Miguel Delibes (1920-2010) fue un escritor español que comenzó su carrera literaria sólo después de haberse desempeñado como dibujante de caricaturas, columnista y periodista. Fue señalado como un autor contrario al progreso, aunque, en realidad, se trataba de un hombre preocupado por la degradación y la agonía a las que podría llegar la humanidad en nombre del supuesto progreso. A razón de ello, en su obra encontraremos agudas críticas a esta noción. En este artículo de Frases de la Vida te presentaremos las mejores frases de Miguel Delibes, para que descubras cómo pensaba el sobresaliente escritor que nos convoca.

En la obra de Delibes se identifica un fuerte compromiso con la preservación de valores, la educación ecológica y la justicia social; fue un crítico casi apocalíptico del sacrificio de la naturaleza por el progreso e invitó a sus lectores a retornar a los orígenes -a las raíces- como alternativa posible al caos y a las crisis actuales. Así, a pesar de que su mensaje tiende al pesimismo, también ofrece una vía para salvar la esperanza.

Delibes fue miembro de la Real Academia Española y ocupó la silla «e» desde 1975 hasta que falleció en el año 2010. Recibió galardones como el Premio Miguel de Cervantes, el Premio Nacional de las Letras Españolas, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y doctorados honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid, de Valladolid, del Sarre, de Alcalá de Henares y de Salamanca. Algunos de sus libros más recomendados son Los santos inocentes, El príncipe destronado, Cinco horas con Mario, La sombra del ciprés es alargada y Señora de rojo sobre fondo gris.

Sin más dilación, ¡acompáñanos a descubrir las reflexiones de Miguel Delibes!

Las mejores frases de Miguel Delibes

1. Si la aventura del progreso ha de traducirse inexorablemente en un aumento de la violencia y de la incomunicación;  de la autocracia y la desconfianza; de la injusticia y la prostitución de la Naturaleza; del sentimiento competitivo y del refinamiento de la tortura; de la explotación del hombre por el hombre o la exaltación del dinero, en ese caso, yo gritaría ahora mismo, como el protagonista de una conocida canción americana,: «¡Que paren la Tierra, quiero apearme!».

2. Permitamos que el tiempo venga a buscarnos en vez de luchar contra él.

3. Para escribir un buen libro no considero imprescindible conocer París ni haber leído el Quijote. Cervantes, cuando escribió el Quijote, aún no lo había leído.

4. Lo más positivo que se ha demostrado con los regímenes de fuerza, ya sean de izquierdas o de derechas, es que no le bastan al hombre para vivir. Los hombres necesitan una atención más próxima y personal.

5. Sentimientos que anidaron hace siete lustros en el corazón de mis personajes: solidaridad, ternura, mutuo respeto, amor; el convencimiento de que todo ser ha venido a este mundo para aliviar la soledad de otro ser.

6. La novela es un intento de exploración del corazón humano a partir de una idea que es casi siempre la misma contada con diferente entorno.

7. Escribir para niños es un don, como la poesía, que no está al alcance de cualquiera.

8. Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad.

9. Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales.

10. La gloria es un problema de años, ya que es el tiempo quien decide qué autor está destinado a ser olvidado y qué otro está destinado a perdurar.

11. Yo mismo ignoraba como había solventado las dificultades que ahora veía resueltas en el cuadro. Me asombraba de mi propia maestría. Tan ajeno me sentía que de esas obras solía decir que las habían pintado los ángeles, que mi mano sólo había cernido de instrumento, de médium.

12. La medicina ha prolongado nuestra vida, pero no nos ha falicitado una buena razón para seguir viviendo.

13. La cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades.

14. Sería un retrato frío, aburrido, impersonal. Me cansa pensarme.

15. Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo.

