Es momento de compartir las frases de Stefan Zweig, uno de los escritores que presenció los terrores del antisemitismo ante la llegada de Hitler al poder de Alemania. Por lo que en sus libros pronto manifestó la desaprobación de estas prácticas que desataron la guerra, pues él estaba en contra de la violencia y siempre creyó en la unidad de Europa a través del pacifismo. En una ocasión, los nazis fueron a la casa del judío austriaco con el pretexto de buscar armas, Zweig pudo huir y a partir de ello comenzaría su exilio. Desde entonces se situó en diversos países del continente, una vez en Londres cambio su nacionalidad a británica.
Gracias a sus constantes viajes pudo conocer a mucha gente y trabar amistades con personalidades como Herman Hesse, Joseph Roth, Eugen Relgis, Rainer Maria Rilke, Arturo Toscanini, entre otros. Realizó biografías, ensayos, traducciones, obras de teatro, notas periodísticas y novelas, en estas últimas hizo un ejemplar desarrollo de la psicología de sus personajes. Tres años antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial, en un intento de alejarse de ella, Zweig se fue con su segunda esposa a Brasil para rehacer sus vidas, pero el pesimismo pudo más y la pareja se suicidó después de que el escritor dejara una carta donde explicaba su desaliento ante la destrucción de su patria.
Para que puedas conocer más de cerca a este gran pensador, en Frases de la Vida tenemos para ti las profundas frases de Stefan Zweig. ¡No te las pierdas!
70 Frases de Stefan Zweig| Un opositor del régimen nazi
1. Los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.
2. Aquellos que anuncian que luchan en favor de Dios son siempre los hombres menos pacíficos de la Tierra. Como creen percibir mensajes celestiales, tienen sordos los oídos para toda palabra de humanidad.
3. El amor es como el vino, y como el vino también, a unos reconforta y a otros destroza.
4. Toda ciencia viene del dolor. El dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás.
5. Pero llamarle juego, ¿no es limitarle injuriosamente? ¿No es también una ciencia, un arte algo sutil que está suspendido entre uno y otro jugador, como el féretro de Mahoma entre el cielo y la tierra? El juego ha demostrado, sin embargo, ser más perdurable, a su modo, que los libros o que cualquier otro monumento este juego único, que pertenece a todos los pueblos y a todos los tiempos, y del que nadie sabe cuál de los dioses hizo don a la tierra para matar el tedio, para aguzar el ingenio y estimular el alma.
6. En algunas ocasiones no es nada más que una puerta muy delgada lo que separa a los niños de lo que nosotros llamamos mundo real, y un poco de viento puede abrirla.
7. No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre.
8. No es hasta que nos damos cuenta de que significamos algo para los demás que no sentimos que hay un objetivo o propósito en nuestra existencia.
9. Primera muestra de una auténtica vocación política lo es, en todo tiempo, que un hombre renuncie desde el principio a exigir aquello que es inalcanzable para él.
10. De entre todas aquellas personas, las más dignas de lástima para mí (como si ya me hubiera asaltado un presentimiento de mi futuro destino) eran las que no tenían patria o, peor aún, las que, en lugar de una patria, tenían dos o tres y no sabían a cuál pertenecían.
11. Y de nuevo como en la víspera, se apoyó exhausto en la mesa, el semblante pálido, pero todavía surcado por pequeños temblores y estremecimientos de los nervios y en la mirada brillaba extrañamente la voluptuosidad de la efusión todavía viva como la de la mujer que acaba de desasirse de un poderoso abrazo.
12. En la vida, los destinos están casi siempre separados: quienes comprenden no son los ejecutores, y quienes actúan no comprenden.
13. ¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?
14. ¿Puede acaso explicarse que ciertos individuos, que ni siquiera saben nadar, intenten lanzarse desde lo alto de un puente para salvar a alguien que se ahoga? Esos individuos se mueven sencillamente a impulsos de una fuerza mágica; una fuerza los impele antes de que tengan tiempo a darse cuenta de se insensata temeridad; y exactamente así, sin meditarlo, sin una consciente reflexión, seguí yo a aquel desgraciado desde la sala de juego al vestíbulo del Casino, y desde el vestíbulo a la terraza.
