Las frases de Rilke son la prueba fidedigna de por qué la obra del poeta checo es una de las más trascendentales del siglo XIX. Fue un hombre que dedicó toda su vida a las letras, escribía en lengua alemana, y pasó por altibajos económicos de los cuales sus amigos lo respaldaban. Los temas recurrentes de su poesía son la muerte, el amor, la enfermedad, la soledad, la pobreza y la contemplación del arte. También fue un viajero por excelencia, realizando estancias en el extranjero en países como Francia, Rusia, España, Alemania, Italia y a la zona de África del Norte.
A lo largo de su vida conoció a personajes importantes de su tiempo: trabó amistad con el escritor León Tolstói, fue secretario del escultor Auguste Rodin, la expresionista Paula Modersohn-Becker le hizo un famoso retrato, se casó con la escultora Clara Westhoff, más tarde fue amante de la escritora Lou Andreas-Salomé. La mayoría de su obra es lírica, donde dejó plasmada su amplia sensibilidad e ingenio, por lo que se convirtió en una de las mayores inspiraciones literarias en toda Europa. Debido a su gran talento, en Frases de la Vida hemos preparado para ti un listado de las sublimes frases de Rilke que te permitirán aproximarse a su arte. ¡Acompáñanos!
150 Frases de Rilke | El poeta que cautivo a toda Europa
1. La fama es la suma de los malentendidos que se reúnen alrededor de un hombre.
2. Creo que en los grandes incendios sobreviene a veces un momento de máxima tensión: los chorros de agua declinan; los bomberos no trepan ya; nadie se mueve. Silenciosamente, una negra cornisa se desprende desde arriba, y un alto muro, tras del que salen las llamas, se inclina sin ruido hacia adelante.
3. Todos cuantos te buscan te tientan. Y quienes te encuentran te atan al gesto ya la imagen.
4. Estará usted aquí, se lo digo a mi habitación, sobre todo al gran sillón al que le gusta hacerse más vasto a su alrededor y que está infinitamente orgulloso de ser casi tocado por un Alma; pues sabe que sólo un poco de delicioso cuerpo lo separa de la suya.
5. El amor consiste en dos soledades que se protegen, limitan y procuran hacerse mutuamente felices.
6. Yo en cambio quiero comprenderte como te comprende la tierra; con mi madurar madura tu reino.
7. Aprendo a ver. No sé por qué, todo penetra en mí más profundamente, y no permanece donde, hasta ahora, todo terminaba siempre.
8. Las obras de arte nacen siempre de quien ha afrontado el peligro, de quien ha ido hasta el extremo de la experiencia, hasta el punto que ningún humano puede rebasar.
9. Sólo quien no excluya nada de su existencia, ni lo que sea enigmático y misterioso, logrará sentir hondamente sus relaciones con otro ser como algo vivo, y sólo él estará en condiciones de apurar por sí mismo su propia vida.
10. ¿Es posible, que no se haya aún visto, reconocido, ni dicho nada verdadero e importante? ¿Es posible que haya habido milenios para observar, reflexionar y escribir, y que se hayan dejado transcurrir esos milenios como un recreo escolar, durante el cual se come una rebanada de pan y una manzana?
11. Allí llevó mi llanto originario y pensamientos; y mis diminutos dolores se volvieron allí bosques que susurran sobre él…
12. …tú misma has percibido este dolor de doncella en el alma; tiene un tacto como de nieve navideña pero está ardiendo..
13. Realmente es extraño ya no habitar la tierra, ya no ejercitar las costumbres apenas aprendidas; a las rosas, y a otras cosas particularmente promisorias, ya no darles el significado del futuro humano; ya no ser aquél que uno fue en interminables manos angustiadas y hasta hacer a un lado el propio nombre, como un juguete roto.
14. Hasta aquí, nosotros; esto es lo nuestro, tocarnos así; que los dioses nos aprieten con mayor fuerza. Pero eso es cosa de los dioses. Si nosotros encontráramos también una pura, contenida, estrecha, humana franja de huerto, nuestra, entre río y roca.