16. El campo es una de las pocas oportunidades que aún restan para huir.

17. Mi patria es la infancia.

18. Era un niño melancólico, triste, no me gustaba nada ir al colegio, era al mismo tiempo muy callado.

19. Daniel aceptó este hecho con la resignación con la que se aceptan las cosas ineluctables.

20. A mí Madrid me da miedo, porque si Valladolid me parece ya un enorme aparcamiento, Madrid me parece cinco veces ese aparcamiento.

21. Pero también su sensibilidad, que tan hábilmente disfrazaba de audacia.

22. Pensó que la historia podría repetirse, y durmió arrullado por la sensación de que le envolvían los efluvios de una plácida y extraña dicha.

23. Para mí una novela es una historia encaminada a explorar las contradicciones que anidan en el corazón humano y, por tanto, requiere, al menos, un hombre, un paisaje y una pasión.

24. Espero que Cristo cumpla su palabra.

25. Algo se marchitó en él: quizás la fe en la perennidad de la infancia.

26. A mí, que era su contrario me maravillaba su capacidad de adaptación.

27. Y ponían en sus recuerdos unas notas de palpitante realidad.

28. Lo que hay que preguntarse no es si la caza es cruel o no lo es, sino qué procedimientos de caza son admisibles y qué otros no lo son.

29. A los mayores tiranos siempre les gustó tener fama de liberadores.

30. Don Juan Carlos es un Rey sencillo, próximo al pueblo, compartiendo con él los acontecimientos del día a día.

31. Cuando a la gente le faltan músculos en los brazos, le sobran en la lengua.

32. Entre la izquierda y la derecha jodieron España. Entre todos la mataron y ella sólo se murió.

33. En las guerra no gana nadie, pierden todos. Y si la guerra es civil, la pérdida es más fuerte que la de cualquiera otra guerra.

34. Yo lamentaba no haberle dicho a tiempo cuánto la amaba y cuánto la necesitaba. Era un sentimiento de pérdida tan hondo que no me consolaba de haberlo silenciado.

35. Los hombres se hacen. Las montañas están hechas ya.

36. Fui asimilando mi obra poco a poco.

37. Era hombre de una sola novia, pero si la novia me hubiera dejado hubiera sido de dos novias. O tres novias.

38. Dentro de la cabeza, salvo un par de ideas, no podía haber nada benigno.

39. Su encanto, su entrega, su disponibilidad. ¡Sabe Dios!… cuando una persona entra en uno, se hace indispensable y no es fácil olvidarla.

40. La relación de dos se establecía perfectamente entre una persona y un libro.

41. Mi afán al escribir era intentar comunicar a dos personas, emplear la pluma como elemento de comunicación con otros, y creo que esto se establece con una novela o con un poema.

42. El momento es crucial para que el hombre nos dé la medida de su sensibilidad.

43. Yo he encontrado en la literatura el refugio que no encontraba tan perfecto en el cine o en el café o en la tertulia o en el juego.

44. No lloro. Me aguanto pero lo siento, tengo un sentimiento hondo pero sin llegar a la lágrima.

45. He sido fiel a un periódico, a una novia, a unos amigos, a todo con lo que me he sentido bien, a mi pasión periodística, a la caza.

46. Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo.

47. Hay cosas que la voluntad humana no es capaz de controlar.

48. Había motivos para estar triste y para desesperarse y para desear morir, y algo notaba él que se desgajaba amenazadoramente en su interior, aunque el Sol brillase eternamente, aunque cantasen preciosos los pájaros en el exterior; nada podía consolarle, nada le daba las suficientes fuerzas para seguir.

49. No deseo más tiempo. Doy mi vida por vivida.

50. Siempre fue bella, pero, cuando la conocí, era tan bonita, inteligente y atractiva que tenía alrededor un centenar de moscones.

51. Veía más allá que el común de los mortales; tenía el ojo enseñado a mirar.

52. Yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo cuarenta y ocho horas en toda su vida.

53. Siempre he dicho que soy un hombre sencillo que escribe sencillamente.

54. El pesimismo sólo nos deja ver las espinas en los rosales, la muerte en el hombre, la carne en el amor. Alimentados de pesimismo no vivimos la vida, la sufrimos.