15. Y eso era justamente lo que pretendían, que me intoxicara cada vez más con mis propios pensamientos, hasta que ya no pudiera más y los tuviera que escupir, que vomitar, y tuviese que confesar.
16. El que no tiene patria posee el mundo, el que se ha desprendido de todo posee la vida entera y el que no tiene culpa goza de paz.
17. Querer jugar contra uno mismo representa, en definitiva, una paradoja tan grande como querer saltar sobre la propia sombra.
18. No te culpo, te quiero tal como eres, ardiente y distraído, olvidadizo, entregado e infiel, te quiero así, sólo así, como siempre has sido y como aún eres.
19. Y de nuevo, cuando terminó de repente con un pasaje del discurso de Goethe sobre Shakespeare, nuestra excitación se desvanecio bruscamente.
20. La máquina de 1792, la guillotina, inventada para suprimir toda resistncia contra el Estado, es una herramienta torpe comparada con la maquinaria policíaca, combinada y refinada por la superioridad espiritual del José Fouché de 1799.
21. La gratitud nos hace felices porque son raras las ocasiones en que se nos hace visible; toda delicadeza nos produce un efecto saludable, y para mí, naturaleza fría y mesurada, aquella superabundancia de sentimiento significaba algo nuevo, agradable y felicísimo.
22. No hay nada en el mundo que sea equiparable al secreto amor de una niña que permanece en la penumbra y tiene pocas esperanzas.
23. Talleyrand define con enojo el cargo de ministro de Policia: «El ministro de Policia es un hombre que se ocupa, en primera línea, de todos los asuntos que le importan, y en segundo lugar, de todos los que no le importan.
24. El momento apasionado que se apaga sin dejar rastro en el humo del olvido.
25. Pues la ambición sólo se inflama ante lo azaroso del éxito y el logro fácil, pero nada eleva el corazón de modo tan espléndido como la caída de un hombre en lucha contra el predominio invencible del destino. Esa es la más grandiosa tragedia de todos los tiempos, la que de cundo en cuando logra crear algún poeta, y la vida miles de veces.
26. Este es uno de los secretos de casi todas las revoluciones y el destino trágico de sus caudillos: sin tener sed de sangre, verse obligados a derramarla.
27. Y lentamente, de su oscuro miedo empezó a brotar algo que todavía no era felicidad, pero sí un asombro ante la diversidad de la vida.
28. El origen del juego del ajedrez se pierde en la noche de los tiempos, y, sin embargo, resulta siempre nuevo; su marcha es mecánica, pero su resultado se debe siempre a la imaginación de los jugadores.
29. No me reconociste, ni entonces ni en ningún otro momento, nunca me has reconocido. ¿Cómo te puedo describir, querido, la decepción de aquel instante? Por primera vez fui consciente de estar predestinada a que no me reconocieras durante toda mi vida.
30. (Fouché) tan invisible y activo como el mecanismo de un reloj.
31. Quisiera una lengua que estuviera por encima de las lenguas, una lengua a la que sirvieran todas las demás. No puedo expresarme del todo en inglés sin incluirme en una tradición.
32. Pero incluso con sus favoritos, el destino no siempre se muestra magnánimo. Rara vez conceden los dioses a los mortales más de una hazaña única e imperecedera.
33. ¡Cómo vivían al margen de todas las crisis y los problemas que oprimen el corazón, pero a la vez lo ensanchan!
34. Jamás!» grita indignado. Pero ya sabemos por la Historia que ese «jamás» de los reyes, de los políticos y de los generales suele casi siempre ser el preludio de una capitulación.
35. Nada se nos hizo, sólo que se nos situó dentro de la nada absoluta, porque, según es notorio, ninguna cosa del mundo ejerce tanta presión sobre el alma humana como la nada.
36. La medicina más segura de toda fuerza es la resistencia que vence.
37. De entre todas aquellas personas, las más dignas de lástima para mí (como si ya me hubiera asaltado un presentimiento de mi futuro destino) eran las que no tenían patria o, peor aún, las que, en lugar de una patria, tenían dos o tres y no sabían a cuál pertenecían.
38. Una palabra de honor siempre sirve a la mujer de barandilla para agarrarse antes de caer.
39. Toda nuestra fantasía y toda nuestra lógica no pueden facilitarnos sino una idea insuficiente del origen de una obra de arte.