15. Tengo un interior que ignoraba. Así es desde ahora. No sé lo que pasa.
16. Ay, ¿quién de veras podría ayudarnos? No los ángeles, no los hombres, y ya saben los astutos animales que no nos sentimos muy seguros en casa, dentro del mundo interpretado.
17. Pero tú no vienes, o vienes demasiado tarde. Precipitaros, ángeles, sobre este linar azul. ¡Segad, segad, oh ángeles!
18. Ninguna cosa es ella misma.
19. Dejar que cada impresión y cada embrión de un sentimiento llegue a término. Enteramente por sí mismo, en la oscuridad, en lo inexpresable, lo inconsciente, más allá del alcance de nuestro propio entendimiento, y con profunda humildad y paciencia al esperar por el momento en el que una nueva claridad nazca: sólo esto es lo que significa vivir como un artista, al entender como al crear.
20. Sí algún día, en las tierras de la vida, entre el ruido de feria y de mercado, la palidez olvido de mi infancia florecida, y olvido el primer ángel, su bondad, sus ropajes y sus manos en oración, su mano bendiciendo; conservaré en mis sueños más secretos siempre el plegarse de esas alas, que como un ciprés blanco quedaban detrás de él…
21. Créame: la vida tiene razón en todos los casos.
22. Si tu frescura a veces nos sorprende tanto dichosa rosa, es que en ti misma, por dentro, pétalo contra pétalo, descansas.
23. Trate de conseguir algún modo de convivencia con ellos. Un algo común, que sea sencillo, modesto, sincero, que no tenga necesidad de alterarse, aunque usted siga transformándose más y más cada día.
24. Le parece que sólo hay miles de barrotes y que detrás de ellos ningún mundo existe.
25. Además, esto: no crea que se haya perdido aquel gran amor que le fue encomendado antaño, cuando aun era niño. ¿Acaso puede afirmar usted que no maduraron entonces en su corazón, grandes y buenos anhelos, y propósitos de los que aun hoy sigue viviendo?
26. Sólo nosotros pasamos de largo sobre todas las cosas como un cambio de vientos. Y todo se une para acallarnos, mitad por vergüenza quizás, y mitad por esperanza indecible.
27. Conjunto bien despierto cuyo centro duerme, mientras se tocan, innumerables, las ternuras de ese corazón silencioso que suben hasta la extrema boca.
28. Cuanto más callados, cuanto más pacientes y sinceros sepamos ser en nuestras tristezas tanto más profunda y resueltamente se adentra lo nuevo en nosotros.
29. Así que me contengo, y me ahogo el clamor de la garganta tenebrosa.
30. ¡Oh, cómo florece mi cuerpo, desde cada vena, con más aroma, desde que te reconozco! Mira, ando más esbelto y más derecho, y tú tan sólo esperas… ¿pero quién eres tú?
31. La única patria que tiene el hombre es su infancia.
32. Querías ser como las otras, que en el frescor se visten, tímidas; tu alma quería que sus cantos cansados de muchacha, en seda florecieran hasta las lindes.
33. ¿Cómo sujetar mi alma para que no roce la tuya? ¿Cómo debo elevarla hasta las otras cosas, sobre ti? Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido, en un rincón extraño y mudo donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
34. Tempranos afortunados, ustedes, los mimados de la creación, cadena de cumbres, cordillera roja del amanecer de todo lo creado -polen de la divinidad floreciente, coyunturas de la luz, corredores, escalones, tronos, espacios del ser, escudos deliciosos, tumultos del sentimiento tormentosamente arrebatado, y de pronto, individualizados, espejos, ustedes, los que recogen nuevamente en sus propios rostros, la propia belleza que han irradiado.
35. Esto significa Destino: estar enfrente y nada más que estar siempre enfrente.
36. Extraño, ya no seguir deseando los deseos. Extraño, ver todo lo que tenía sus propias relaciones, aletear tan suelto en el espacio.