55. Ella era equilibrada, distinta; exactamente el renuevo que mi sangre necesitaba.

56. Es una de las limitaciones más crueles del ser humano. La vida sería más llevadera si dispusiésemos de una segunda oportunidad.

57. Era todo cariño, tan lejos del rencor, que a veces no recordaba por qué se había atado el hilo en el dedo.

58. Yo tenía un par de años más que ella, pero nos enamoramos, en el cuarenta y seis nos casamos y en el setenta y tres la perdí. Eso duró mi historia sentimental.

59. Tengo la impresión desde chico de que estaba amenazado por la muerte. No de la mía, sino de la muerte de quienes dependía.

60. Junto a las altas montañas ve usted siempre los valles profundos; a la frescura lozana de la primavera la sucede la yerta esterilidad del invierno; al lado del capullo están siempre las espinas; las épocas de abundancia son coronadas por épocas de escasez; la guerra sigue a la paz y la paz a la guerra, formando unos estratos semejantes a los del suelo… Ésta es la ley del contraste que rige el mundo. Pero al mismo tiempo es la razón de que todo, todo, tenga su sentido en el universo.

61. La vida era el peor tirano conocido.

62. Había en ella una suerte de deslumbramiento infantil ante lo nuevo-bello que rayaba el fetichismo.

63. Una copa acartona el recuerdo, pero, al propio tiempo, convierte la onerosa gravedad de tu cuerpo en una suerte de porosidad flotante… pasado el trance, sobreviene el decaimiento.

64. Nadie es capaz de señalar el lugar del cerebro donde se generan las buenas ideas.

65. En la vida has ido consiguiendo muchas cosas, pero has fallado en lo esencial, es decir, has fracasado. Esa idea te deprime profundamente.

66. Advirtió que los niños tienen ineluctablemente la culpa de aquellas cosas de las que no tiene la culpa nadie.

67. Yo recuerdo ese día como vivido dentro de otra piel, desdoblado.

68. Estamos tan bien instalados en la abundancia que no es fácil convencer al vecino de que se sacrifique seriamente para impedir el calentamiento del planeta y hacerlo invisible para millones de personas.

69. Se olvidaba del aire estancado en su cerebro.

70. La faz del doctor estaba yesosa, desencajada.

71. El sexo debe ser misterio y descubrimiento personal.

72. El hombre de hoy usa y abusa de la naturaleza, como si hubiera de ser el último inquilino de este desgraciado planeta, como si detrás de él no se anunciara un futuro. 

73. Le dolía que los hechos pasasen con esa facilidad a ser recuerdos; notar la amarga sensación de que nada, nada de lo pasado, podía volver a repetirse.

74. Todo lo malo de la vida se agiganta para el pesimista, y, además, lo bueno lo hace malo, precisamente porque de todo escoge su fachada negativa. 

75. Escribir sobre asuntos de caza constituye, en cierto modo, una liberación de los condicionamientos que rigen el resto de mi actividad literaria. Si cazando me siento libre, escribiendo sobre caza reproduzco fielmente aquella placentera sensación, torno a sentirme libre.

76. No existe la felicidad. A lo largo de la vida hay briznas de dicha que se deshacen como pompas de jabón.

77. El periodismo es un borrador de la literatura…Y la literatura es el periodismo sin el apremio del cierre.

78. Quizás fue su capacidad para sorprender lo que me deslumbró de ella, lo que a lo largo de los años me mantuvo tenazmente enamorado de ella.

79. Los hombres necesitan siempre de un hazmerreír para eclipsarse a sí mismos la propia ruindad de sus barros.

80. Mi vida de escritor no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los aspectos de mi vida.

81. Yo doy a los personajes un lugar preponderante entre todos los elementos que se conjugan en una novela. Unos personajes que vivan de verdad relegan, hasta diluir su importancia, la arquitectura novelesca, hacen del estilo un vehículo expositivo cuya existencia apenas se percibe y son suficientes para hacer verosímil el más absurdo de los argumentos.