40. El derecho impone también deberes y que el amor más puro acaba por fatigarse si no se siente correspondido.
41. Conozco mejor la vida porque muy a menudo he estado en trance de perderla.
42. De noche se ven unas llamas en las tinieblas, por lo que Magallanes da el nombre de Tierra del Fuego a la que acaban de descubrir.
43. El erasmista, el que cree en la humanidad, tiene que fomentar en su círculo vital más próximo la unión y no la división, no puede reforzar lo parcial en su parcialidad ni lo hostil en su.
44. Ya no se trataba de dos rivales que quisieran medir en el juego sus propias fuerzas, eran ahora dos enemigos que se habían jurado aniquilarse mutuamente.
45. Como animales, calientes y ávidos, caían uno sobre otro cuando se encontrban en un pasillo oscuro, detrás de una puerta, en un rincón, entre dos minutos robados; la mano quería sentir a la mano, el labio al labio, la sangre inquieta sentir a su hermana, todo buscaba febrilmente a todo, cada nervio ardía por gozar la sensualidad de un pie, de una mano, de un vestido, de cualquier parte viva de sus cuerpos anhelantes.
46. No hay cosa más insoportable que pasar toda una vida obsesionada por un sóo punto, por un sólo día de existencia.
47. Todo el que lo ve recibe la impresión de un hombre sin sangre ardiente, roja, pulsante. Y, efectivamente, también en lo psíquico pertenece a la raza de los flemáticos, de los temperamentos fríos. No conoce pasiones recias, avasalladoras; no es arrastrado hacia las mujeres, ni hacia el juego; no bebe vino, no le tienta el despilfarro, no mueve sus músculos, no vive más que en su estudio, entre documentos y papeles. Nunca se enfada visiblemente, nunca vibra un nervio de su cara. Sólo una leve sonrisa, cortés, mordaz, se contraen esos labios afilados, anémicos; nunca se observa bajo esta máscara gris, terrosa, aparentemente desmadejada, una verdadera tensión; nunca delatan los ojos, bajo los párpados pesados y orillados, su intención, ni revela sus pensamientos con un gesto. Esta sangre fría, imperturbable, constituye la verdadera fuerza de Fouché.
48. Lo que denominamos el mal es la inestabilidad inherente a la humanidad entera que lleva al hombre fuera de sí, más allá de sí, hacia un algo insondable, exactamente igual que si la Naturaleza hubiese infundido en nuestra alma una irremediable porción de inestabilidad, procedente de sus restos de antiguo caos.
49. A la tierra fría se lleva, celoso, sus secretos, para subsistir él mismo como un secreto todo escrúpulo y tinieblas, figura siempre hermética, impenetrable. Pero precisamente por eso seduce e incita el juego inquisitivo, que él mismo ejercía tan magistralmente, a intentar descubrir, en la huella fugaz, todo el rumbo laberíntico de su vida y adivinar en su destino, lleno de vicisitudes, la estirpe individual de quien fue el más excepcional de los hombres políticos.
50. Pero llamarle juego, ¿no es limitarle injuriosamente? ¿No es también una ciencia, un arte algo sutil que está suspendido entre uno y otro jugador? […] Es un pensamiento que no conduce a nada, una matemática que no establece nada, un arte que no deja obra, una arquitectura sin materia…
51. Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea». (Prefacio de «El mundo de ayer»).
52. Usted no encuentra, pues, odioso, despreciable, que una mujer abandone a su marido y a sus hijas para seguir a un hombre cualquiera, del que nada sabe, ni siquiera si es digno de su amor? ¿Puede usted realmente excusar una conducta tan atolondrada y liviana en una mujer que, además, no es ya una jovencita y que siquiera por amor a sus hijas hubiese debido preocuparse de su propia dignidad?
53. No basta que el artista esté inspirado para que produzca. Debe, además, trabajar y trabajar para llevar esa inspiración a la forma perfecta. La fórmula verdadera de la creación artística no es, pues, inspiración o trabajo, sino inspiración más trabajo, exaltación más paciencia, deleite creador más tormento creador.