37. El amor de un ser humano por otro, es posiblemente la prueba más difícil para cada uno de nosotros.
38. Mira; yo siento cómo distancio, cómo pierdo lo antiguo, hoja tras hoja. Sólo tu sonrisa permanece como muchas estrellas sobre ti, y pronto también sobre mí.
39. Yo creo que ese amor perdura tan fuerte y poderoso en su recuerdo, porque fue su primer aislamiento profundo. Y también la primera labor que realizó en aras de su vida.
40. ¿En qué instrumento nos tensaron? ¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido? ¡Oh, dulce canto!
41. Los pájaros nos traspasan en vuelo silencioso.
42. No cabe duda de que el checo respiraba y exhalaba poesía. Para ilustrarlo, unas breves citas que no necesitan mayor explicación, sólo hay que gozarlas.
43. Y aun permaneciendo en mi tristeza, soy feliz sintiendo que es usted, Bella; soy feliz por haberme entregado sin miedo a su belleza como un pájaro se entrega al espacio; feliz, Querida, por haber caminado como un verdadero creyente sobre las aguas de nuestra incertidumbre hasta la isla de su corazón donde florecen dolores. En fin: feliz.
44. El trabajo del artista debe ser como la muerte; hay que entrar por entero en él, sin reserva alguna, solo, sin poseer nada salvo esta moneda que se ponía en la boca de los muertos para asegurarles el trayecto de ese río trágico que les separaba para siempre de sus amigos.
45. No he soltado a mi ángel mucho tiempo, y se me ha vuelto pobre entre los brazos, se hizo pequeño, y yo me hacía grande: de repente yo fui la compasión; y él, solamente. un ruego tembloroso.
46. …de remoto y conciliador: a veces son sus tardes de suave derretirse: dormitan las ovejas, y el pastor con zamarra se apoya, oscuro, en la última farola.
47. Mi estado, tal como lo vio, seguía empeorando; no he escrito ni una sola línea durante esos largos meses y ni siquiera la primavera ha sabido, esta vez, aliviarme; aumentaba, pero yo estaba separado de ella por todos mis sentidos que permanecían cerrados y opacos.
48. Pues en cuanto consideramos la existencia de cada individuo como una habitación mayor o menor, queda de manifiesto que los más sólo llegan a conocer apenas un rincón de su aposento. Un sitio junto a la ventana. O bien alguna estrecha faja del entarimado, que van y vienen recorriendo de un lado para otro. Así disfrutan de alguna seguridad…
49. Le di su cielo entonces: me dejó él lo cercano, de que él se marchaba; a cernerse aprendió. yo aprendí vida, y nos reconocimos . lentamente…
50. Y a la vez quede expresado aquí el ruego: lea lo menos que pueda de cosas estético-críticas: o son opiniones partidistas, petrificadas y carentes de sentido en su endurecimiento contra la vida, o son hábiles juegos de palabras, en que hoy se saca una opinión y mañana la opuesta.
51. Pues aún la madre sigue. Hará algo que te recuerde como estar mejor, y comprender más el niño que llevas dentro.
52. Aunque mi ángel no tiene ya deber, por mi día más fuerte desplazado, baja a veces su rostro con nostalgia, como si no quisiera ya su cielo.
53. Mientras avanza dibujando una y otra vez con sus pisadas círculos estrechos, el movimiento de sus patas hábiles y suaves va mostrando una rotunda danza, en torno a un centro en el que sigue alerta una imponente voluntad.
54. Si tu vida cotidiana te parece pobre, no la acuses. Acúsate a ti mismo de no ser lo bastante poeta para percibir sus riquezas.
55. Que son asuntos privativos de cada cual y deben resolverse de modo individual, de ser a ser, precisándose en cada caso de una solución exclusivamente personal.
