Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, más conocido como Quevedo, nació en Madrid en 1580, y falleció en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) en el año 1645. Se trata de uno de los escritores del barroco español más conocidos e importantes de las letras hispánicas y universales. Aunque su obra es excepcionalmente amplia, cultivando muchos géneros diferentes, muchas de las frases de Quevedo más conocidas son aquellas que proceden de sus poemas y su vida personal.
Uno de los aspectos que vamos a encontrar en las frases de Quevedo es su gran capacidad de análisis de la sociedad y las relaciones humanas de su tiempo que, a pesar de los siglos que nos separan, se ven perfectamente reflejadas en la vida moderna actual. De hecho, muchas de las pasiones, sentimientos, deseos o miedos que encontramos en las frases de Quevedo son los mismos a los que tenemos que hacer frente en nuestro día a día actual, lo que demuestra que, por mucho tiempo que pase, la naturaleza humana no cambia.
Índice
80 Frases de Quevedo: genio del Siglo de Oro español
1. El amor es fe y no ciencia.
2. Poderoso caballero es Don Dinero.
3. El exceso es el veneno de la razón.
4. El ocio es la pérdida del salario.
5. Virtud envidiada es dos veces virtud.
6. La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
7. Donde hay poca justicia es un peligro tener razón.
8. Lo que en la juventud se aprende, toda la vida dura.
9. Bien acierta quien sospecha que siempre yerra.
10. No vive el que no vive seguro.
11. Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.
12. El amor a la patria siempre daña a la persona.
13. Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se debe mostrar.
14. Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
15. Bien puede haber puñalada sin lisonja, mas pocas veces hay lisonja sin puñalada.
16. Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez.
17. Lo mucho se vuelve poco con solo desear otro poco más.
18. Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla.
19. El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien.
20. No se ganan los hombres con favores sin obras.
21. Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.
22. Matarse por no morir es ser igualmente necio y cobarde.
23. Ninguna cosa despierta tanto el bullicio del pueblo como la novedad.
24. Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga.
25. El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.
26. No se debe mostrar la verdad desnuda, sino en camisa.
27. La posesión de la salud es como la de la hacienda, que se goza gastándola, y si no se gasta, no se goza.
28. No es dichoso aquel a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada.
29. Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado.
30. El ánimo que piensa en lo que puede temer, empieza a temer en lo que puede pensar.
31. Excede la elocuencia de un corazón a la de las palabras.
32. Donde hay poca justicia es un peligro tener razón.
33. No es menos ofensiva arma la caricia en las mujeres, que la espada en los hombres.
34. Siempre hay quien ponga malos nombres a la virtud, más siempre son los que no merecen conocerla.
35. No quieres inmortalidad porque lo dudas, sino porque la temes.
36. Creyendo lo peor, casi siempre se acierta.
37. Leer es escuchar a los muertos con nuestros ojos.
38. Vive sólo para ti si pudieres, pues sólo para ti si mueres, mueres.
39. Pregunta a mi pasión y a mi ventura y sabrá que es pasión de mi sentido lo que juzga blasón de mi locura.
40. No hay cosa que más avive el amor que el temor de perder al ser amado.
41. ¿Cómo puede morir de repente quién desde que nace ve que va corriendo por la vida y lleva consigo la muerte?
42. La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió.
43. Cuando el avaro dice: tengo un tesoro, el preso dice: tenga una cárcel.
44. Mal abriga al pobre la costumbre de no tener abrigo.
45. Quien no ama con todos sus cinco sentidos a una mujer hermosa, no estima a la naturaleza su mayor cuidado y su mayor obra.
46. Apocarse es virtud, poder y humildad; dejarse apocar es vileza y delito.
47. Estimado lector, que Dios lo proteja de los libros malos, la policía y las mujeres regañonas, con la cara lívida y el cabello rubio.
48. No hay rueda de tormento mayor que la presencia y vista de un padre a un hijo en la confusión de algún error grande.
49. Sólo el que manda con amor es servido con fidelidad.
50. El amigo interesado mira a su amor propio; el verdadero, sólo al bien del amigo.
51. Entre iguales son los beneficios firmes; entre sabores de fortuna, no está nuestra mortalidad segura.
52. Retirado en la paz de este desierto, junto con algunos libros, pocos pero sabios, vivo conversando con el difunto y escucho a los muertos con mis ojos.
53. Bien sé a cuántos contradigo, y reconozco los que se han de armar contra mí; mas no fuera yo español si no buscara peligros, despreciándolos antes para vencerlos después.
54. En resumen, no solo las cosas no son lo que parecen, ¡ni siquiera son como se llaman!
55. Cada uno debe abrir los ojos y no fiarse del título de parentesco, ni aun de las mismas prendas de él, sino de las de amor y voluntad muy experimentado, porque no son los parientes más que como se tratan.
56. Soy un fue y un será y un es cansado…
57. Trajeron caldo en unas escudillas de madera, tan claro, que en comer una dellas peligrara Narciso más que en la fuente.
58. A los hombres que están desesperados cásalos, en lugar de darles sogas; morirán poco menos que ahorcados.
59. Lo más seguro es no ponerse en peligro.
60. Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.
61. Con pocos, pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y con mis ojos oigo hablar a los muertos.
62. Siento haber de dejar deshabitado cuerpo que amante espíritu ha ceñido; desierto un corazón siempre encendido, donde todo el Amor reinó hospedado.
63. Pero, cuando comienzan las desgracias en uno, parece que nunca se han de acabar, que andan encadenadas y unas traían a otras.
64. El amor es la última filosofía de la tierra y del cielo.
65. Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.
66. No hay amor sin temor de ofender o perder lo que se ama, y este temor es enamorado y filial.
67. La paciencia es virtud vencedora, y hace a los reyes poderosos y justos. La impaciencia es vicio del demonio, seminario de los más horribles y artífice de los tiranos.
68. Los que de corazón se quieren, sólo con el corazón se hablan.
69. Seré polvo, mas polvo en el amor.
70. Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra, que me llevare el blanco día.
71. Los verdaderos grandes son los de ánimo grande.
72. Vedamos a todo marido que ha sufrido el poder de hacer testamento, porque no es justo que tenga última voluntad en la muerte que no supo tener en vida.
73. No hay gusto más descansado que el de después de haber cagado.
74. Ojos, no sé qué espero viendo cómo me tratáis; pues si me veis me matáis, y si yo os miro, me muero.
75. El árbol de la vida es la comunicación con los amigos; el fruto, el descanso y la confianza en ellos.
76. Dijo la rana al mosquito desde una tinaja: más quiero morir en el vino que vivir en el agua…
77. No hace la codicia que suceda lo que queremos, ni el temor que no suceda lo que recelamos.
78. No hay verdadero amor donde hay alguna sospecha.
79. El ciego lleva a cuestas al tullido… ande el pie con el ojo remendado.
80. ¿Quién los jueces con pasión, sin ser ungüento hace humanos, pues untándoles las manos les ablanda el corazón?
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¿Qué te han parecido estas frases de Quevedo? ¿Te has sentido identificado con alguna de ellas? ¿Has tenido la oportunidad de leer sus poemas y su obra? Cuéntanos qué te han parecido estas frases, y si ha habido alguna en concreto que te haya podido recordar algún episodio particular de tu vida. Seguro que, a pesar de la distancia en el tiempo que os separan, las pasiones humanas del siglo XVII son más parecidas a las de las personas del siglo XXI de lo que habías pensado. ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios, nos encantará conocerlas!