54. Queda expatriado para siempre y encuentra su verdadero » yo»: príncipe sin ley, apátrida feliz, sin hogar, sin bienes, alejado para siempre de las mezquindades de la patria y de toda sujeción patriótica, ya no hay para él otra perspectiva que la vista de pájaro del » buen europeo», de «esta clase de hombre esencialmente nómada y que está más allá de la idea de nacionalidad», un nuevo hombre cuya llegada inevitable siente Nietzsche en la atmósfera, y en ese punto de vista fija su residencia, su reino, que pertenece al porvenir.
55. Sus ojos se niegan a mirar atrás, a nuestra desdichada tierra que desde hace siglos anhela la paz y la unidad y que aún no las ha conseguido. Una vez más, en medio de la niebla, se desvanece en lontananza la eterna quimera de un mundo humanizado.
56. La hazaña de Magallanes supera a todas las de su tiempo y significa para nosotros una gloria singular en medio de sus glorias: la de no haber inmolado, como ocurre la mayor parte de las veces, la vida de miles y centenares de miles por su idea, sino solamente la propia vida.
57. En toda la noche no pude pensar sino en ti, aun antes de conocerte. Yo sólo tenía una docena de libros baratos, encuadernados con cartones rotos, y los quería más que a nada en el mundo, los leía una y otra vez. Y ahora me asediaba la pregunta de cómo sería el hombre que poseía y había leído tantos y tan maravillosos libros.
58. Este estar cerca y a la vez lejos de ella, sin ver ni un reflejo de su pelo, sin oír siquiera una palabra medio ahogada de su voz y, sin embargo, con las almas estrechamente entrelazadas, le resulta un tormento insoportable.
59. [… ] la sola idea de un libro con palabras alineadas, renglones, páginas y hojas, la sola idea de un libro en el que leer, perseguir y capturar pensamientos nuevos, frescos, diferentes de los míos, pensamientos para distraerse y para atesorarlos en mi cerebro, esa sola idea era capaz de embriagarme y también de serenarme.
60. La noticia de la muerte del famoso Duque de Otranto no despierta, de momento, gran curiosidad en el mundo. Únicamente un humo delgado y pálido de recuerdo se levanta fugazmente de su nombre extinguido y se deshace, casi sin dejar rastro, en el cielo apacible del tiempo.
61. Y por mucho calculadores sagaces y fríos que repitan la falta de perspectivas del erasmismo y la realidad parezca darles la razón, siempre será asimismo necesario que haya quien resalte lo que une a los pueblos en vez de separarlos y renueve en el corazón de la humanidad la credibilidad de la idea de una época futura más humana.
62. La historia no tiene tiempo para ser justa. Como frío cronista no toma en cuenta más que los resultados.
63. Pero aun las ideas, por más insustanciales que parezcan, necesitan un punto de apoyo, de lo contrario empiezan a girar insensatas en derredor de sí mismas; ellas tampoco soportan la nada. De la mañana a la noche esperaba alguna.
64. ¿Cómo no iban a apodersarse los deliriros de grandeza de un campesino del Banato si de pronto, a los veintiún años, con sólo mover unas figuritas sobre un tablero de madera, ganaba más en una semana que su pueblo entero en todo un año de talar bosques y realizar las tareas más duras?
65. Pero el tiempo es un aliado oportunista a incierto; se colocó siempre en el bando de los fuertes y deja despreciativamente en el atolladero al que confía en él sin moverse.
66. Sólo porque creía conocer un secreto le fue posible a Magallanes descifrar el secreto geográfico más grande de su época. Solo.
67. La suma de todas las dificultades vencidas es la que, al fin y a la postre, da la medida de un hecho y del hombre que lo lleva a cabo.
68. En el dolor uno se hace cada vez más sensible; es el sufrimiento quien prepara y labra el terreno para el alma, y el dolor que produce el arado al desgarrar el interior, prepara todo fruto espiritual.
69. Y creo que si me llamaras cuando ya estuviera reposando en mi lecho de muerte, tendría la fuerza suficiente como para levantarme e ir hacía a ti.
70. No hay dicha para aquel que no ha recorrido el camino del dolor.
Hasta aquí hemos llegado con este listado de frases de escritor que muestran el activismo social de Stefan Zweig, quien siempre se promulgó en contra del nazismo. ¿Qué te pareció este artículo?, ¿ya conocías a este pensador?, ¿has leído alguno de sus textos?, ¿cuál de las frases de Stefan Zweig es tu favorita? Cuéntanos, en Frases de la Vida nos complace saber tu opinión.