56. Había expectación en la llanura por un huésped que no acudió jamás: aún pregunta tal vez el jardín trémulo: su sonrisa después se vuelve inválida.
57. Pero en esto yerran los jóvenes tan a menudo y tan gravemente. Ellos, en cuya naturaleza está el no tener paciencia, se arrojan y se entregan, unos en brazos de otros, cuando les sobrecoge el amor.
58. Querría alzar de nuevo, de mis pobres días, sobre las cimas de los bosques rumorosos, mis pálidas plegarias basta la patria de los querubines.
59. ¿Es posible que a pesar de las invenciones y progresos, a pesar de la cultura, la religión y el conocimiento del universo, se haya permanecido en la superficie que, después de todo, aún habrá sido algo; que se le haya recubierto de un tejido increíblemente aburrido, que le hace parecerse a muebles de salón en vacaciones de verano?
60. Y por los barrizales aburridos se empobrece en la tarde la alameda, las manzanas se angustian en las ramas y les hacen sufrir todos los vientos.
61. Entre el día y el sueño estoy en casa donde duermen los niños, tibios de correrías y los viejos se sientan por la tarde, y arden hogares y su espacio alumbran.
62. Y en los ojos había resplandor del primer día: pero sobre todo descollaban las alas portadoras…
63. Pero vida no vivida, despreciada, perdida, por cuya causa se puede llegar a morir.
64. Sólo a veces, permite en silencio, la apertura de los cortinajes que ocultan sus pupilas; y cruza una imagen hacia adentro, se desliza a través de los tensos músculos cae en su corazón, se desvanece y muere.
65. Mas acaso sean éstas, precisamente, las horas en que la soledad crece, pues su desarrollo es doloroso como el crecimiento de los niños y triste como el comienzo de la primavera.
66. Sus manos se quedaron como ciegos pájaros que, engañados por el sol, cuando, sobre las olas, los demás se fueron a perennes primaveras, han de afrontar los vientos invernales en los tilos vacíos, sin follaje.
67. De tantas cosas, nos quedó el sentido: precisamente de lo suave y tierno hemos sacado un poco de saber; como de un secreto jardín, como de un almohadón de seda, que se nos ha metido bajo el sueño, o de algo, que nos quiere con ternura desconcertante…
68. ¿Sentirá usted, al menos, mi alma que volteará a menudo a su alrededor y al de nuestros queridos recuerdos?
69. Pero yo le ruego que considere si ellas no han pasado más bien por en medio de su vida misma. Si en usted no se transformaron muchas cosas. Y si, mientras estaba triste, no cambió en alguna parte -en cualquier parte- de su ser.
70. Había en sus mejillas la vergüenza de las novias, que el espanto del alma tapan con púrpuras oscuras ante el esposo.
71. Señor: es hora. Largo fue el verano. Pon tu sombra en los relojes solares, y suelta los vientos por las llanuras.
72. Se prodigan y desparraman tal como son, aun sin desbrozar, con todo su desorden y su confusión… Mas ¿qué ha de suceder luego? Qué ha de hacer la vida con ese montón de afanes truncos, que ellos llaman su convivir, su unión, y que, de ser posible, desearían poder llamar su felicidad, y aún más: ¡su porvenir!
73. Todo es gestación y luego nacimiento.
74. Pero en lo hondo de lo enfermo tuyo, una fuerza osó echar pámpanos: brillaron soles, y se hundieron semillas, y lo volviste como el vino.
75. No se tiene derecho a abrir un libro si no se compromete uno a leerlos todos.
76. Silencioso se hizo espacio en mis rasgos; para responder a tu gran mirada se espejaba, se ahondaba mi sangre.
77. ¿Estamos tan entremezclados en sus facciones, como la vaga expresión en los rostros de las mujeres preñadas? Ellos no lo advierten en el torbellino de su regreso a sí mismos. (¿Cómo habrían de advertirlo?).
78. ¿Cómo habríamos de olvidar esos antiguos mitos que están en el comienzo de todos los pueblos, los mitos de los dragones que, en el momento supremo, se transforman en princesas?
