Los poemas de Richard Siken no son simples versos; son un torbellino de emociones crudas, imágenes que cortan como cuchillos y confesiones que resuenan en lo más profundo del alma. Este poeta estadounidense, conocido por su obra Crush, no teme adentrarse en los territorios más oscuros del deseo, la pérdida y la obsesión. Leer a Siken es como abrir una puerta a un universo caótico, donde cada palabra parece cargada de una urgencia visceral.

En sus poemas, el lenguaje fluye con una intensidad cinematográfica, envolviendo al lector en escenas que son a la vez hermosas y devastadoras. Si alguna vez te has sentido perdido en el laberinto de tus propios pensamientos, los poemas de Richard Siken te recordarán que no estás solo, que otros también han habitado ese lugar. Acompáñanos en Frases de la Vida a descubrir su mundo poético y a explorar por qué su obra sigue fascinando a lectores de todo el mundo.

Los mejores poemas de Richard Siken

Richard Siken poemas

1. Sherezade

Cuéntame ese sueño en el que sacamos los cuerpos del lago
y los vestimos con ropa seca.

Lo tarde que era, y nadie podía dormir, y los caballos corrían
hasta olvidar que eran caballos.

No es como el árbol, cuyas raíces finalmente se detienen,
es más bien como una canción que suena en la radio de un policía,
cómo enrollábamos la alfombra para bailar, y los días
eran de un rojo brillante, y cada vez que nos besábamos había otra manzana
que cortar en pedazos.

Mira la luz a través del cristal. Quiere decir que es mediodía, quiere decir
que somos inconsolables.

Cuéntame que todo esto, y el amor también, nos destrozará.

Estos, nuestros cuerpos, poseídos por la luz.

Cuéntame que nunca nos acostumbraremos.

Este es uno de los poemas de Richard Siken que nos envuelve en un sueño lúcido donde el amor y la pérdida se entrelazan como una canción infinita. Sus imágenes nos recuerdan que, como la luz que atraviesa el cristal, somos frágiles, inconsolables y profundamente humanos. Un poema que transforma lo efímero en eterno.

2. Improvisación en la orilla

Me quito las manos y te las doy, pero no
las quieres, así que las cojo de nuevo
y me las pongo mal, en la muñeca equivocada. El patio está oscuro,
los tomates están junto a la pared encalada,
el libro que hay en la mesa trata de España,
las ventanas están cerradas a cal y canto.

Esta noche piensas en ciudades bajo cúmulos
de nieve y te observo como si estuviera mirando a través de una ventana,
contando pájaros.

Buscabas la felicidad, y no te culpo,
y quizá una boca tiene pinta ridícula si no deja de hablar del gozo,
pero dime
que esto te encanta, dime que no eres infeliz.

Haces tus cábalas, te temes lo peor.
El pueblo costero. La valla electrificada.

Dibuja un círculo con un trozo de tiza. Imagínate de pie bajo un constante
cono de luz. Imagina rendirse. Imagina ser inútil.

Una piedra en el camino significa que el té aún no está listo,
una piedra en la mano es que alguien se ha enfadado, la piedra en tu interior
aún no ha tocado fondo.

Aquí Richard Siken nos confronta con la desconexión y el peso de lo no dicho. A través de imágenes cotidianas y simbólicas, el poema refleja la lucha interna entre buscar sentido y aceptar el caos. Como muchos poemas de Richard Siken, este nos invita a abrazar la vulnerabilidad y cuestionar qué significa rendirse frente a uno mismo.

3. Mundo visible

La luz del sol derramándose por tu piel, tu sombra
plana sobre el muro.

El amanecer rompía los huesos de tu corazón como si fueran ramitas.

Esto no te lo habías esperado:

El dormitorio se puso blanco, la luz astronómica
te vapulea como una oleada de puños.

Te llevaste la mano a la cara como
para esconderla, los dedos rosáceos ya son dorados mientras la luz
brota directa al hueso,
como si fueras esa pequeña habitación encerrada en cristal,
con cada mota de polvo iluminada.

La luz no es ningún misterio,
el misterio es que haya algo que permita que la luz
siga atravesando.

En este caso, Siken convierte la luz en una presencia brutal y reveladora, que expone tanto lo físico como lo espiritual. Es uno de los poemas de Richard Siken que cuestiona nuestra capacidad de ser vulnerables frente a la claridad, recordándonos que, más allá de la luz, el verdadero misterio reside en nuestra apertura a ser atravesados por ella.

4. Mientras tanto

Conduciendo, perros ladrando, cómo te acostumbras, cómo haces que
la nueva calle sea tuya.
Árboles fuera de la ventana y un sonido de big band que te hace sentir que
todo está bien,
una sensación que dura tal vez una canción,
los paréntesis cerrándose a tus espaldas.
La manera en que nos movemos a través del tiempo y el espacio, o solo del tiempo.
La forma en que es de noche por muchas millas, y luego de repente
no lo es, es el desayuno

y estás parado en la ducha por más de una hora,
sosteniendo la barra de jabón contra la luz.
Yo haré guardia. Regaré el jardín.
Anudaré la corbata e iré al trabajo. Desanudaré la corbata e iré a dormir.
Duermo. Sueño. Invento cosas
que nunca diría. Las digo muy quedamente.
Los árboles al viento, las farolas encendidas,
el chasquido y destello de cigarrillos
fumándose en el césped, y solo un pequeño beso antes de decirnos buenas noches.

Gira como una rueda dentro de ti: verde amarillo, verde azul,
verde, hermoso verde.
Es simple: no se ha acabado, acaba de empezar. Es verde. Aún es verde.

Podemos ver como captura la cotidianidad con una mezcla de nostalgia y esperanza. Los ciclos de tiempo y espacio, en su aparente monotonía, esconden destellos de belleza y renovación. Como tantos poemas de Richard Siken, este nos recuerda que incluso en lo simple, lo verde y lo constante, hay un comienzo esperando ser descubierto.

Admirando la grandeza de Siken

Los poemas de Richard Siken son un testimonio poderoso de cómo las palabras pueden capturar el caos de la existencia y transformarlo en arte puro. Si aún no has explorado su obra, este es el momento perfecto para sumergirte en su universo poético. Incluso, cuenta con una comunidad apasionada en Reddit.

¿Qué versos de Richard Siken han resonado contigo? Comparte tus pensamientos en los comentarios y continuemos la conversación sobre este poeta que, con cada palabra, deja huellas imborrables en el alma. ¡Te leemos!