82. No hay que confundir la soledad con la falta de compañía. La primera la padezco como viudo fiel que he sido, pero no la segunda. Mi familia y mis amigos se desviven por atenderme. ¿Puedo quejarme yo de soledad?  

83. La máquina ha venido a calentar el estómago del hombre pero ha enfriado su corazón.

84. Me asomaba con frecuencia a la angustiosa teoría del desasimiento. Paulatinamente iba confirmándome en ella. «Vivir es ir perdiendo, me decía; e incluso, aunque parezca aparentemente que se gana, a lo largo nos damos cuenta de que el falso beneficio se trueca en una pérdida más. Todo es perder en el mundo; para los que poseen mucho y para los que se lamentan de no tener nada.

85. Es claro que son visiones producidas por el alcohol, pero me valen: ya no puedo vivir sin esas visiones; lo que nunca consiguió el alcohol es borrar el recuerdo de aquel beso de hielo sobre su frente muerta.

86. Me dejó la amarga impresión de que lo que había visto a través de su pupila estancada era la sombra de la muerte.

87. Yo escribía para ella. Y cuando faltó su juicio, me faltó la referencia. Dejé de hacerlo, dejé de escribir, y esta situación duró años. En ese tiempo pensé a veces que todo se había terminado.

88. Dudo mucho que en mis libros haya un sólo héroe; todos son antihéroes, pero, al propio tiempo, todos están envueltos en una cálida mirada de comprensión. He procurado dotarlos de humanidad y de ternura. Una ternura que no siempre está a flor de piel, porque muchos de mis personajes son primarios y bruscos, pero que se adivina en cuanto se les conoce a fondo.

89. Yo creo que la terrible relación de la vida con la muerte nos viene dada desde que nacemos.

90. El amor se establece desde el momento en que uno cede ante el otro o en que el otro cede ante el uno.

91. El amor llega a ser una costumbre y no reparamos en sus efectos.

92. La fama no tiene un lugar donde agarrarse que sea realmente positivo.

93. Me percaté entonces de que la alegría es un estado del alma y no una cualidad de las cosas; que las cosas en sí mismas no son alegres ni tristes, sino que se limitan a reflejar el tono con que nosotros las envolvemos.

94. En el teatro me coarta mucho la limitación de tiempo y la limitación de espacio. Es decir, que lo que ocurre en el drama que tú quieres narrar no tenga más que una hora y media o dos horas de duración. Y otro tanto diríamos del espacio físico: toda tu historia debe estar ceñida a uno, dos o tres escenarios a lo sumo. Estas limitaciones me molestan.

95. Ya no me verás nunca mejor de como estoy ahora.

96. Nunca llega a ser una situación continuada. Cuando no tienes nada, necesitas; cuando tienes algo, temes. Siempre es así. Total, que nunca se consigue.

97. El artista no sabe quién le empuja, cuál es su referencia, por qué escribe o por qué pinta.

98. El estado de felicidad no existe en el hombre. Existen atisbos, instantes, aproximaciones, pero la felicidad termina en el momento en que empieza a manifestarse. 

99. Yo no he sido tanto yo como los personajes que representé en este carnaval literario. Ellos son, pues, en buena parte mi biografía.

100. Todo está regido por un perfecto equilibrio. La naturaleza, las plantas, los animales, el hombre, toman y dan con una armoniosa ponderación. 

Esperamos que nuestra selección de frases de Miguel Delibes haya resultado interesante para ti, coméntanos cuál de ellas es tu favorita y qué opinas acerca de las aseveraciones de Delibes. ¿Crees que la literatura desempeña un rol eficiente como medio para criticar el progreso y denunciar las injusticias sociales? Nos encantaría conocer tus respuestas y leer tus impresiones, así que recuerda pasar a la sección de comentarios y escribirnos uno. ¡Hasta pronto!