79. Pero si sientes anhelos, canta pues a las amantes; no es, en absoluto, suficientemente inmortal su famoso sentimiento.
80. El hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.
81. ¡Qué enorme mentira debería inventar entonces su cerebro para alcanzar a recuperar el anterior estado de sus sentidos y devolverles su serenidad!
82. Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos.
83. Ay, al extraño, que nos ha malentendido, ay, a aquel otro, que nunca hemos encontrado, a aquellos siervos, que nos han maniatado, a los vientos de primavera, que se han desvanecido, ya la quietud, la perdedora.
84. Ser artista es: no calcular, no contar, sino madurar como el árbol que no apremia su savia, mas permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella tal vez nunca pueda llegar otro verano.
85. La gente, valiéndose de criterios convencionales, lo tiene todo resuelto, inclinándose siempre hacia lo más fácil, y buscando aún el lado más fácil de lo fácil.
86. Por esto es tan importante permanecer solitario y alerta cuando se está triste. Pues el instante aparentemente yerto y sin suceso en que el porvenir nos penetra, se halla mucho más cerca de la vida que aquel otro momento, ruidoso y accidental, en que el futuro nos acaece como si proviniese de fuera.
87. He rezado por mi niñez, y ha vuelto a mí, y siento que sigue siendo tan pesada como antes, y que no ha servido de nada hacerme mayor.
88. Los amantes podrían, si lo comprendieran, hablar extrañamente en el aire nocturno. Pues parece que todo nos oculta.
89. Nuestros sentidos enmudecen, encogidos, espantados. Todo en nosotros se repliega. Surge una pausa llena de silencio, y lo nuevo, que nadie conoce, se alza en medio de todo ello y calla…
90. Ama tu soledad y soporta el sufrimiento que te causa.
91. Y con todo, nada había en la fría noche que más infinitamente se me escapara.
92. La verdadera patria del hombre es la infancia.
93. Todo esto era una misión, ¿pero fuiste capaz de cumplirla? ¿No estabas siempre distraído por la esperanza, como si todo ello te anunciara a una amada? ¿Dónde intentas alojarla, si en ti los grandes pensamientos extraños entran y salen, y con frecuencia se quedan durante la noche?
94. Querido amigo: ¿usted no ve como todo lo que sucede es siempre un comienzo? ¡Y comenzar, en sí, es siempre tan hermoso! Deje que la vida le acontezca.
95. Estar solos como estuvimos solos cuando niños, mientras en derredor nuestro iban los mayores de un lado para otro, enredados en cosas que parecían importantes y grandes, sólo porque ellos se mostraban atareados, y porque nosotros nada entendíamos de sus quehaceres.
96. Yo creo que casi todas nuestras tristezas son momentos de tensión que experimentamos como si se tratara de una parálisis. Porque se nos arrebata por un instante todo cuanto nos es familiar, habitual. Y porque nos hallamos en medio de una transición, en la cual no podemos detenernos.
97. Allí la primavera siempre es pálida, a medias, el verano es febril tras esas tablas: enferman los ciruelos y los niños, y tan sólo el otoño allí tiene algo.
98. Mira, los árboles son; las casas que habitamos permanecen todavía.
99. Su mirada se ha cansado de tanto observar esos barrotes ante sí, en desfile incesante, que nada más podría entrar ya en ella.
100. Convierte tu muro en un peldaño.
101. Y aquellos que son hermosos, oh, ¿quién los retiene? Incesantemente la apariencia llega y se va de sus rostros. Como rocío de la hierba matinal se esfuma de nosotros lo que es nuestro, como el calor de un plato caliente.
102. Como algo solícito, que existe en silencio, tenía que durar casi como una cosa.
103. Nos encontramos en una corriente donde debemos remontar la marea. La tristeza también es una ola.
104. Oh, porque desembocamos en estos lugares, se apresuran hacia la pequeña superficie todas las ondas de nuestro corazón, voluptuosidad y desfallecimiento, y al fin, ¿a quién ofrecemos todo esto?
