La literatura es un universo fascinante, en el que cada creador diseña un mundo conforme a su intelecto e imaginación. Hay escritores románticos como Jane Austen. Otros que le apuestan a la fantasía del realismo mágico, como Gabriel García Márquez. Y otros más, que diseñan universos de terror, como Edgar Allan Poe. Hoy queremos hablarte de la obra en poesía de una mujer que hizo amplia carrera en el mundo de las letras. Fue periodista, reportera, traductora, escritora de novelas, cuentos infantiles y de poesías. En esta oportunidad te contamos sobre los más lindos poemas de Clarice Lispector. ¡Acompáñanos!

Índice

Quién fue Clarice Lispector

poemas de lispector

Los libros de Clarice Lispector ya son una notable tarjeta de presentación sobre su vida. Pero algunos datos de su biografía también nos llaman poderosamente la atención. Nació en Chechelnik, la Unión Soviética, el 10 de diciembre de 1920. Pero la mayor parte de su vida y de su carrera las hizo en Brasil. De hecho, es el país en donde muere, en 9 de diciembre de 1977. Pasó a la historia como una de las escritoras brasileñas más importantes del siglo XX.

Ella misma se definió bajo un «No estilo». En él, abría las puertas a miles de detalles de la cotidianidad, y a una magistral forma de trabajar los relatos en primera persona. A continuación queremos compartir contigo nuestros favoritos entre los poemas de Clarice Lispector, una mujer que sigue conquistando lectores, a más de un siglo de su muerte.

5 poemas de Clarice Lispector que debes conocer

1. Para no parecer boba

Iniciamos nuestro recorrido por los más entrañables poemas de Clarice Lispector con esta preciosa poesía, que invita a las mujeres a trabajar en la riqueza y el desarrollo de su intelecto,

¿Nunca leíste de pequeña el cuento de una princesa
muy guapa pero que –por la maldición de un hada mala–
no podía abrir la boca sin que le saliesen sapos, lagartos y
ratones?
Pues la manera moderna de que salgan «sapos y culebras» de la linda boca de una joven es decir muchas tonterías con los labios perfectamente maquillados. Pero esto no
sucede por la maldición de un hada mala, sino por ignorancia, por falta de cultura. Una de esas «princesas» modernas,
al escuchar una conversación sobre Hemingway, preguntó:
«¿Cuál es la última película que ha hecho?».
Leer es una costumbre que todo el mundo debería tener.
No queremos decir con eso que todos lean «cosas difíciles».
Incluso una revista bien informada –y bien leída– puede ser
una fuente de cultura que al menos evite «sapos y culebras»

2. No es que morir nos duela tanto

El siguiente entre los poemas de Clarice Lispector es una reflexión sobre la vida y la muerte, y las diferentes expectativas y sentimientos que se mueven en torno a aquello que es desconocido.

No es que morir nos duela tanto
es vivir lo que más nos duele
pero el morir es algo diferente
un algo detrás de la puerta.

La costumbre del pájaro de ir al Sur
antes que los hielos lleguen
acepta una mejor latitud
nosotros somos los pájaros que se quedan.

Los temblorosos, rondando la puerta del granjero
mendigando su ocasional migaja
hasta que las compasivas nieves
convencen a nuestras plumas para ir a casa.

3. Hora y tiempo para todo

Otro de nuestros favoritos entre los poemas de Clarice Lispector es «Hora y tiempo para todo». En estas líneas, la autora reflexiona sobre el estilo, la belleza y la feminidad, y como es importante adecuarnos a cada situación, para lucir bien y acordes en todo momento.

¿Por qué hay mujeres que nunca se acuerdan de mirar el reloj cuando van a salir?
Por eso es normal verlas, por la mañana temprano, camino de la oficina,
ya cargadas de pinturas, joyas y perfumes, ostentando vistosos atuendos.
No notan el ridículo que hacen.
Otras, exagerando lo que pretenden que sea su sencillez, se presentan en cualquier lugar, en horario nocturno, a veces incluso en reuniones en casas particulares, con sandalias, faldas y blusas deportivas, cuando no con pantalones y los peinados menos indicados.

Una mujer elegante no hace esto.
Para ésta el lugar y la hora son factores importantes para la tarea de vestirse bien y presentarse bien.
Tan importantes como la edad en relación con la moda, el maquillaje y el peinado.
Si no quieres ser objeto de críticas irónicas, de risitas,
antes de empezar a arreglarte, antes de elegir el peinado y el vestido que vas a llevar,mírate primero a ti misma: «¿qué edad aparento?».
Después tu tipo: «¿no estaré un poco gorda (o delgada) para llevar esto?».
Después el reloj.
Todo esto, claro, después de haber decidido si vas a un lugar donde se exige ropa deportiva o traje de vestir.

4. Estar ocupada

Como te podrás dar cuenta, muchos de los poemas de Clarice Lispector tienen que ver con el hecho de ser mujer, las realidades y los desafíos a los que se enfrentan las féminas. Aún más en la época en que vivió. «Estar ocupada», es otra muestra de ello.

Si te sobra demasiado tiempo, hasta el punto de conocer
una de las peores cosas de la vida –el tedio–, piensa en estas
posibles ocupaciones:
–Explotar las aptitudes con las que has nacido o las que
has adquirido y que podrían desarrollarse.
–Hacer de algunas de tus aptitudes un medio de trabajo
regular, remunerado.
–Aplicar tu bondad a servir a cuantos la necesiten.
–En vez de comprar todas las cosas que tú o tu familia
necesitáis, hazlas tú misma.

5. Apariencia: todo tiene remedio

Y cerramos nuestro recorrido por los poemas de Clarice Lispector con este que se cuenta entre nuestros favoritos. Y es que habla de la belleza física, pero desde el punto de vista del impacto que ésta tiene en nuestra autoestima y seguridad.

¿Eres «moralmente» tan anticuada que consideras la vanidad femenina una frivolidad? Ya deberías saber que las mujeres quieren sentirse guapas para sentirse amadas. Y
querer sentirse amada no es una frivolidad.
Si piensas que «has nacido» así y que no tiene remedio,
ten la seguridad de que estás desistiendo de algo muy importante: de tu propia capacidad de atraer. ¿Quieres saber algo? La obesidad tiene remedio. El pelo sin vida tiene
remedio. Una cara sin gracia tiene remedio. Todo tiene remedio.
¿La solución? La solución es no ser una mujer desanimada y triste. Y la otra solución es tener como objetivo ser «tú misma», pero más atractiva, y no alcanzar un tipo de belleza
que nunca podría ser el tuyo.

Y si te llama la atención la obra y el pensamiento de esta escritora, no te pierdas nuestra selección de las mejores frases de Clarice Lispector. ¡Nos encontramos en un próximo artículo!