las sensaciones procedentes de procesos exteriores.

28. Junto a las propiedades objetivas que pertenecen esencialmente al fenómeno de las cosas llamadas vivas (en cuyo detalle no puede entrar, por ejemplo, el automovimiento, la autoformación, la autodiferenciación, la autolimitación en sentido espacial y temporal) presentan los seres vivos otro carácter, para ellos esencial y que es el hecho de que no sólo son objetos para los observadores externos, sino que poseen además un ser para sí, un ser intimo, en el cual se hacen íntimos consigo mismo.

29. La “expresión” es, en efecto, un fenómeno primordial de la vida y no, como Darwin pensaba, un con-junto de acciones atávicas adaptadas. En cambio, lo que falta asimismo completamente a la planta son las funciones de notificación que encontramos en todos los animales y que determinan el trato de unos animales con otros, y emancipan ampliamente al animal de la presencia inmediata de las cosas, que tienen para él una importancia vital.

30. Las cosas son percibidas, los conceptos son pensados, los valores son sentidos.

¡Hemos llegado al final! Esperamos que esta selección de frases de Max Scheler te haya inspirado. ¿Crees que la filosofía de los valores puede contribuir a hacernos mejores personas? ¿Qué aporta a la humanidad el pensamiento filosófico? ¿Sabías que Juan Pablo II fue un estudioso de Max Scheler? Nos encantaría conocer tus respuestas y opiniones, ¡escríbenos un comentario!