105. Todo ángel es terrible.
106. Un día tomé entre mis manos tu rostro. Sobre él caía la luna. El más increíble de los objetos sumergido bajo el llanto.
107. Porque nosotros, siempre que sentimos, nos evaporamos; ay, nosotros nos exhalamos a nosotros mismos, nos disipamos; de ascua en ascua soltamos un olor cada vez más débil. Probablemente alguien nos diga: Sí, entras en mi sangre; este cuarto, la primavera se llena de ti…, ¿de qué sirve? Él no puede retenernos, nos desvanecemos en él y en torno suyo.
108. Busca la profundidad de las cosas; hasta allí nunca logra descender la ironía.
109. Y es que somos solitarios. Uno puede querer engañarse a este respecto y obrar como si no fuese así; esto es todo.
110. Ése debe de ser (cuántas veces lo habré pensado) el estado de un tallo roto que una brizna de corteza sujeta todavía a su árbol, pero que, interiormente, no corresponde ya a la feliz savia con la que se embriagan todas las ramas a su alrededor.
111. Adentrarse en sí mismo, y, durante horas y horas, no encontrar a nadie… Esto es lo que importa saber conseguir.
112. El hombre crece, florece y se renueva constantemente en el amor, o muere.
113. Quizás todo lo espantoso, en su más profunda base, es lo inerme, lo que quiere auxilio de nosotros.
114. Cual enfermedades tratadas de manera superficial y torpe suelen eclipsarse para reaparecer tras breve pausa, y hacen erupción con mayor violencia. Se acumulan dentro del alma y son vida.
115. Mira, son tan estrechos nuestros días, y temeroso el cuarto de la noche; todas deseamos desmañadas, la rosa roja.
116. Cuando has hecho los deberes y tu madre pasea contigo, sale todo lo que dice Rilke por que lo llevas dentro.
117. Malas y peligrosas son tan sólo aquellas tristezas que uno lleva entre la gente para sofocarlas.
118. Lo recordamos todavía. Es como si todo esto tuviera que ser una vez más.
119. ¡Pero cuánto más vale reconocer que somos efectivamente solitarios, y hasta partir de esta base! Así, por cierto, ocurrirá que sintamos vértigo, pues nos vemos privados de todos los puntos de referencia en que solía descansar nuestra vista. Ya no hay nada cercano. Y todo lo que es lejano está infinitamente lejos.
120. Permítale a sus juicios su propio desarrollo silente e imperturbable, el cual, como todo progreso, debe venir de lo más profundo y no puede ser forzado, ni apurado.
121. Nos queda quizás algún árbol en la loma, al cual mirar todos los días; nos queda la calle de ayer y la demorada lealtad de una costumbre, a la que le gustamos, y permaneció, y no se fue.
122. Sé que el tiempo no se llama como tú. No hagas por mí milagros. Da la razón a tus leyes que de generación en generación se tornan más visibles.
123. Y era tan esbelto fugitivo, el que mima a las mujeres. Dulce y ardiente, cálido como tu pensamiento, cubriendo con su sombra tu flanco juvenil e inclinado como tus cejas.
124. Quizás todos los dragones de nuestra vida son princesas que esperan sólo eso, vernos una vez hermosos y valientes.
125. ¡Qué expresión fue sembrada en mi interior para que, cuando crece tu sonrisa, proyecte sobre ti espacio cósmico!
126. Es donde están las últimas cabañas y casas nuevas que, con pecho angosto, se asoman estrujadas, entre andamios miedosos, queriendo saber dónde empieza el campo.
127. Ahí se pierde cada cual a sí mismo por amor al otro. Pierde igualmente al otro, y a muchos más que aun habían de llegar. Pierde también un sin fin de horizontes y de posibilidades, trocando el flujo y reflujo de posibilidades de sutil presentimiento por un estéril desconcierto, del cual ya nada puede brotar.
