A finales del siglo XIX Auguste y Louis Lumière patentaron el cinematógrafo. Aquel pequeño artefacto de madera, del que sus creadores no tenían grandes expectativas a nivel social, terminó por marcar un punto de inflexión en la historia de la humanidad. A partir de ese momento apareció el cine, entendido como una herramienta capaz de captar la realidad en movimiento, una posibilidad que estuvo vetada durante cientos de años debido al estatismo de la pintura, primero, y más tarde de la fotografía. Pronto esa primera fase documental comenzó a perder importancia en detrimento de la voluntad narrativa de los primeros cineastas: ya no se quería simplemente mostrar la realidad sino que lo que ahora importaba era trasladar a los espectadores a mundos e historias alejadas de nuestro día a día. El tren de los Lumière dio paso a los viajes a la luna de Méliès y a las persecuciones en trenes de Porter, y éstas a su vez a un sinfín de posibilidades.

Desde entonces el cine se ha convertido en el principal medio, junto con la literatura, de viajar a lugares increíbles y de conocer las historias de personas de todo el mundo, incluso de otros universos. Hemos visto magos como los creados por J.K Rowling, superhéroes como Superman, villanos o moradores de un mundo helado como los de la popular Frozen. Hemos viajado a Pandora, a Marte, a las profundidades del Océano y hasta el centro de la Tierra. Hemos llorado, reído y sentido auténtico terror. Pero sobre todo, hemos aprendido algo de cada una de las películas que hemos visto, pues todas ellas tienen un mensaje más allá de los efectos especiales. A continuación os mostramos 5 de las mejores lecciones vitales que el séptimo arte nos ha regalado:

5 Lecciones de vida que nos ha dejado el cine

1. ¿Qué importa cómo me llame? Se nos conoce por nuestros actos. – Batman Begins (2005), Christopher Nolan.

Lecciones vitales que aprendimos del cine, Batman Begins

Esta reflexión se la debemos a uno de los superhéroes más queridos por el público: Batman. El hombre murciélago, que a diferencia de la gran mayoría de superhéroes es un hombre normal sin ningún tipo de poderes que decide enfundarse en un traje negro para para salvar a su ciudad de los crímenes que la acechan, nos demuestra con esta frase que no debemos juzgar a las personas por su origen, su raza, su posición social, su oficio o sus estudios, sino por quién son en realidad. Nuestros actos nos definen, para bien o para mal. Dejemos a un lado las falsas apariencias y la hipocresía y seamos la mejor versión de nosotros mismos.

2. Al final, todo es pasajero, al igual que esta sombra. – El Señor de los Anillos: las dos torres (2002), Peter Jackson.

Lecciones vitales que aprendimos del cine, El Señor de los Anillos las dos torres

¿Quién no recuerda al entrañable Sam de El Señor de los Anillos? Siempre en un segundo plano, el pequeño hobbit que acompaña a Frodo durante todo su periplo nos deja uno de los mejores discursos cinematográficos de los últimos años. A pesar de encontrarse siempre en un segundo plano, el fiel amigo de Frodo es un verdadero héroe, al igual que muchos de los personajes secundarios de películas, series y videojuegos. Puede que no lo veamos nunca como un auténtico guerrero, pero la verdadera fortaleza de este hobbit que abandona la Comarca para aventurarse en una expedición que puede no tener un final feliz reside en las palabras. Gracias a ellas, Sam consigue convencer a Frodo de que nada está perdido cuando el portador del anillo se encuentra en sus momentos más bajos. Siempre hay salida, y los malos momentos, igual que los de auténtica de felicidad, siempre terminan por pasar. Una lección que todos debemos tener presente en nuestro día a día.

3. La clave para conseguir una vida feliz es asumir que uno jamás tiene el control. – Jurassic Park (1990), Steven Spielberg

Lecciones vitales que aprendimos del cine, Jurassic Park

Hace más de 20 años que los dinosaurios volvieron a la vida gracias a la visionaria mente de Spielberg, quien supo ver el potencial de la obra de Michael Crichton. Este escritor, a quien también le debemos la idea de la popular serie Westworld en la que los robots cobran consciencia de sí mismos, creó un mundo en el que la clonación permitía que los que fueron los primeros habitantes de la Tierra volvieran a disfrutar de ella. Desde entonces se han creado un total de 5 películas, y aunque todas ellas cuentan con diálogos para el recuerdo la primera siempre será la favorita de los fans más puristas. En ella Masrani, uno de los fundadores del parque, hace una genial reflexión sobre el control que tenemos sobre nuestra propia vida. Es importante tener siempre presente que por mucho que nos esforcemos jamás podremos mantener bajo control todo aquello que nos rodea, pues no todo lo que nos afecta de manera directa o indirecta depende de nosotros. Asumirlo nos permitirá dar el primer paso hacia la felicidad, o al menos, hacia el camino que nos llevará hasta ella.

4. Su dinero ya no puede salvarle. – Titanic (1997) James Cameron

Lecciones vitales que aprendimos del cine, Titanic

Jack Dawson, interpretado por un jovencísimo Leonardo DiCaprio, enamoró a la población de medio mundo al dejar a Rose ocupar lo que quedaba de una puerta de madera para no congelarse en el Océano Atlántico. Y aunque aún a día de hoy siguen surgiendo debates que sugieren que había espacio para ambos en aquella puerta, lo que nadie duda es que aquel fue un auténtico gesto de amor. Pero el pintor no solo no enseñó qué es el amor verdadero, sino también que en la vida las ilusiones y la tenacidad tienen muchísimo más valor que todo el oro del mundo. No importa cuán rico seas, porque al final, en un naufragio, tan solo estarás tú y tus experiencias. Procura que éstas sean lo más apasionantes posibles.

5. Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior. Lo que realmente importa es la parte que elegimos potenciar. – Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), Alfonso Cuarón.

Lecciones vitales que aprendimos del cine, Harry Potter y el prisionero de Azkaban

Harry Potter nos ha dejado infinidad de frases que buscan una reflexión más allá por parte del espectador. Y es que las 8 películas que componen la saga del joven mago no solo narran las aventuras de un niño que de la noche a la mañana descubre que la magia existe y que él mismo es mago. No, la historia va mucho más allá. Todas las cintas de Harry Potter nos muestran la evolución psicológica de los personajes, sobre todo del de Harry, que debe hacer frente al mago más tenebroso de todos los tiempos por imposición. Sin embargo, y a pesar de los momentos de debilidad y de indecisión, expuestos sobre todo en las dos últimas cintas, Harry jamás se huye de su destino. Esto es algo importantísimo puesto que a pesar de que en su interior existen dudas, no deja que éstas dicten su destino sino que es él mismo quien forja su camino.

Está claro que todos tenemos días buenos y días malos, al igual que pensamientos negativos y en muchas ocasiones destructivos. Es normal, a todo el mundo le pasa y eso no significa que seamos malas personas. Lo realmente importante, tal y como le dijo Sirius Black a su ahijado, no es si en nosotros existe la oscuridad, que lo hace, sino en ser capaces de superar esa oscuridad y potenciar nuestra parte positiva. Somos nosotros, y solo nosotros, los que decidimos el tipo de personas que queremos ser.