128. A pesar de todo, el verano llega. Pero sólo para quienes sepan tener paciencia, y vivir con ánimo tranquilo…
129. A todo aquello que a través de mi infancia sin nombre aún refulge, como el agua, le voy a dar tu nombre en el altar que está encendido de tu pelo y rodeado, leve, con tus pechos.
130. Las obras de arte son de una infinita soledad, y con nada se pueden alcanzar menos que con la crítica. Sólo el amor puede captarlas y retenerlas, y sólo él puede tener razón frente a ellas.
131. Amar es una oportunidad, un motivo sublime que se ofrece a cada individuo para madurar y llegar a ser algo en sí mismo, para volverse mundo.
132. Sólo son malas y peligrosas las tristezas que se llevan entre la multitud para que ella las oculte.
133. Como un árbol en la costa de los limones llevabas tus pequeños pechos leves hacia adentro del murmullo de su sangre de aquel dios.
134. Aquéllas que casi envidias, las abandonadas, las encuentras mucho más amantes que las saciadas.
135. Hay mucha gente en el mundo, pero todavía hay más rostros, pues cada uno tiene varios.
136. Pero todo aquello que tocamos, tú y yo, nos une, como un golpe de arco, que una sola voz arranca de dos cuerdas.
137. No olvides nunca formular tu deseo. Creo que no se cumplen, pero hay deseos a largo plazo que duran toda la vida, de modo que no podía esperarse su cumplimiento.
138. Y a tientas va marchando hasta el estanque y se para después a oír en torno: y las casas están pálidas todas y las encinas mudas…
139. Entre el día y el sueño estoy en casa donde suenan campanas de oración y muchachas, cohibidas por ecos que se extinguen, se apoyan fatigadas en el brocal del pozo.
140. Cuanto más se ve, más propia, más personal, más única se hace una vida.
141. Empieza siempre de nuevo la alabanza siempre inalcanzable. Piensa: el héroe sigue en pie, aun el ocaso fue para él sólo un pretexto para ser: su último nacimiento.
142. Por ti, para que tú un día llegaras, ¿no respiraba yo a media noche el flujo que ascendía de las noches? Porque esperaba, con magnificencias casi inagotables, saciar tu rostro cuando reposó una vez contra el mío en infinita suposición.
143. No hará casa el que ahora no la tiene, el que ahora está solo lo estará siempre, velará, leerá, escribirá largas cartas, y deambulará por las avenidas, inquieto como el rodar de las hojas.
144. El mundo es un telón de teatro tras el cual se esconden los secretos más profundos.
145. Haz que sazonen los últimos frutos; concédeles dos días más del sur, úrgeles a su madurez y mete en el vino espeso el postrer dulzor.
146. Y hay un tilo, que es mi árbol predilecto: y todos los veranos que en él callan se vuelven a mover en las mil ramas y entre el día y el sueño vuelven a despertar.
147. Las críticas son cartas al público que ningún autor tiene que abrir ni leer.
148. En la vida no hay clases para principiantes; en seguida exigen de uno lo más difícil.
149. Pero a las amantes la exhausta naturaleza las recoge en su seno, como si no hubiera fuerzas para lograr esto dos veces.
150. Sí, las primaveras de veras te necesitaban. Varias estrellas pedían que las rastrearas. Se alzaba en el pasado una ola hacia ti, o cuando pasabas por una ventana abierta, se te entregaba un violín.
Nuestra selección de Frases de Rilke terminan aquí, dejándonos constatar que sus citas nos permiten aproximarnos a una de las grandes figuras de la literatura universal. Eso sí, no concluiremos sin que antes nos cuentes tus impresiones. ¿Qué te ha parecido el listado?, ¿Conocías a este escritor checo?, ¿Cuál de estas frases de Rilke es tu favorita? Comparte tu opinión en los comentarios, nos encanta leerla. 🙂